¿Será la Sony A80K uno de los mejores televisores del 2022? Pues nos encontramos ante una Smart TV de las más completas de todo el mercado. Tras la llegada de la nueva A95K con QD-OLED queríamos volver a probar un televisor WRGB tradicional y aquí lo tenemos. Al haber pasado un mes con ella, os podemos trasladar todas nuestras impresiones y conclusiones, así que no te lo pierdas.
La nueva Sony A80K viene a sustituir al modelo del año pasado, la A80J que tantas buenas impresiones nos causó en AVPasión. Recordad que no es una MASTER SERIES y que el sustituto natural de la A90J es el modelo A95K, aunque curiosamente la Sony A90J continúa en el catálogo de la marca nipona dentro de la misma categoría de MASTER Series.
El panel que ha usado Sony en su A80K es un panel «EVO», es decir, el tipo de panel OLED que utiliza deuterio para estabilizar los diodos orgánicos con una serie de -sutiles- ventajas: más longevidad, mayor ahorro energético (en este caso) y mayor resistencia a quemados. Por contra, tiene un ligero tinte rosado cuando el panel se ve de lado.
Las peculiaridades de las OLED son bien sabidas por todos: píxel auto-iluminado -lo que supone un contraste infinito y una profundidad 3D de la imagen sin parangón-, un impacto en HDR absolutamente demencial, negros perfectos y una respuesta instantánea del píxel. ¿En la otra cara de la moneda? la posibilidad de, si no tenemos un mínimo cuidado, marcados y quemados y de un límite de brillo/ABL que provoca que de día o en escenas muy iluminadas, el panel no saque todo lo que podría dar de si.
Esta Sony A80K se presenta en 3 diagonales disponibles: 55 (este es el modelo que nos ha cedido Sony España para el análisis), 65 y 77 pulgadas a precios oficiales de 2299, 3349 y 4499 euros respectivamente.
Sony A80K: Especificaciones técnicas
Sony A80K | Características |
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Panel | OLED Evo (panel de 2022) |
Diagonal | 55 pulgadas |
Resolución | 4K UHD (3.840 x 2.160 puntos) |
Alto rango dinámico | HDR10, HLG y Dolby Vision |
Montaje | Fijo o en pared (VESA 400 x 200) |
Medidas | 122,7 x 71,2 x 5,3 cm (sin el pie) 122,7 x 73,5 x 33,0 cm (con el pie) |
Peso | 17,9/19,5 Kg (sin/con pie) |
Conectividad (Vídeo) | 2x HDMI 2.0 y 2 x 2.1 (Completos, HDCP 2.3) 3x USB 1x Ethernet 1x CI+ |
Conectividad (Audio) | 1 x Salida Óptica 1 x HDMI eARC |
Sonido | 3 woofers de 10W + 2 SW (Acoustic Surface+) |
Compatibilidad/Estándares | ARC/eARC Sintonizador DVB-T2 + 2 x DVB-S2 WiFi (AC) Bluetooth 4.2 Chromecast Integrado Apple AirPlay 2 & HomeKit |
Capacidad de reproducción | MPEG4 HEVC VP9 Perfil 2 |
Sistema Operativo | Google TV |
Control | Mando a distancia (sin retroiluminación) App |
Diseño elegante y muy versátil
En este aspecto nos encontramos con un televisor prácticamente idéntico al del 2021: dos patas metálicas que se «encajan» en los soportes inferiores del chasis de la TV, de forma que quedan colocadas hacia fuera con respecto al televisor y que soportan tres posiciones: estándar, estrecha -ocupando menos espacio en el mueble al estar más centradas- y posición barra de sonido, que permite subir la altura del televisor 5,2 centímetros para poder colocar una barra de sonido debajo y que no tape parte del televisor.
Como siempre decimos: sobrio pero suficiente, ya no estamos en la época en la que necesitábamos extensos manuales de cada aspecto del televisor, ya que contamos con la ayuda de la propia página web de Sony y también de una app instalada en la propia TV que nos ayudará con casi cualquier cuestión que necesitemos. Si no, siempre podéis consultar nuestro Unboxing y primeras impresiones.
Con la llegada del sistema de «patas reversibles» otorga al televisor una funcionalidad más útil, fácil de montar y además hace que la TV no quede inclinada, como si ocurría con las del año pasado. Como en todas las OLED -no es algo exclusivo de Sony- el panel es extremadamente fino en su parte superior y media y bastante grueso en la parte baja, donde se alberga toda la electrónica, puertos, woofers de sonido, chips y demás.
Muy buen sonido y un renovado mando a distancia
En cuanto al sonido, de momento os podemos adelantar que, al igual que el año pasado, no parece posible que un televisor ofrezca esa calidad para ser un sonido integrado. El sistema se basa en tres accionadores de 10 vatios y 2 pequeños drivers que se encargan de los graves. Todos ellos «accionan» el panel mediante vibraciones haciendo que el sonido emane directamente de éste, sin ningún efecto perjudicial o perceptible en la imagen.
El resultado es increíblemente bueno: el sonido no tiene apenas distorsión en la banda audible, goza de muy buena tridimensionalidad y nitidez. Por si no fuera suficiente, la A80K cuenta con múltiples opciones para mejorar los diálogos, graves, etc., algo que siempre es de agradecer. Y además siempre podemos activar un modo de ecualización automático usando el micrófono del propio mando, sumándose así a otras marcas que ya lo tenían como LG, Panasonic o Samsung, otro punto a favor más a tener en cuenta.
En cuanto a la conectividad, este año continuamos con dos puertos HDMI 2.0 y otros dos son HDMI 2.1 completos con soporte para HDCP 2.3 (soporte 4K@120 y VRR ya de serie). Por supuesto, los puertos HDMI son plenamente compatibles con estándares como ALLM (cambio a Modo Juego de forma automática, lo que Sony llama «Modo de Imagen Automático«).
En el campo del sonido, por cierto, Sony continúa ofreciendo soporte completo para eARC (con el que podremos enviar audios HD desde reproductores externos usando el televisor como «puente» haciendo passtrough a una barra o amplificador que soporte audios HD). De momento, el fabricante nipón es el único del mercado que sigue apostando por dar soporte al codec DTS, incluido en el catálogo de su plataforma Bravia Core.
Siguiendo con las conexiones, todos los conectores están orientados hacia abajo o hacia el lateral (menos el de alimentación, cuya cabeza es muy pequeña y tiene una hendidura en la carcasa del TV para que no sobresalga, además de no ser fijo), algo que es muy de agradecer por los usuarios que cuelguen el televisor en la pared.
Por otra parte, Sony estrena un nuevo mando a distancia. Si ya el año pasado hubo una renovación, adecuando el mando a los estándares actuales en cuanto a diseño y funcionalidad, este año han ido un paso más allá: Sony ha creado un mando muy muy bien hecho, de gran calidad, peso, distribución de botones y materiales de construcción, donde se ha eliminado muchos botones innecesarios como el pad numérico, botón de grabación, etc., pasando de 49 a 25 botones.
Además de la reducción de un 36% de tamaño, acabado de metal cepillado, con micrófono incorporado y que no hay que apuntar para hacerlo funcionar bien, también es retroiluminado al cogerlo (sin tener que pulsar ningún botón), gracias al sensor gravitatorio incorporado en el propio mando.
Por otra parte, como comentábamos en el primer párrafo, Sony ya decidió organizar los botones de una forma mucho más lógica, pasando de tener múltiples botones cerca de los botones de dirección (Guía, Menú, etc.) a manejarse todo con los botones nuevos de acción rápida, esos que podemos personalizar a medida al sacar el menú «flotante» mientras usamos la TV. Para quien prefiera el método tradicional, que nadie se preocupe: Sony ha incorporado un segundo mando, más tradicional y con todos los botones en el paquete.
Por otra parte el micrófono sigue estando integrado en el propio mando. Además de hacer la función de asistente de voz para Google Assistant, también actuará como micrófono para ecualizar el sonido integrado y la verdad es que el resultado mejora bastante el sonido que viene por defecto configurado en la A95K, adaptando las frecuencias de la acústica a las particularidades de nuestra sala.
Y para acabar con el mando a distancia, también incorpora una nueva funcionalidad la mar de curiosa: si somos de los que perdemos el mando a distancia en el sofá o lo dejamos en alguna habitación, podemos pedirle a Google Assistant (usando el micrófono incorporado en el propio televisor) que lo busque: el mando comenzará a emitir un sonido para localizarlo, ya que lleva un pequeño altavoz incorporado.
Google TV: el mejor sistema de Smart TV del mercado
Desde el estreno de la Sony AF9 Master series, Sony consiguió dar con la tecla adecuada para lograr una muy buena implementación del sistema operativo Android TV en sus televisores. Ya en el 2021 con sus nuevas gamas como la A80J y A90J, Sony decidió Saltar a Google TV con muy buena aceptación, ya que el sistema operativo seguía siendo muy rápido, sin cuelgues, publicidad intrusiva, etc. Eso si, la experiencia está totalmente orientada a consumir contenido bajo demanda.
En cuanto a hardware interno, como podéis ver más abajo en la foto adjunta, el fabricante continúa apostando por un SOC (System On Chip, es decir, el procesador y gráfica del televisor) principal Mediatek MT5895 de cuatro núcleos ARM Cortex A73 a 1500 Mhz y 3GB de memoria RAM y de 8GB de memoria interna -aunque el sistema utiliza casi 4GB, reduciendo así el espacio libre disponible-.
Como os comentábamos, el sistema es realmente rápido, pero la experiencia de Google TV es completamente diferente a la de Android TV del año anterior: Google TV está enfocado completamente al contenido bajo demanda, por ello nos irá apareciendo automáticamente contenido que estemos siguiendo desde nuestras apps (Netflix, Amazon, etc.) directamente en el Home, sin necesidad de entrar directamente en las apps.
También fue el año pasado cuando Sony decidió cambiar los menús de sus opciones de imagen, integrándolos mucho mejor con la propia interfaz de Android (Google TV) y ordenando las opciones en función de su categoría (Imagen, Movimiento, etc.) que harán las delicias de los más inexpertos, ya que todo se encuentra donde debería estar y el orden es mucho más intuitivo. Además de unas cuantas opciones nuevas, Sony añade una imagen ilustrativa que explica qué hace cada opción para los más noveles.
Por otra parte, es muy fácil navegar entre las diferentes categorías con esa especie de menú flotante, pudiendo anclar tantas «categorías» como queramos, es lo que Sony ha llamado Menú Rápido. Por poner un ejemplo, si somos alguien al que le guste mucho cambiar entre modos de imagen, simplemente anclaremos la categoría «Modo de imagen» al menú flotante, pudiendo cambiar entre modos de imagen de forma mucho más rápida que teniendo que entrar en el menú general.
En cuanto a su capacidad de instalación de apps, la suerte de pertenecer al ecosistema de Google es precisamente sus posibilidades casi infinitas. Al ser un dispositivo Google TV no tendremos ningún problema con la instalación de ninguna app, es más las que lo soportan, activarán el soporte HDR/Dolby Vision (si el servicio lo soporta, caso de Disney+) y Dolby Atmos (vía ARC a un amplificador o barra, hablaremos de ello más adelante) y continúa ofreciendo soporte HDR a apps como Youtube.
Además, el acceso a reproducción de archivos por USB o por red (NAS/DAS) sigue mejorando y cada vez es más estable -aunque limitados a los 100 Mbits de la tarjeta de red integrada (aunque por suerte, solucionable con este adaptador de USB a red gigabit), algo que se repite en todos los fabricantes y este año Sony se queda como la única marca con soporte DTS (tanto passtrough como decodificación a LPCM) y DTS-HD MA y DTS:X junto a Philips, ya que el resto de marcas han eliminado el soporte.
¿Puede un panel OLED brillar como un QD-OLED?
Lo cierto es que por poder, podría, como ya hacen otros modelos como la Panasonic LZ2000…pero siempre con un pero importante: el subpíxel blanco, cuanto más brilla el panel, más actúa, lavando así los colores. Para entender el por qué, debemos explicar brevemente las diferencias de funcionamiento de ambas tecnologías.
Sony ha subido un escalón muy importante con su modelo A80K con panel OLED tradicional, ya que aunque este televisor según nuestras mediciones apenas llega a los 620 nits, lo cierto es que el chip XR saca cada gota de brillo del televisor, exprimiendo su potencial hasta límites increíbles.
Aún así, como se puede ver en la foto de más arriba, el panel QD-OLED sigue marcando las diferencias en cuanto a emisión de color y brillo, aunque como comentamos más arriba, es muy loable la capacidad del modelo de la marca japonesa de llevar hasta límites increíbles un pico de brillo tan escaso.
Otro aspecto destacable de este modelo es que cuenta con un exceso de rojo importante: tanto en el balance de blancos como en el las saturaciones de color (especialmente en el 50 y 75% de luminosidad), algo que veremos en los párrafos de más abajo en mayor profundidad.
Calidad de imagen SDR: imagen con una tonalidad demasiado rojiza
Ya metemos las manos en harina y comenzamos a hablar sobre la calidad de imagen. Como reza el titular de este apartado, hemos encontrado que tanto en SDR como en HDR esta A80K viene pasada de rojo. Y es algo que ya vimos en su día en nuestro análisis de la LG OLED G1. Parece ser que la inclusión del panel OLED Evo implica siempre ese exceso de saturación de rojo, notable especialmente en las caras y pieles de los actores.
Por otra parte, antes de comenzar con mayor profundidad en los apartados de colorimetría y balance de blancos, comentaros que nos hemos encontrado con una uniformidad exquisita, tanto al 5% como al 10% de gris. Y un blanco perfecto, sin rastro de tinte alguno.
Antes de comenzar a hablar del HDR, vamos a centrar la vista sobre la colorimetría del panel, que nos ha dejado un poco fríos -al menos en nuestra unidad-, aunque por suerte se puede solucionar si contratáis una calibración profesional con sonda. Su colorimetría presenta errores importantes máximos en el balance de blancos y en el color, con un AE de 5.2:
Antes de dejar paso a la sección HDR, comentaros que el detalle en sombra es esencialmente perfecto desde el primer nivel de negro (0.5%) hasta el último si calibramos con sonda, por lo que podemos asegurar que el panel no presenta ni detalle en sombra más levantado del que debería ni tampoco más aplastado. Sencillamente, está donde debe estar, haciendo así que la imagen tenga un gran impacto y un contraste perfecto, gracias a la calibración y a las ventajas del panel OLED autoemisivo.
Calidad de imagen HDR: una de cal y una de arena
Pasamos ya al mundo HDR, donde nuestra A80K nos entrega 620 nits al 10% de ventana y 135 nits a pantalla completa, lo cual nos deja en unos números prácticamente idénticos al modelo A80J del año pasado. Con estas mediciones, tendremos un buen efecto HDR, pero más que gracias al brillo es gracias al gran mapeador de tonos que incorpora el televisor.
Antes de entrar en materia, cabe mencionar que una de los problemas de este televisor es que cuenta con un ABL (Limitador de Brillo Automático) es bastante más agresivo que en los modelos del año pasado y de la competencia. Ello se traduce en una imagen menos impactante, ya que muestra áreas grandes de blanco con con menos brillo del que debería. Todo ello se traslada muy bien a nuestras mediciones de brillo:
Aún así, el HDR y el panel OLED es una combinación diabólica y más con el buen hacer de la marca nipona en cuanto a tratamiento de la imagen ser refiere. La tecnología OLED es conocida por todos por su capacidad de encender o apagar los píxeles a nivel indiviual para que, cuando haya una escena oscura o con mucho negro, sea capaz de apagarse por completo, entregando un negro puro.
El negro es el parámetro más importante de la imagen, ya que se usa para medir el contraste: el punto más brillante entre el más oscuro, por tanto…si el negro es 0, cualquier valor que dividamos entre éste nos dará infinito: contraste infinito. Y si, el HDR más que de nits y brillo, tiene más relación con el contraste.
Entonces, si tenemos un contraste infinito la imagen es perfecta, ¿no? no, ya que hay otros parámetros igualmente importantes, por ejemplo: los tan cacareados nits. Los nits en un valor de medición de la luz, cuanto más alto sea más brillante (o capacidad de entrega de luz) podrá emitir un panel.
Ahí es donde las OLED tradicionales, como este modelo, flaquean quedándose entorno a los 600 nits, algo que parece que ha solucionado la llegada de la tecnología QD-OLED. Aún así y como no podría ser de otra manera, la combinación de un píxel autoemisivo con un pico de 600 nits y el procesador XR de Sony crean una imagen HDR preciosa y muy impactante.
Las OLED tradicionales tienen otra particularidad además de no llegar tan arriba en brillo: dado que su estructura de píxeles está hecha completamente de puntos blancos con un filtro RGB para generar el color, solo pueden emitir una luz con color rica hasta los 350-400 nits, siendo a partir de ahí hasta su tope (600-700) solo blanco puro, lavando los colores en las altas luces respecto a otras soluciones.
En cuanto al seguimiento de la curva en HDR, el nuevo chip XR de Sony va variando la imagen (aunque la sigue perfectamente fiel) de forma dinámica en función de un algoritmo propietario (lo que se conoce como tone-mapping), no guiándose por lo que dice una medición estática.
Como decíamos, la Sony A95K sigue la curva EOTF de referencia (en amarillo) a la perfección, lo que unido a su mayor pico de brillo hace que podamos ver cualquier detalle hasta los 620 nits y el televisor activará automáticamente un mapeo tonal para recuperar todo el brillo que exceda esa capacidad lumínica del panel.
Como veréis en la foto de arriba, Sony es tan estricta que ambas curvas se superponen, haciendo del seguimiento una auténtica maravilla fiel 100% a la visión del director (con la opción Gradación). Si optamos por la opción de Brillo preferido, la curva medida por la TV (la gris) está por encima de la amarilla, siendo todo más brillante de lo que debería (incorrecto).
Por otra parte, como es costumbre en Sony retendrá todo el detalle posible hasta más o menos unos 2000 nits y a partir de ahí apuesta por el clipping (descartar o quemar detalles en las altas luces) para evitar bajar el brillo general de la escena. El resultado, a nuestro juicio, es el que mejor equilibrio encuentra entre brillo y oscuridad y más con el brillo tan alto que tiene este televisor, con unas imágenes en HDR realmente impactantes.
Como bien sabéis, la A80K es compatible con otros dos formatos HDR: HLG (usado en retransmisiones de TV) y Dolby Vision, donde la Bravia A80K cuenta (al igual que los modelos del año pasado) con la implementación completa basada en el chip -hardware- de la propia TV, conocido como perfil TV-LED.
De esa forma se acaban los problemas de ver la imagen más oscura de lo normal y demasiado ruido en fuentes comprimidas. Aunque por contra, como veremos en la sección de juegos, tiene un pequeño inconveniente: no podemos activar Dolby Vision y 4K a 120 Hz a la vez.
Sony XR Cognitive de 2022: sigue a la vanguardia del procesamiento de imagen
Y por cuarto año consecutivo, encontramos que el procesador de imagen de Sony (escalado, colometría, movimiento) es el mejor del mercado, con especial énfasis en que cuanto peor es la calidad de imagen del material, más diferencia a favor del XR encontramos.
El escalado del televisor es excepcionalmente bueno, con una nitidez especialmente increíble y un marcado efecto de profundidad 3D. No solo es nítido, es que este año hemos encontrado una pequeña ventaja: no es tan ruidoso como el del año anterior, es decir, la imagen es aún más limpia. A veces sorprende ver una imagen tan limpia y nítida en fuentes de tan mala calidad, como por ejemplo la TDT:
Otra gran ventaja en los modelos de Sony es el Smooth Gradation (Gradación suave), una funcionalidad que aplica un filtro de De-contorno. Esta interesante tecnología analiza los píxeles adyacentes en colores uniformes, si detecta que no son exactamente iguales, aplica una máscara de gradiente progresivo, viendo así un color en un lado que va poco a poco y de forma suave y progresiva, convirtiéndose en la otra tonalidad.
Tampoco podemos olvidarnos del MotionFlow, el sistema de movimiento de Sony. Aquí de nuevo se nos acaban los calificativos: el mejor movimiento del mercado, la perfección en este campo hecha TV. Es realmente bueno. Es prácticamente imposible encontrarse con artefactos o problemas de objetos que se «parten» fruto de la invención de los frames; además podemos gestionar la suavidad a nuestro gusto sin aparecer efecto telenovela por ningún lado.
Como todo en Sony, es muy natural, muy orgánico; ayuda al movimiento sin destruir ese movimiento típico de cine. Además, este año se ha perfeccionado el BFI a mayor frecuencia (Black Frame Insertion) para mejorar aún más el movimiento. Se trata de un sistema de intercalado de un frame negro entre cada frame original, ganando suavidad pero perdiendo brill, aunque en Sony con el modo BFI al mínimo no perderemos nada de brillo (en SDR, en HDR es recomendable dejarlo desactivado).
Para acabar con este apartado (y casi con el análisis), nos queda uno de los puntos fuertes del XR: el escalado y procesado de imagen. Lejos de los términos de márketing de moda actuales (todo tiene que estar procesado por «Inteligencia Artificial«) Sony continúa apostando por su sistema de base de datos por objeto. El nuevo procesador crea una especie de campo 3D, aumentando ligerísimamente -pero suficiente- la nitidez de los objetos en primer plano y de los del segundo plano, dando una percepción más real, más como lo percibe el ojo humano.
Muchas veces es complicado encontrar diferencias entre 1080p y 4K, la verdad, al menos en término de nitidez. En este caso, Sony donde marca la diferencia con el resto de marcas es más en canales de muy baja definición (TDT por ejemplo o viejos DVD) donde saca petróleo de donde no lo había.
La nitidez que consigue el XR no lo había visto ni si quiera en los modelos de la propia Sony del año anterior, limpiando además la imagen de toda la suciedad y posterización de la compresión propia de nuestros tests y con una nitidez absolutamente sublime. Si lo unimos al excelente Smooth Gradation, podemos concluir que es una de las marcas donde mejor podremos ver el contenido de mala calidad (y el de buena, por supuesto).
Gaming: estancada en los mismos peros del año pasado
Para acabar, aunque no somos muy de juegos, queríamos dedicarle un apartado al Gaming. Este año, en este campo no encontramos ninguna mejora apreciable respecto al año pasado. Es más, repite los mismos errores que la Sony A80J: no contar con disipador, tener solo dos puertos HDMI 2.1, no contar con un modo Dolby Vision Juego y…tener un ASBL muy agresivo.
El ASBL es una herramienta que, al detectar contenido estático o semi-estático (largas escenas donde los actores apenas se mueven o lo hacen muy poco), va bajando gradualmente la luz OLED hasta niveles mínimos sin que el usuario pueda hacer nada para evitarlo, el llamado ASBL. Pues bien, este problema continúa exactamente igual que el año pasado: el televisor baja demasiado brillo al detectar contenido con logos -como los juegos-, especialmente notable en HDR.
En cuanto al input lag ha medido 16.8 ms tanto en 4K como en 1080p, lo cual está fenomenalmente bien y baja a 7.8 ms al funcionar a 4K y 120 Hz aunque sigue ligeramente por encima de su competencia más directa, pero apenas es notable y en cambio en Sony sigue activa gran parte del procesamiento de vídeo, por lo que tendremos un mejor escalado y gradientes de color.
Respecto a las novedades, este año la A80K por fin cuenta con VRR de serie, además de compatibilidad plena con G-Sync, Freesync y 4K a 120 Hz 10 bits y HDR en los puertos HDMI 3 y 4 (ya que solo cuenta con dos puertos HDMI 2.1).
¿Lo malo? que el chipset no es capaz de hacer funcionar los juegos a 4K a 120 Hz con Dolby Vision, solo con HDR, así que tendremos que decidir si queremos jugar a Dolby Vision a 60 Hz o a HDR10 a 120, algo que no es muy preocupante viendo el excelente tone-mapping del HDR que tiene este televisor. Tampoco tiene modo Juego Dolby Vision.
Conclusiones
Y si has llegado hasta aquí, ¡enhorabuena por la lectura tan densa y larga! hemos intentado tocar todos los parámetros importantes de esta espectacular Sony A80K. Nos encontramos ante uno de los mejores televisores del año, sin ninguna duda, que mejora ligeramente lo que ya era una muy buena base como la A80J del año anterior. ¿Qué mejoras tiene sobre el modelo anterior? pues poquitas: un procesamiento más refinado y poco más, ciertamente. Lo cual no quiere decir que sea malo; todo lo contrario.
En cuanto a calidad de imagen poco podemos decir que no digan ya los vídeos y fotos que hemos puesto aquí, intentando emular lo que veíamos en directo. La imagen en HDR y Dolby Vision es fantástica, rica y saturada pero siempre dentro de la naturalidad de Sony. Al ser un OLED, el efecto tridimensional es enorme, con una ausencia total y completa de blooming, floración y otros problemas típicos de los paneles LCD. Quizá como punto negativo sería los 620 nits al 10%, que nos han dejado un poco fríos, unido a un ABL ligeramente agresivo.
En cuanto procesamiento de la imagen también podríamos concluir que el XR sigue reinando sobre el resto de chips de imagen, ofreciendo un escalado exquisito y un movimiento líder del mercado. En el campo del HDR, la combinación entre tone mapping y clipping y el píxel autoemisivo de las OLED, consiguen que el contenido HDR luzca espectacular. Y más si tenemos en cuenta que podemos calibrar el televisor con Calman AutoCAL, ya que es plenamente compatible con éste.
Para acabar, el mando a distancia (aunque echamos en falta la retroiluminación) y la nueva interfaz/menú son gustarán a muchos y decepcionará a otros tantos. Eso si, todo se mueve todo perfectamente fluido, sin lag ni problemas de rendimiento alguno. Cuenta, además, con soporte para Google Assistant, Chromecast, Airplay 2 y soporte eARC, etc. La guinda al pastel es una calidad de sonido increíble, con una tecnología de Acoustic Surface + ya muy madura y ligeramente mejorada este año
En definitiva, nos encontramos con una TV que recomendamos encarecidamente a aquellos usuarios cuyo uso primordial sea el cine, dado que los videojuegos no son son punto más fuerte (aunque lo hace realmente bien, hay modelos mejores para ese uso). ¿Queréis un televisor que en cine lo haga todo de sobresaliente? la Sony A80K es vuestro televisor.