Amazon se encuentra en una encrucijada con su asistente de voz, Alexa. Según un informe reciente de Fortune, la versión más conversacional e inteligente de Alexa que Amazon presentó el año pasado está lejos de estar lista y puede que nunca llegue a materializarse. Esta noticia pone en duda el futuro de Alexa y plantea la posibilidad de que se convierta en una advertencia sobre cómo una tecnología potencialmente revolucionaria puede quedar estancada si no se maneja correctamente.
El informe de Fortune, basado en entrevistas con más de una docena de ex empleados de Amazon, pinta un panorama desalentador. Estos ex empleados relatan historias de disfunción organizativa y desafíos tecnológicos que impidieron que la compañía dominara el campo de la inteligencia artificial (IA). Mientras tanto, Amazon asegura que las afirmaciones de los ex empleados son obsoletas y no reflejan el estado actual del modelo de lenguaje de Alexa (LLM, por sus siglas en inglés).
Sin embargo, la realidad parece ser que las cosas no están avanzando tan bien como se esperaba. La versión mejorada de Alexa, que se presentó en el evento de hardware de otoño del año pasado, aún no se ha lanzado más allá de una vista previa limitada. Y, según Fortune, aunque Amazon eventualmente podría lanzar una mejor versión basada en LLM, no estará cerca de lo que podría haber sido.
Obstáculos internos y externos
Uno de los principales problemas que enfrenta Amazon es la necesidad de navegar por una pila tecnológica existente y defender un conjunto de características ya establecidas. Esta situación contrasta con empresas como OpenAI y su popular ChatGPT, que no tienen ese lastre. Básicamente, la antigua Alexa está obstaculizando el desarrollo de la nueva Alexa.
Fortune cita a empleados que aseguran que Amazon aún no ha encontrado la manera de combinar las capacidades actuales de Alexa con las nuevas funcionalidades prometidas. Un empleado comentó que el mensaje dentro de la empresa después del evento de demostración fue que “necesitamos quemar el puente con el antiguo modelo de IA de Alexa y pivotar para trabajar solo en el nuevo”.
Además de los desafíos tecnológicos, Amazon también ha tenido problemas con su estructura organizativa descentralizada. Miles de personas trabajando en Alexa están divididas en varios equipos, lo que genera fricciones y frustraciones. Mihail Eric, un científico investigador que dejó la compañía en 2021, culpó a la estructura organizativa de Amazon y a la insistencia de vincular la investigación con el lanzamiento de productos por el fracaso de su trabajo en Alexa. Según Eric, si su trabajo se hubiera realizado correctamente, podría haber sido el origen de un ChatGPT de Amazon.
Amazon también ha luchado para lograr que su LLM de Alexa realice llamadas a API de manera consistente y efectiva. Estas llamadas son fundamentales para que Alexa interactúe con otros dispositivos y servicios de terceros, como dispositivos inteligentes para el hogar y servicios de música. Además, entrenar al LLM para entender el lenguaje natural ha sido otro desafío. Aunque hay millones de dispositivos Alexa en uso, los clientes se han acostumbrado a hablar en un «lenguaje Alexa» específico y no interactúan de manera conversacional con el dispositivo.
La respuesta de Amazon
A pesar de estos obstáculos, Amazon sigue comprometido con el crecimiento de su asistente de voz. Kristy Schmidt, portavoz de Amazon, afirmó que la visión de la compañía para Alexa sigue siendo la misma: construir el mejor asistente personal del mundo. Según Schmidt, la inteligencia artificial generativa ofrece una gran oportunidad para mejorar Alexa, y la compañía ya ha integrado esta tecnología en diferentes componentes de Alexa. Amazon está trabajando arduamente para implementar esta tecnología a escala en los más de medio billón de dispositivos habilitados para Alexa en hogares de todo el mundo, con el objetivo de proporcionar una asistencia más proactiva, personal y confiable para sus clientes.
El ex jefe de dispositivos y servicios de Amazon, Dave Limp, dejó la compañía poco después del evento de otoño. Su reemplazo, Panos Panay, ex director de productos de Microsoft, lleva poco más de seis meses en el cargo. Con el otoño de 2024 a la vuelta de la esquina, la pregunta es si Amazon podrá cumplir alguna de sus promesas con respecto a Alexa.
En definitiva, podemos decir que el futuro de Alexa es incierto. Amazon se enfrenta a grandes desafíos tanto internos como externos. La historia de Alexa podría convertirse en un caso de estudio sobre cómo las grandes ambiciones tecnológicas pueden tropezar con la realidad de la implementación y la gestión organizativa.