Por fin hemos podido redactar esta esperada review. Hoy os traemos un monitor muy especial (muchas gracias por la cesión a Samsung España para su análisis): el monitor S32R75 de 32 pulgadas; un monitor que guarda muchas sorpresas en su interior, entre otras…¡que no tiene marcos!
Unboxing
Especificaciones técnicas
El Samsung Space Monitor no es un monitor más. Eso se ve a simple vista, el diseño (sin ningún marco -absolutamente ninguno salvo en la parte inferior, que hace a su vez de apoyo si lo vamos a usar sobre la mesa-) es lo primero que llamará la atención. ¿Lo segundo? el ingenioso sistema de soporte con un brazo en forma de pinza y que, a su vez, permite colocar el monitor sobre la TV sin pie; más abajo nos explayamos sobre este sistema.
Antes de entrar en las especificaciones técnicas puras, algo que llama la atención en un producto de esta envergadura es que no cuente con soporte para ningún tipo de HDR y que tampoco encontremos los famosos Quantum Dots que ha dado Samsung a conocer en toda su gama de televisores QLED desde el 2017. Lo que si tiene es una resolución 4K (3840 x 2160 píxeles) a 60 Hz, por lo que el puerto HDMI ya sabemos de entrada que es si o si 2.0. En cuanto al tipo de panel que encontramos en este monitor, se trata de un VA por lo que aseguramos unos negros decentes (y no grisáceos como la mayoría de los monitores IPS), aunque a costa de los ángulos de visión y de un input lag ligeramente más alto (comparado con paneles TN, pero éstos son lo peor en cuanto a calidad de imagen).
En cuanto a los números técnicos puros, nuestra sonda (i1 Display Pro perfilada) midió 232 nits en el modo más cercano a la normativa (punto del blanco D65, y todos los «mejoradores» desactivados), cifra que aumentó hasta los 300 nits si usamos modos más desviados de la norma (dínamico, estándar, etc.), por lo que luz no le falta -siempre hablando en modo SDR, ya que como hemos comentado no soporta HDR-. Donde el monitor nos ha decepcionado un poco y por eso no lo hemos analizado desde la perspectiva de un televisor, ha sido en su nivel de negro de tan solo 0.1 nits sin ningún tipo de atenuación local, dando un pírrico contraste de 2320:1. Sin embargo, como decíamos, no estamos ante un televisor, si no ante un monitor, donde lo más importante no es tanto la electrónica o un gran nivel de contraste, si no -en este caso- mayor ergonomía, ahorrar espacio, tener una gran resolución y diagonal en un precio contenido.
Por otro lado, el monitor arroja un sorpendente nivel de input lag, rondando los 8 ms, una auténtica delicia que hará que sea, junto al impresionante diseño, uno de los motivos de hacerse con uno de estas maravillas de Samsung (no podemos más que lamentar la no inclusión de HDR y un sistema de local dimming para que fuera ya un producto casi redondo). Insistimos: es un monitor con un pobre contraste y que, de serie, viene horriblemente calibrado con colores saturados y chillones, pero si no va a ir destinado a uso multimedia, sorprende por su diseño y acabados…e input lag.
Como comentamos en nuestro unboxing, estamos ante un monitor orientado al mundo de los amateurs que buscan un buen compromiso entre calidad y precio, además de diseño y ahorrar espacio en su escritorio. Por eso, el SR75 es capaz de cubrir el espacio de color sRGB completamente, pero solo llega a un 80% del RGB y un 68% del NTSC. Por supuesto, al no contar con HDR tampoco soporta los espacios de colores extendidos de la UHD, esto es, el espacio de color BT.2020. Y ahora si, números puros y duros:
Samsung Space Monitor SR75 32″ | Características técnicas |
Diagonal | 32″ |
Panel | VA |
Resolución | 3840×2160 (UHD) |
Aspect Ratio | 16:9 |
PPI (Pixels Por pulgadas) | 139 |
Brillo máximo (típico) | 250 |
Contraste (típico) | 2500:1 |
Nivel de negro nativo | 0.1 nit |
Tasa de refresco | 60 Hz |
Profundidad de bits | 8+2 (FRC) |
Ángulos de visión | 178/178 |
Tiempo de respuesta (nativo) | 8 ms |
Conectividad | 1 x HDMI 2.0 + 1 x DP 1.2 |
Dimensiones (con soporte) | 71.4 x 60.2 x 11.4 cm |
Peso | 6.8 Kg |
Diseño: una vuelta de tuerca más
El mercado muestra claramente signos de que los consumidores quieren cada vez monitores más grandes (no va con indirectas), pero a la vez los escritorios tradicionales siguen sin evolución y el diseño de interiores vira hacia un claro minimalismo y ahorrar espacio ocupando menos volumen en las casas. A esto se le suma la creciente fiebre por los llamados monitores ultrapanorámicos, que nos «meten» más en el juego o son más efectivos y productivos a la hora de trabajar con ellos. ¿Como compatibilizar ambas cuestiones en un monitor de 32″? Fácil: con un ingenioso sistema consistente en un pie minúsculo que, a su vez, tiene forma de pinza para anclarse al escritorio. Problema solucionado, ya no hay «base», ergo no ocupa espacio (más o menos vendría a ser como colgarlo en la pared, pero sin usar taladro). ¿Que lo quieres más cerca? No hay problema, el soporte es flexible y puede acercarse tanto como se quiera hasta incluso apoyarse en el escritorio (un diseño que nos ha recordado claramente a Sony y su gama A1 y AF9):
El brazo extensible, además, trae consigo incluido una tapa para ocultar los cables y que quede una instalación más limpia (la parte posterior del monitor) y reducir así el desorden típico que todos tenemos en nuestro escritorio. Además, a eso se le añade un ingenioso sistema de cables: viene un «alargador» del cable de alimentación junto a un HDMI, para que un solo cable viajen ambas conexiones y no se enreden en la parte posterior de la TV. Por otro lado, un posible punto negativo del monitor y su brazo es que no se puede girar horizontalmente, solo hacia delante/atrás y, precisamente debido a su complejidad e innovación, no se puede colgar o anclar a la pared al no tener agujeros VESA. Otro punto negativo del monitor sería la falta de conectividad USB. Ni rastro de ella. Tampoco hay altavoces. Han querido diseñar un monitor que sea solamente…monitor puro. Tan puro que por no tener no tiene ni marcos, aunque si un grosor considerable -ya que es necesario tanto para el soporte en si mismo como para aguantar el chasis ese diseño sin bordes.
Como os comentábamos al inicio de la review, el diseño peculiar de este monitor también permite que pueda colocarse pegado a la pared, aunque eso si, tened en cuenta que subirá mucho en altura. Aunque también os permitirá, como se muestra en la imagen superior, una posición intermedia entre estar completamente pegado a la pared y estar completamente apoyado sobre el escritorio. Ni muy alto ni muy bajo y el ahorro de espacio en la mesa sigue siendo muy grande -como se puede apreciar-, llegando a ocupar entre un 30 y un 40% menos que con un monitor tradicional.
Calidad de imagen
Llegamos a una de las secciones más críticas del análisis y es que, estando acostumbrado a televisores de gama alta con paneles OLED o LCD con cientos de zonas de atenuación, el monitor nos ha parecido corto en este aspecto. El pobre contraste nativo del panel (debido a su bajo nivel de negro, de 0.1 nits) hace que al apagar las luces el contenido palidezca notablemente. Aparece la típica neblina negra de los LCD y unos negros más grises de lo normal teniendo en cuenta que es un panel VA. Esto se debe al hecho de no tener si quiera un sistema de atenuación local. Aún así, el nivel de contraste nativo que tiene es muy superior al de cualquier monitor de su clase y precio -que suelen ser paneles IPS-, por lo que si lo que buscamos es un monitor para trabajar, ofimática, edición y, casualmente, consumir algún contenido multimedia, nos valdrá perfectamente, más sabiendo su ajustado precio y que cuenta con un panel VA.
Como decíamos antes, estamos ante un monitor, no un televisor, por lo que hay que olvidarse también de toda la parte de electrónica…o no del todo. Es una de las pocas veces que hemos visto un monitor escalar tan bien contenido 1080p, ya que generalmente los monitores carecen de una electrónica tan avanzada para estas cosas (su tarea principal no es visualizar, es crear el contenido), punto que nos ha sorprendido para bien muy positivamente. La imagen es nítida, realzada y sin exagerar en su cometido (muchos fabricantes optan por aplicar máscaras de enfoque muy altas para dar falsa sensación de nitidez); algo que seguramente sea heredado de sus secciones de TV QLED.
En cuanto a colometría, de serie viene realmente mal: colores muy saturados, fuera de toda normativa, chillones y pasados de vueltas varias tuercas. Una vez ajustado usando el pequeño Joystick que encontramos en el monitor y seleccionando el modo de imagen más cercano a la norma ISF, los colores «caen» en su sitio, ofreciendo un equilibrio de tono y saturación correctos, con una colometría muy cinéfila y sin ese punto de saturación exagerado con la que viene de fábrica (que entendemos que quizá es más llamativa para ventas, centros comerciales, etc.). Hablando de colometría, también hemos detectado que viene algún tipo de filtro de decontorno (o Smooth Gradation) activado por defecto y que no se puede quitar, ya que el monitor no exhibe ningún tipo de banding o problemas con las transiciones tonales de los diversos colores. En cuanto a la uniformidad del panel, es bastante buena, siendo el gris del IRE 5% bastante uniforme en general; aunque esa experiencia se ve lastrada por el contraste y la ausencia de un local dimming que hubiera sido la guinda del pastel. Todo no puede ser, teniendo en cuenta su precio actual (399,95€), imagino.
Por otra parte, otro de sus grandes puntos a favor sería -además de usarse como monitor de edición fotográfica no profesional o edición de vídeo, dado su tamaño y enoooorme resolución- el usarse como monitor gaming. Samsung afirma tener un input lag de 4 ms GtG (desde un gris a otro), pero si lo normalizamos a un valor normal que todos entendamos, nos da unos 8 ms en resolución 4K a 60 Hz, lo cual es un retraso de señal magnífico. La respuesta del mando de juegos se siente instantánea y en general la experiencia gamer está muy bien consolidada, pues tenemos un monitor de gran diagonal (muy inmersivo), un contraste decente para ser un monitor, panel VA que nos ofrecerá unos negros mejores que la competencia con paneles IPS, un sistema de «acercamiento» del panel o alejamiento con su brazo y un input lag extremadamente bajo. Nuestra copia de Blasphemous, muy dependiente del input lag, da fe de lo buena idea que es el uso de un monitor de este estilo para jugar.
En cuanto a su otro «foco» principal de usos (en nuestra opinión), que sería la edición fotográfica y de vídeo semi-profesional y trabajos de ofimática o que requieran gran resolución y espacio de trabajo, el Samsung Space Monitor se defiende más que bien, dada su enorme resolución de 3840×2160 píxeles, nos otorga un espacio en el escritorio casi infinito, algo que además se ve «alargado» (aunque sea perceptualmente) por su diseño sin ningún tipo de marcos. Literalmente parece que la imagen «flota» delante nuestra, una auténtica pasada. De nuevo, una pena que no cuente con soporte HDR y un mejor contraste con un local dimming, algo que podría haber hecho a este monitor obtener una de las mejores calificaciones en calidad/precio del mercado. Pero lo importante es lo comentado anteriormente: si buscáis un monitor para juegos o bien para trabajar con mucho espacio y resolución, un diseño que te dejará sin aliento, un sistema de mover el monitor y hacerlo más grande o pequeño a tu antojo y un panel VA, este es tu monitor.
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