Review LG C1: sin duda, la mejor opción para los jugadores…¿no? vamos a descubrirlo, juntos, en este exhaustivo análisis del modelo estrella de LG: la C1, una OLED que es la super ventas de la marca coreana por una enorme relación calidad-precio. Tras pasar ya casi 20 días con ella, os podemos detallar minuciosamente cada uno de los apartados que más nos han impactado de este nuevo OLED de LG. Si queréis ir preparando la lectura, siempre podéis empezar por el unboxing y primeras impresiones.
La LG OLED C1 sustituye a la popular CX, el modelo estrella del año pasado que tan buenas críticas cosechó, ya que fue la única OLED del 2020 con el puerto HDMI 2.1 completo (que explicaremos más adelante) y varias especificaciones muy preciadas por los gamers: VRR, 4K a 120 Hz, G-Sync y Freesync Premium. El modelo C1, además, añade otra característica nueva: 4K a 120 Hz y Dolby Vision, así como varias mejoras importantes (aunque sutiles) en varios aspectos de la calidad de imagen y otros campos.
El panel que ha usado LG en este modelo C1 es el panel clásico, relegando su mejor panel (EVO) al modelo G1, como ya anunció LG a lo largo del CES. El panel EVO añade algunas mejoras como una mayor resistencia a retenciones y quemados, menor ABL, un ligero aumento de brillo y un menor consumo, gracias al uso del Deuterio en las capas de fabricación del panel. Todo ello, como indicamos, tiene un impacto menor en la calidad de imagen pero si notable en el precio (la C1 se encuentra en 65 pulgadas sobre los 1700 euros mientras que la G1 es raro verla por debajo de los 2400), motivo por el que LG ha decidido no incluirlo en la C1 y asegurarse así un mejor ratio de calidad-precio.
Por lo tanto nos encontramos con una CX «vitaminada«. LG lleva años siendo muy inteligente en sus movimientos y en este 2021 lo ha vuelto a demostrar. Si algo funciona bien, no lo toques (menos el sistema operativo, como veremos), así que se ha centrado en mejorar los puntos débiles de la CX: mejor tratamiento del near-black (zonas cercanas al negro), mejor movimiento y escalado, mejor colorimetría y algunos aspectos más añadidos para los más gamers como ya os indicábamos al abrir este análisis.
Esta LG C1 se presenta hasta en 5 diagonales disponibles: 48 (este es el modelo que nos ha cedido LG España para el análisis), 55, 65, 77 y 83 pulgadas con precios en varias tiendas del mercado que empiezan en los 1199 euros para el modelo de 48 pulgadas aquí analizado, hasta los más de 5000 por el de 83 pulgadas. Como veis, la gran novedad de este año es la inclusión del modelo de 48 y de 83 pulgadas.
La C16 y la C14 son exactamente el mismo televisor, solo cambia el color de la peana (gris en la C16, negro en la C14) y que la C16 soporta el protocolo de altavoces inalámbricos WISA.
LG C1: Especificaciones técnicas
LG OLED C1 | Características |
---|---|
Panel | OLED (panel de 2021) |
Diagonal | 48 pulgadas |
Resolución | 4K UHD (3.840 x 2.160 puntos) |
Alto rango dinámico | HDR10, HLG y Dolby Vision |
Montaje | Fijo o en pared (VESA 400 x 200) |
Medidas | 618 x 1071 x 46.9 mm |
Peso | 14,9/18.9 Kg (sin/con pie) |
Conectividad (Vídeo) | 4 x 2.1 (Completos, HDCP 2.3, 40 Gbps) 2 x USB 1 x Ethernet 1 x CI+ |
Conectividad (Audio) | 1 x Salida Óptica 1 x HDMI eARC |
Sonido | 2 woofers de 10W + 2 SW (Acoustic Surface+), 2x10W |
Compatibilidad/Estándares | ARC/eARC Sintonizador DVB-T2 + 2 x DVB-S2 WiFi (AC) Bluetooth 4.2 Chromecast Integrado Apple AirPlay 2 & HomeKit |
Capacidad de reproducción | MPEG4 HEVC VP9 Perfil 2 |
Sistema Operativo | WebOS 6.0 |
Control | Mando a distancia (retroiluminado) App |
Diseño, mando y sonido
LG continúa con su diseño de un soporte monolítico y pesado para su gama C, lo cual es un acierto total. No hay patas que ocupen innecesariamente todo el ancho del mueble, solo la parte indispensable: el del propio soporte. El soporte en si está muy cuidado, con un acabado finalizado en metal plateado y el logo «LG OLED» en el lado derecho, además que sube la altura del televisor unos 5 centímetros, lo justo para poder colocar una barra de sonido debajo y que no tape parte del televisor.
En cuanto al sonido, éste es de lo más normalito tirando a malo (os recomendamos muy encarecidamente que optéis por una barra de sonido dedicada), ya que el televisor solo cuenta con 2 pequeños altavoces de 10W, con lo cual nos podemos olvidar de tener una sensación envolvente, de pegada y ni mucho menos tener algo parecido a graves. Además, nos hemos percatado que si forzamos mucho el volumen podemos llegar a escuchar bastante distorsión procedente de los altavoces. Es algo normal, en algún sito tenía que recortar LG para lograr el precio más competitivo del mercado. En este aspecto, se queda lejos, muy lejos, de otras soluciones como el Acoustic Surface+ que vimos en acción con la A80J de Sony.
Pasando a la conectividad, este año LG repite pleno con hasta 4 HDMI 2.1 completos con soporte para HDCP 2.3 (soporte 4K@120 y VRR, G-Sync, Freesync Premium y 4K@120 Hz con Dolby Vision). Por supuesto, los puertos HDMI son plenamente compatibles con estándares como ARC y eARC (con el que podremos enviar audios HD desde reproductores externos usando el televisor como «puente» haciendo passtrough a una barra o amplificador que soporte audios HD pero no desde las apps internas). Eso si, recordad que LG continúa manteniendo el rechazo de darle soporte al codec DTS (ni DTS HD MA ni DTS:X), por lo que al conectarle una consola o reproductor externo con soporte DTS, la TV simplemente no dejará pasar sonido y mostrará un cartel de «Audio no compatible«.
HDMI ARC vs HDMI eARC, ¿para qué sirven y qué diferencias tienen?
Por otra parte, este año LG también estrena nuevo accesorio: su renovado mando a distancia. Realmente los cambios son muy pequeños, prácticamente encontramos el mismo mando que en ediciones pasadas pero con una serie de nuevos botones que actúan como accesos directos de Disney+ y Rakuten TV, además de dos botones para los dos asistentes de voz: Google Assistant y Alexa. Además, el mando a perdido su «barriga» que lo caracterizaba y ahora es más delgado y algo más moderno. En la práctica, funciona igual de bien que siempre, aunque echamos en falta que sea retroiluminado.
Por otra parte el micrófono sigue estando integrado en el propio mando, que como os indicamos, este año estrena doble botón dedicado: Alexa y Google Assistant conviven en él, pudiendo elegir el usuario cual de los dos asistentes de voz prefiere usar. Además de tener en la parte superior un botón dedicado al micrófono en si, pudiendo buscar contenido con el asistente incorporado de AI de LG.
WebOS 6.0: una decepción absoluta
Si algo caracterizaba a LG era su sistema operativo tan extremadamente fluido y visualmente impecable, algo que parece que han perdido en esta edición. El nuevo webOS 6.0 es lento, tosco, rígido y muy intrusivo, además de parecer un intento descafeinado de Google TV, al imitar las «filas» de elementos en el Home que además, no podemos organizar, mover u ocultar.
Si no somos suscriptores de Rakuten, Amazon Prime o Netflix, no importará, ya que seguiremos viendo las filas de elementos recomendándonos ésta o aquella serie o película de moda o en promoción. No solo nos muestra ese tipo de contenido, si no que nos añadirá una buena carga gráfica de anuncios («promociones» le llama LG), envío de datos, y sugerencias de apps o compras de todo tipo, que por suerte éstas si se pueden desactivar desde el menú de usuario (en breve publicaremos un pequeño tutorial de cómo hacerlo).
En cuanto a hardware, LG continúa apostando por un SoC (System On Chip, es decir, el procesador y gráfica del televisor) de fabricación propia basada en cuatro núcleos ARM Cortex A73 (chip O20, como el año pasado) y 2GB de memoria RAM además de 16GB de memoria interna. LG le ha dado el nombre de Alpha 9 Gen 4 AI (de inteligencia artificial), que como veremos en el apartado de imagen ha mejorado notablemente en aspectos como el movimiento o el escalado de imagen, pero por contra se queda corto para mover el pesado webOS 6.0.
Moverse por el sistema no es tarea fácil. Atrás quedaron los tiempos donde al darle a la tecla Home el sistema respondía al instante sacando un carrusel de apps, que además nos permitía tener una cierta multi-tarea al poder volver de unas a otras casi en tiempo real. Ahora el sistema siempre nos hace pasar por el menú principal aunque nosotros, por ejemplo, queramos movernos de Netflix a Plex. Además de todo, la experiencia del sistema no es muy buena, siendo habitual los lageos, cuelgues o lentitud del sistema -especialmente si estamos reproduciendo algo-, incluso entre las opciones de imagen.
Por si fuera poco cambio, este año también LG ha cambiado las opciones de imagen haciéndolas algo más confusas al categorizarlas dentro de «secciones» (Brillo, Color y Claridad), lo cual hace que moverse por los menús sea algo más lento. Además el diseño ha cambiado del transparente con el color de selección rosa a un aburrido gris homogéneo.
En cuanto a su capacidad de instalación de apps, pese a ser un sistema cerrado, es muy buena. No tendremos ningún problema con la instalación de ninguna app, es más las que lo soportan, activarán el soporte HDR/Dolby Vision (si el servicio lo soporta, caso de Disney+) y Dolby Atmos (vía ARC a un amplificador o barra, hablaremos de ello más adelante) y continúa ofreciendo soporte HDR a apps como Youtube. Y por supuesto no echaremos en falta ninguna app, ya que LG cuenta con todas las aplicaciones bajo demanda más importantes del mercado.
Además, el acceso a reproducción de archivos por USB o por red (NAS/DAS) sigue mejorando y cada vez es más estable -aunque limitados a los 100 Mbits de la tarjeta de red integrada (aunque por suerte, solucionable con este adaptador de USB a red gigabit), algo que se repite en todos los fabricantes y un año más continuamos sin soporte DTS (tanto passtrough como decodificación a LPCM) y DTS-HD MA y DTS:X quedando solo Sony y Philips como marcas que le ofrecen soporte.
Más de lo mismo en HDR
Llegamos por fin al punto dulce de la review: la calidad de imagen. ¿Cuántos nits tiene? ¿la imagen en HDR es suficientemente brillante? ¿qué tal la colometría?. Bueno, como comentábamos al inicio, la C1 monta un panel OLED de última generación (2021) aunque no es su versión EVO -mejora en eficiencia energética y brillo-, aunque el panel en si y su estructura no ha cambiado un ápice desde 2019; dicha tecnología es conocida por todos por su capacidad de encender o apagar los píxeles a nivel indiviual para que, cuando haya una escena oscura o con mucho negro, sea capaz de apagarse por completo, entregando un negro puro. El negro es el parámetro más importante de la imagen, ya que se usa para medir el contraste: el punto más brillante entre el más oscuro, por tanto…si el negro es 0, cualquier valor que dividamos entre éste nos dará infinito: contraste infinito. Y si, el HDR más que de nits y brillo, tiene más relación con el contraste.
Entonces, si tenemos un contraste infinito la imagen es perfecta, ¿no? no, ya que hay otros parámetros igualmente importantes, por ejemplo: los tan cacareados nits. Los nits en un valor de medición de la luz, cuanto más alto sea más brillante (o capacidad de entrega de luz) podrá emitir un panel y es aquí donde los OLED aún flaquean con respecto a las LED más modernas, quedándose entorno a los 600-700 nits, mientras que un panel LED puede llegar a los 1500-1600. Aún así, en nuestra opinión, es más impactante incluso en HDR ver un televisor OLED como este con un nivel de negro perfecto y menos brillo que al revés, como ocurre con otros modelos LED.
Otros parámetros igualmente importantes en los televisor -y más en los OLED- es su capacidad de entregarnos un buen detalle en sombra, ya que la tecnología OLED tiene sus particularidades. En el extremo del nivel de negro, los píxeles tienen que pasar de un estado de apagado (0) a encendido (1), haciendo que esa transición sea muy brusca, incluso para el menor estímulo posible de luz. Precisamente este detalle es uno donde LG tiene que mejorar, ya que aplasta -intencionadamente- los niveles 3 al 10% del negro, perdiendo detalle en sombra y haciendo la imagen algo más contrastada de lo que es. Además, consigue también no mostrarnos suciedad, ruido o flashes que suelen encontrarse en esa parte de la imagen (lo cual es incorrecto, ya que no lo vemos porque nos lo aplasta el televisor). Sin embargo, es algo fácilmente solucionable con una calibración profesional con sonda.
Por otro lado, tenemos el extremo brillante, donde ya hemos comentado que las OLED pueden flaquear, aunque tienen otra particularidad: dado que su estructura de píxeles está hecha completamente de puntos blancos con un filtro RGB para generar el color, solo pueden emitir una luz con color rica hasta los 350 nits, siendo a partir de ahí hasta su tope (600-700) solo blanco puro, lavando algo los colores en las altas luces respecto a otras soluciones. LG continúa exhibiendo ese problema, creando un pequeño problema de «lavado» en las zonas brillantes al solo ver luz blanca en esas zonas, aunque sin tener otro televisor al lado es complicado darse cuenta de este fenómeno.
En cuanto al pico de nits en HDR, nuestra C1 (tened en cuenta que es el modelo de 48 pulgadas) mide 708 nits al 10% de ventana. Si medimos a pantalla completa al 100% (un fotograma completamente blanco en HDR) la LG C1 solo llega a ofrecer 120 nits, un valor claramente menor que otros modelos donde ya hemos visto valores de 170 (LG G1) o hasta 195 nits (A90J). La percepción que tiene una persona del «brillo» de un televisor muchas veces viene dada por ese 100% de pantalla y no tanto por el pico al 10%. Creemos que estos valores alejados de otros modelos vienen dados por el uso de un panel OLED normal y no su versión EVO, comprensible también si tenemos en cuenta el precio tan competitivo de la C1.
En cuanto al seguimiento de la curva PQ EOTF, tenemos una pequeña disyuntiva, ya que si activamos el Mapeo de Tonos HDR (un algoritmo propietario que va modificando la curva en función de una serie de datos), obtendremos una imagen con la parte media demasiado brillante o demasiada oscura -ya que tiende a oscurecer la imagen para retener todos los detalles de las altas luces-, pero si no lo activamos veremos un clipping (quemado en los blancos) muy obvio en películas con alto impacto en HDR, como por ejemplo Pacific Rim o Mad Max. Aún así, nuestra opinión es que es mejor activarlo ya que son mayores los beneficios que las desventajas de esta tecnología.
Con un mapeador de tonos podemos ver el detalle en las altas luces (activado a la izquierda, desactivado a la derecha)Si no activamos el Mapeo de tonos, el seguimiento será una auténtica maravilla fiel 100% a la visión del director pero nos quedaremos con un clipping demasiado exagerado; como veis, la curva gris se aleja bastante de la amarilla (más brillo del que debería). Por otra parte, si lo activamos nos encontraremos con un seguimiento de la curva incorrecta. Además, en general, la C1 cuenta con un tone-mapping estricto, reteniendo todo el detalle posible hasta más allá de los 8000 nits, nunca mostrándonos clipping ni de el más mínimo detalle. El resultado, a nuestro juicio, es que en películas con masterizadas a muchos nits (4 y 10 mil nits), tiende en algunas escenas a oscurecer demasiado la misma para mostrarnos ese detalle, algo que no ocurre con los mapeadores de tonos de otras marcas.
¿Cómo se traduce en contenido real? pues como os decíamos más arriba: tiende a dar demasiado brillo cuando no es necesario y a recortar brillo general cuando no debería, como por ejemplo ocurre en este ejemplo de una demo a 4000 nits. Lo que debería hacer es solo mapear los detalles brillantes, sin modificar nunca el brillo general del fotograma, ya que si no ocurren defectos como el de este ejemplo, donde si no activamos el mapeo la imagen tiene el brillo correcto pero los detalles brillantes se queman, pero si lo activamos ocurre justo lo contrario: el brillo del fotograma es demasiado oscuro pero el de los detalles brillantes ahora si es el correcto:
Como bien sabéis, además, la C1 es compatible con otros dos formatos HDR: HLG (usado en retransmisiones de TV) y Dolby Vision. Como es costumbre en el fabricante coreano desde 2016, cuenta con una estrecha relación con Dolby, precisamente por ello vemos como este televisor cuenta con una implementación completa basada en el chip -hardware- de la propia TV, conocido como perfil TV-LED. De esa forma se acaban los problemas de ver la imagen más oscura de lo normal y demasiado ruido en fuentes comprimidas. Además, gracias al chip (SoC) propio de LG, podemos activar Dolby Vision y 4K a 120 Hz a la vez, algo muy útil para los más jugones y que convierten a la C1 en única en su especie -junto a la G1-.
Otros problemas importantes en HDR es el estricto límite del brillo al 100% de pantalla, el famoso ABL. El limitador de brillo en los paneles OLED es, quizá, lo peor de éstas (y no tanto su capacidad de nits, ya que los nits no son una unidad lineal por lo que 2000 nits no es el doble que 1000, si no «solo» un 25% más), ya que limita la producción lumínica del panel, que además en este modelo es aún más acusado al llegar solo a 120 nits, mientras que un panel LCD es capaz de entregar unos 600-700 nits, marcando la diferencia claramente en escenas diurnas. En cuanto a compatibilidades, aunque cuenta con soporte para Dolby Vision, HDR10 y HDR10+, LG sigue sin incorporar el cuarto formato: el HDR10+.
Otro de los pequeños contras que podríamos indicaros en el apartado de HDR -aunque igualmente replicable en el de SDR- sería el de los reflejos excesivos del panel, como todos los paneles OLED. Eso obligará al usuario a que tenga que bajar las persianas de día -al menos parcialmente- para poder disfrutar de contenido HDR o Dolby Vision, aunque con su implementación del modo Dolby Vision Cine en Casa puede intentar sortear dicho problema, ya que esta C1 no cuenta con modo Dolby Vision IQ. Por otra parte y como veremos más adelante, este año LG si presenta en contenido SDR una imagen mucho más limpia de ruido y hormigueo además de haber mejorado notablemente en movimiento y escalado.
Alpha 9 Gen 4: un gran paso en la dirección correcta
La base de las OLED LG la tiene desde hace años: la producción de paneles es suya, todo queda en casa. El problema estaba en la electrónica y el procesado de vídeo, ya que siempre hemos notado una ventaja importante de los fabricantes japoneses como Sony o Panasonic. Sin embargo, este año la diferencia es menor que nunca, ya que el procesado de imagen que ofrece el Alpha 9 Gen 4 es soberbio, tanto en escalado como en movimiento o en color, aunque continúa con errores en el balance de blancos al aplastar los primeros estímulos de gris.
En cuanto a colometría, la TV venía demasiado pasada de rojo en el balance de blancos en sus modos de imagen más cercanos a norma (Cine, FILMMAKER) con el color en W50, especialmente en SDR. El promedio de DeltaE (AE) en el balance de blancos rondaba el 2.5 (siendo 3 el umbral a partir del cual el ojo humano empieza a notar una desviación) con un notable exceso de rojo sobre los otros dos primarios. En cuanto al CMS la media de error se sitúa en 2.2 (puntualmente en varios colores en 3.4, especialmente en los azules). Eso se nota en una mayor naturalidad de las caras, siendo extremadamente realistas aunque con un ligero «desvío» hacia el rojo. Eso si, nosotros la calibramos de forma profesional con Calman y la dejamos de absoluta referencia (gamma 2.4, balance de blancos con AE de 0.4 y colometría con AE de 0.5), entregando una imagen absolutamente espectacular, neutra y cinéfila.
Otra gran ventaja en los modelos de LG desde el 2019 es el Smooth Gradation (Gradación suave), una funcionalidad que aplica un filtro de De-contorno. Esta interesante tecnología analiza los píxeles adyacentes en colores uniformes, si detecta que no son exactamente iguales, aplica una máscara de gradiente progresivo, viendo así un color en un lado que va poco a poco y de forma suave y progresiva, convirtiéndose en la otra tonalidad. Este filtro ya apareció en el modelo LG OLED C9, siendo unos de los grandes atractivo del fabricante coreano. Realmente se nota, especialmente en contenido comprimido. Eso si, no es nada recomendable activarlo en Dolby Vision, donde se ve que existe algún tipo de incompatibilidad o problema y puede eliminar detalles en los planos en penumbra. Además este año su eficiencia ha mejorado notablemente con respecto a la CX, modelo del 2020.
Otro gran avance de la C1 respecto a otros años es el sistema interpolación de movimiento: Trumotion. Es sorprendente ver que este año, por primera vez, se queda muy cerca del mejor sistema de movimiento (Motionflow de Sony), sin encontrarse apenas con artefactos o problemas de objetos que se «parten» fruto de la invención de los frames; además podemos gestionar la suavidad a nuestro gusto (nosotros somos partidarios de aumentar lo mínimo posible, quizá con ponerlo en Usuario 2-0 sea suficiente eliminar esa brusquedad del movimiento 24p) sin aparecer efecto telenovela por ningún lado.
Sin embargo no llega a la excelencia del fabricante japonés al encontrarnos aún escenas complicadas -objetos rápidos que se mueven con un segundo plano en movimiento detrás- donde podemos observar artefactos o tearing. La nueva opción de Movimiento Cinemático es aún mejor, pero por desgracia introduce demasiado efecto telenovela destruyendo el «look» cinematográfico.
Además, este año se ha perfeccionado el BFI a mayor frecuencia (Black Frame Insertion) para mejorar aún más el movimiento. Se trata de un sistema de intercalado de un frame negro entre cada frame original, ganando suavidad pero perdiendo brillo, aunque con el modo al mínimo no perderemos prácticamente nada de brillo (en SDR, en HDR es recomendable dejarlo desactivado). Además LG ha solucionado el problema de excesiva pérdida de detalle en sombra al activar el BFI.
Para acabar con este apartado (y casi con el análisis), nos queda otro de los grandes avances del Alpha 9 Gen 4: el escalado y procesado de imagen. Aunque LG continúa anunciándonos sus mejoras en el campo de la inteligencia artificial, lo mejor es desactivar todo ese tipo de procesado por «AI» que no hace más que estropear la imagen artificialmente. Además, este año no le hace falta para nada.
El escalado del Alpha 9 Gen4 es excelente, aunque no manipula la gamma en tiempo real como hacen otros fabricantes, ha mejorado mucho respecto al año anterior en nitidez, ruido y naturalidad de la imagen, siendo una imagen muy natural y orgánica, nada artificial pero a la vez nítida. La distancia con sus competidores, al igual que ocurre con el interpolador de movimiento, se ha acortado mucho también en este campo.
Aunque la electrónica no puede hacer milagros, lo cierto es que en material de muy baja definición (TDT por ejemplo o viejos DVD) el televisor se comporta realmente bien, limpiando toda la suciedad y posterización de la compresión propia de nuestros tests aunque quizá le falte un ápice de nitidez. Además, debemos recordar que por defecto viene con un aplastamiento de detalle en sombra evidente, lo que ayuda a no ver todos esos defectos. Si lo unimos al excelente Smooth Gradation, podemos concluir que es una de las marcas donde mejor podremos ver el contenido de mala calidad (y el de buena, por supuesto).
Para acabar, aunque no solemos comentar estos datos dado que cada panel es un mundo -incluso dentro del mismo modelo y diagonal-, lo cierto es que nuestra unidad de esta C1 cuenta con una excelente uniformidad del gris al 5% del estímulo de vídeo y un blanco envidiablemente blanco al 100%, sin rastro alguno de banding, tintes, DSE o cualquier otro defecto propios de la tecnología OLED.
Gaming: la Smart TV definitiva para gamers
Para acabar, aunque no somos muy de juegos, queríamos dedicarle un apartado al Gaming. Si alguien busca la mejor TV del año para jugar, sin duda las C1 y G1 de LG se llevan el premio sin ninguna duda. Esta generación de OLED mejoran ya el buen comportamiento en gaming del modelo CX del año pasado: el input lag de este televisor fue de 9.8 ms tanto en 4K como en 1080p, lo cual está fenomenalmente bien y baja a 4.8 ms al funcionar a 4K y 120 Hz y en modo Boost, quedándose al nivel de los mejores monitores gamers del mercado
Recordad que a diferencia de los modelos LCD, aquí no hay ninguna degradación de imagen al activar el modo Juego y que incluso podemos activar el Gradación Suave sin apenas subir el input lag. Es más, podemos activar también el modo BFI al mínimo para mejorar el movimiento subiendo el input lag a tan solo 20 ms, una cifra que sigue estando realmente bien.
Respecto a las novedades, este año la C1 tiene varias de ellas. La primera la posibilidad de jugar a 4K 120 Hz y Dolby Vision (por supuesto continúa con soporte completo para 4K a 120 Hz HDR, Croma 4:4:4, G-Sync, Freesync y VRR), siendo el único modelo del mercado junto a la G1 en poder hacerlo. La segunda novedad importante es un panel de información solo dedicado a los jugadores, donde podremos ver los fps del juego, activar o no el VRR/G-Sync/Freesync, jugar con la gamma para evitar el parpadeo del VRR y un sin fin más de opciones de lo más útiles para los más jugones.
Conclusiones
Y si has llegado hasta aquí, ¡enhorabuena por la lectura tan densa y larga! hemos intentado tocar todos los parámetros importantes de esta espectacular LG C1. Nos encontramos ante uno de los mejores televisores del año, madurando todos y cada uno de los puntos de su predecesora, la CX. ¿Mejoras? bastantes, empezando por un muy mejorado Alpha 9 que se traslada en una mejora notable en el escalado, interpolador de movimiento y tratamiento de la compresión y posterización, además de poder activar el Black Frame Insertion sin perder más detalle en sombra.
En cuanto a calidad de imagen poco más podemos aportar: mejora en todo a su hermana del año 2020 (CX) pero con una serie de mejoras importantes. La imagen en HDR y Dolby Vision es fantástica y realmente buena, aunque peca un poco de ser demasiado restrictiva en el ABL y, quizá, haberse estancado en el rango de los 700-750 nits. Al ser un OLED, el efecto tridimensional es enorme, con una ausencia total y completa de blooming, floración y otros problemas típicos de los paneles LCD. Por desgracia, los pequeños problemas del mapeo de tonos del HDR (excesivo brillo en escenas nocturnas, falta de brillo en escenas diurnas para captar las altas luces -en lugar de trabajar directamente con éstas-) y el no contar con un panel EVO, lastran algo la experiencia general, aunque sigue siendo de notable alto. Y por supuesto, continuamos con la mejor implementación de Dolby Vision, con el perfil TV-LED basado en hardware.
En cuanto procesamiento de la imagen también podríamos concluir que la mejora en escalado y movimiento es muy tangible, aunque en colometría parece ser un pequeño paso atrás con un exceso de rojo. Con respecto al detalle en sombra, en este año si que ha sido un pequeño paso atrás al aplastar de forma evidente demasiado detalle en sombra, aunque se puede corregir con una calibración profesional con sonda.
Para acabar, el mando a distancia ha mejorado ligeramente, aunque como decíamos podría ser retroiluminado. Lo peor del año se lo lleva la nueva versión de WebOS 6.0: lenta, innecesariamente recargada, intrusiva, poco configurable y con publicidad por todos lados, aunque continúa siendo un gran sistema operativo al contar con todas las apps de streaming del mercado. Cuenta, además, con soporte para Google Assistant, Chromecast, Airplay 2 y soporte eARC, etc.
En definitiva, nos encontramos con una TV que catalogamos como la mejor OLED en calidad-precio, claramente destinada a aquellos usuarios cuyo uso sea mixto entre una muy buena experiencia cinéfila y la mejor experiencia en videojuegos, ya que éste es su gran punto fuerte: el soporte completo para 4K a 120 Hz, con HDR o Dolby Vision y con Freesync, G-Sync y VRR activados a la vez, además de un precio realmente agresivo. En resumen: nos encontramos, un año más, ante el OLED más todoterreno por excelencia.
La C16 y la C14 son exactamente el mismo televisor, solo cambia el color de la peana (gris en la C16, negro en la C14) y que la C16 soporta el protocolo de altavoces inalámbricos WISA.