Por fin tenemos la review del buque insignia de Samsung lista en nuestro canal de Youtube. Lo primero de todo, como siempre, agradecer a Samsung España la cesión de esta maravilla de Smart TV, que podéis leer todas sus características completas en su página web. Hechas las presentaciones, vamos con el análisis.
¿Qué nos puede ofrecer la Samsung Q950TS? Lo primero de todo que os llamará la atención es su diseño, un espectacular panel sin marcos (pero esta vez sin marcos de verdad) que os dará la sensación óptica de que la TV está flotando. Si miramos con más detalle, podréis ver que todo el panel lateral está microperforado para favorecer la calidad de sonido mediante OTS+, un ingenioso sistema de sonido que trata de «posicionar» los objetos que están saliendo en la imagen alrededor de la pantalla, intentando emular un sonido del estilo a Dolby Atmos. Lógicamente no llega a funcionar como tal, pero da bastante bien el pego. Junto con este sistema, la Q950TS es plenamente compatible con Q-Symphony, el sistema de Samsung (con bastante acierto) que no apaga los altavoces de la TV cuando conectamos una barra de sonido, si no que los mantiene encendidos y ayuda, sumando más vatios y potencia, a los altavoces de la propia barra. El sistema de sonido está realmente logrado, con 8 mid-woofers (4 en cada lado de la parte trasera) de buen tamaño y que ofrecen una de las mejores calidades de sonido que hemos oído hasta la fecha, rivalizando con Sony. Para acabar, mencionar el sistema AVA, un sistema inteligente que aumentará el volumen de las frecuencias afectadas por un ruido externo (si pasa un coche, por ejemplo, por nuestro salón, la TV automáticamente valorará el rango de frecuencias afectados y aumentará el volumen solo de éstos). Una pasada.
Pasando a los accesorios nos encontramos con un mando a distancia de aluminio cepillado de muy alta calidad, además de de contar con los asistentes de voz Bixby (propietario de Samsung) y Alexa (de Amazon), aunque nos ha confirmado Samsung que Google Assistant será compatible en una actualización de firmware antes de finalizar el año. Como sistema operativo continuamos con el excelente Tizen, que se mueve como pez en el agua y es compatible con el 100% de apps del mercado, además de contar este año con TV+ (un hub o concentrador de servicios, donde tendremos contenido de todas las apps bajo demanda, pero unificadas en un mismo sitio) y compatibilidad con Multiview, un genial sistema donde podréis «mandar» la pantalla del movil al TV y que solo ocupe el % de pantalla que vosotros queráis, ideal especialmente para gamers.
Pasando a lo más importante, la calidad de imagen, ésta es soberbia. El panel cuenta con 480 zonas de retroiluminación que gobiernan su sistema Full Array o FALD (Full Array Local Dimming), un sistema encargado de encender o apagar grupos de cientos de miles de píxeles para que, cuando haya una escena oscura o con mucho negro, sea capaz de apagarse por completo, entregando un negro puro como hacen las OLED. El negro es el parámetro más importante de la imagen, ya que se usa para medir el contraste: el punto más brillante entre el más oscuro, por tanto…si el negro es 0, cualquier valor que dividamos entre éste nos dará infinito: contraste infinito. Claro está que esto tiene sus limitaciones, puesto que la Q950TS cuenta con 480 zonas de atenuación local, o lo que es lo mismo: 1 zona para cada 56000 píxeles. Esto hace que en algunas escenas muy concretas y localizadas podamos ver efecto blooming (como si la luz se «saliera» alrededor de los objetos brillantes sobre fondo oscuro) ya que la zona es demasiado grande y si apagara no veríamos nada. Pero insistimos en que es algo muy complicado de ver y hay que poner escenas muy complicadas para poder verlo. Samsung prioriza siempre el nivel de negros antes que el detalle en sombra, lo que hace que junto al alto número de zonas, el nivel de negro (0.017 nativo, 0.001 nit con el local dimming activado) sea muy bueno, quedando sorprendentemente cerca del nivel de negro ofrecido por un televisor OLED.
Pasando a la colometría, ésta es excelente de fábrica. Nada que ver con modelos previos de Samsung, donde encontrábamos errores significativos en el la colometría o balance de blancos. Especialmente, si usamos el modo Filmmaker, el color viene muy cercano al ideal de la norma ISF (aunque siempre podréis mejorarlo si solicitáis una calibación profesional con sonda). Pasando al procesamiento, hemos notado que el 8K penaliza notablemente al escalado del televisor, especialmente en fuentes inferiores a 4K, debe «inventarse» demasiados píxeles y el resultado, aunque sorprendente, se queda por debajo del que haría si fuera 4K. En HDR (recordemos que es plenamente compatible con HDR10, HDR10+ y HLG), el pico de nits llega a rondar los 1600 (Filmmaker mode, L10) y casi 400 a pantalla completa. Este último valor es casi la mitad que la Q90R o la Q95T…y de nuevo el culpable es el 8K: al tener más píxeles, necesita mucha más intensidad de luz para llegar a un valor de brillo similar a los modelos 4K. Por último, si nos acercamos a menos de 20 cm del panel, podremos apreciar el efecto polilla derivado de la densidad de píxeles tan alta que tiene el panel 8K.
Para juegos nos hemos encontrado con unos fantásticos 11 ms de input lag (1080p, 4K y 4K HDR) lo cual unido a que es plenamente compatible con el puerto HDMI 2.1 completo (40 Gbps), VRR y Freesync, lo hacen ideal para las consolas de nueva generación como la PlayStation 5 o la Xbox Series X, además de por su puesto las nuevas generaciones de tarjetas gráficas de Nvidia y AMD para los jugones de PC. Como punto negativo, para conseguir ese input lag tan bajo -solo lo consigue en el Modo Juego-, el televisor tiene que prescindir de muchas de las 480 zonas, resultando en una peor imagen y contraste que en el resto de modos de imagen.
¿Conclusiones? este Smart TV se ha ganado el derecho de estar entre los mejores televisores del 2020, compitiendo de tú a tú perfectamente contra los modelos OLED del resto de fabricantes, especialmente en el nivel de negro (se queda muy cerca). Como ventajas encontraríamos un diseño estéticamente insuperable, gran brillo para salas iluminadas y un grandísimo filtro antirreflejos a nivel nanométrico, gran impacto en escenas HDR, un nivel de negro muy cercano al OLED y una excelente colometría de serie, así como muchas características para los más jugadores (HDMI 2.1, VRR, Freesync, 4K@120 Hz). Como puntos negativos encontraríamos su alto precio (4600-5000 euros en 65 pulgadas), su nivel de negro aunque muy bueno sigue faltándole un punto más para llegar al nivel del OLED y el modo juego, que penaliza en exceso la calidad de imagen en pro del input lag. Pero en líneas generales, es un producto casi redondo.