Vamos a tratar de explicar que hay detrás del sonido que se percibe en un amplificador a válvulas . Ese tono cálido del que muchas veces hemos oído hablar. Vaya por delante la siguiente premisa. Es imposible replicar un concierto en un aparato. Insisto, IMPOSIBLE. Algunos después de esto podréis dejar de leer este artículo porque no vais a conseguir este propósito. Y me explico.
La experiencia tanto a nivel auditivo como de interacción con los artistas es absolutamente irremplazable. Por una parte está claro que siendo personas, la interacción con otras, véase músicos y público, hace que nuestra percepción de ese momento sea de una manera y no de otra. Es decir, ni percibimos igual un concierto en el que el único asistente seamos nosotros, ni es lo mismo que los músicos estén o no en la sala, o estén detrás de un telón.
Esto claramente alude a nuestra necesidad de interactuar con otras personas. Y a nivel sonoro, a pesar de que se ha avanzado mucho, no podemos recrear el sonido de una sala con sus músicos en directo. Las reflexiones del sonido, nuestra propia anatomía que hacen que el sonido se transmita también por el cuerpo, huesos…. dan como resultado un sonido que hoy por hoy no podemos tener en nuestra casa. Hago aquí un apunte y rompo una lanza a favor de los sellos discográficos como Nimbus Récords que han tratado de enlatar piezas musicales dando una gran importancia a la posición de sus micrófonos, y con resultados muy agradables. Pero esto sigue sin ser la realidad.
En la amplificación nos encontramos con diferentes tecnologías: amplificadores a transistores (también llamados sólidos), amplificación digital (o Clase D) y la amplificación a válvulas, esta última es la más vieja de las tres y aún perdura en el tiempo. Y os preguntaréis, ¿por qué hay gente que se gasta un dinero importante en un amplificador de estos? ¿Los guitarristas y sus amplificadores a válvulas realmente lo hacen por postureo? ¿Que hace que estos locos por el Hi-Fi se decidan a comprar un válvulas? Vayamos por partes..
Construcción de un amplificador de válvulas
Un aparato construido con soldaduras punto a punto, cable a cable, que permite al que lo crea realizar modificaciones sin tener que hacer un circuito integrado nuevo,…. no es lo mismo, siempre que esté bien hecho, que hacerlo sobre el circuito integrado al que aludimos. Desde luego para su propietario la posibilidad de realizar modificaciones puede ser un aliciente.
Pero es más: no pasa la misma cantidad de agua por una pajita que por una manguera. Trasladado al mundo de la electricidad esto es lo mismo. Un circuito integrado no puede transportar voltajes altos. Esto resta versatilidad a la tecnología de transistores, la más común para el usuario. Los válvulas llevan voltajes mucho más altos que los que usamos a nivel doméstico, y son “fácilmente modificables” por personas que sepan lo que hacen. Aunque este no sea un aspecto relacionado con el sonido, repercute en cómo suenan.
Un factor aún más importante para el aficionado es el hecho de que un simple cambio de válvulas permite mejorar (o empeorar) el resultado. A todo aquel que se acerque a un aparato así, es muy recomendable que dedique mucho tiempo en la elección de estas válvulas. Para ello, lo mejor es usar un disco con una pieza de sobra conocida y a poder ser que tenga mucha dinámica (variación entre sonidos pianissimos y fortísimos). La recompensa merece la pena. Por no hablar de la facilidad a la hora de cambiar una pieza o reparar. Esto con un amplificador de transistores no es así.
Voltaje
Y es que estos modelos de válvulas como ya hemos adelantado antes, trabajan a voltajes muy altos. Esto se traduce en su mayor capacidad de reproducir el sonido con mucha más dinámica. Mayor diferencia entre sonidos suaves y potentes (voltajes bajos y altos). Esto ya de por sí es una ventaja muy grande. Eso sí, ni se os ocurra abrir así como así un amplificador a válvulas. Esos altos voltajes son muy peligrosos.
Distorsión armónica
¿Qué es lo que le confiere ese característico sonido cálido al amplificador a válvulas? ¿Cómo es posible que una tecnología de hace un siglo sea aún totalmente válida? La respuesta está en la distorsión armónica, que hace que el oído humano lo perciba como algo agradable. Todos los amplificadores sufren en mayor o menor medida de distorsión. Ninguno es capaz de sacar exactamente la misma señal después de amplificarla.
De esta manera, todas las señales que salgan tienen añadidas alrededor de la señal original ondas que se suman a esta. El amplificador acentúa armónicos que en la señal de entrada no estaban. Son frecuencias que introduce y que resultan ser múltiplos de la frecuencia original. Cuando estos amplificadores a válvulas llegan al punto cercano de la saturación, se empiezan a notar los armónicos que resultan ser octavas por encima de la frecuencia original. De esta manera, hablamos de segunda armónica, tercera armónica….. Las armónicas pares son percibidas por el oído humano como agradables, mientras que las impares se suelen relacionar a sonidos disonantes. La sexta armónica es una excepción.
Los amplificadores a válvulas habitualmente adolecen de tener mayor distorsión armónica, y los de transistores de una mayor distorsión por intermodulación, siendo esta última mucho más desagradable. Esos armónicos pares de los válvulas son los que le dotan de ese sonido cálido.No todo son ventajas: los amplificadores a válvulas son más pesados, consumen más, su mantenimiento es mayor por la vida útil de las válvulas,….. pero son una delicia. Entonces, ¿Qué modelo comprar?
Si te gusta la música de calidad, y además escuchas música con mucha dinámica, instrumentos acústicos, voces, clásica, jazz,…. en general música que sea exigente con tus aparatos, un amplificador a válvulas puede ser un gran descubrimiento. Eso sí, hay que alimentarlo de audio de calidad y tener un equipo equilibrado.