De la mano de cada emisión semanal, los lunes Max nos congracia no sólo con un nuevo capítulo de ‘La casa del dragón’, si no también con una nueva entrega del ‘Behind the scenes’. Bajo el nombre ‘La casa que construyeron los dragones’, al terminar el episodio Ryan Condal (showrunner y responsable de este éxito mundial) nos congracia con el estreno de un nuevo making off del gusto de los más fans de la serie, así como de todos aquellos interesados en los tejemanejes internos de la industria televisiva. El equipo de utilería, vestuario, sets y VFX nos lleva así de la mano a descubrir la tecnología necesaria para traer a la pantalla palacios, reyes y dragones.
Conocemos así a los jefes de los equipos responsables de que podamos ver y sentir ‘La casa del dragón’ desde la comodidad del sofá de casa. Esta es también una extraordinaria manera de reconocer el trabajo de los profesionales técnicos de la industria, los trabajadores que visten de negro y que nunca vemos delante de la cámara y a los que, sin embargo, debemos la correcta y completa ejecución de nuestras ficciones favoritas. Ambientada en un continente ficticio de época y con unas gigantescas criaturas fantásticas tan presentes, ‘La casa del dragón’ lleva detrás una ejecución de pesadilla, que sin embargo desemboca en un resultado final cercano a la perfección.
Los capítulos se pueden ver desde Max, aunque también se suben semanalmente al canal de YouTube oficial de Juego de Tronos. Os lo dejamos por aquí:
Sin embargo, y aunque los subtítulos en castellano están disponibles, vemos que estos profesionales utilizan una jerga marcadamente técnica que es difícil de seguir para cualquier extraño al acto audiovisual. Entremos por tanto, a comentar pausadamente el ‘behind the scenes’ del episodio 6, uno de los más complejos hasta la fecha.
¡OJO Spoilers!
Paul Slavin, asistente de dirección, arranca el vídeo hablando sobre la buena suerte que ha tenido al haber sido el responsable de las escenas oníricas protagonizadas por el rey Viserys, muerto en la primera temporada, que hace una aparición estelar esta semana como protagonista de una de las visiones que Daemon sufre en Harrenhal. Así, el equipo pudo volver a contar con Paddy Considine durante breves momentos; fue reconocido por todos durante la primera entrega que el inglés era el alma del set de rodaje, como bien ejemplifican ciertos vídeos filtrados de la primera entrega.
Durante una de las escenas que protagoniza Viserys I vemos la monumental escultura a su imagen y semejanza que, imaginamos, se encuentra en la cripta Targaryen de la Fortaleza Roja. Uno de los puntos más importantes del BTS de esta semana es esta gigantesca construcción, con la cara de Considine, con la que el actor bromea y afirma querer llevarse a casa para ponerla en el jardín (por petición de su mujer).
Conrad Linley-Thompson, jefe del departamento de escultura, habla sobre cómo antes de llevar a cabo la versión grande, hicieron varios ‘Viserys’ pequeñitos para poder enmendar sus errores de forma sencilla, barata y rápida. La usada en la serie es, por tanto, una réplica a gran tamaño del mini-modelo.
‘La casa del dragón’: que empiece la rebelión
El director del capítulo, Andrij Parekh, habla sobre lo difícil que fue filmar la escena de la salida del Gran Septo, en la que las reinas Helaena y Alicent son atacadas por el pueblo hambriento de Desembarco del Rey.
La plaza de San Jorge y la portada de la iglesia de San Francisco Javier de Cáceres son las localizaciones en las que esta secuencia se graba; la ciudad extremeña es la capital de Poniente dada su belleza antigua de piedra y adobe. 20 caballos y 180 extras fueron empleados en la secuencia; para la cual el equipo contó sólo con un día y medio, recortado por la puesta de sol. El ya mencionado Paul Slavin alaba el trabajo de los extras españoles, más que necesarios para la filmación de esta escena de modo creible.
Vanja Cernjul, director de fotografía del capítulo, habla sobre la visión que se tenía de esta escena; la idea era filmarla como si de un documental se tratase, con todas las cámaras posibles, para capturar en cámara el sentimiento de caos y desesperación que habita entre los ciudadanos de la capital, y poder grabar en plano secuencia el descenso de las reinas por las escaleras. Olivia Wilde (la reina Alicent en la serie) bromea con el lanzamiento de la comida que la turba hace hacia ella y su ‘hija’: «cuando os digo que el extra encargado de lanzar el pez solía ser un jugador pro de cricket… no exagero. Mi cabeza dio un giro de 360 grados«.
El equipo de prostéticos, liderado por el diseñador Waldo Mason, habla sobre el trabajo que supuso la escena en la que uno de los protestantes agarra del brazo a la reina, brazo que el Guardia Real que la acompaña amputa para liberarla: «hicimos un shot con una manga azul, uno con el brazo real de Terry (Crane) y uno en el que el guardia saca la espada. Hay que hacer una combinación de planos para lograr el efecto final«.
«Ser Steffon Chispas»
El otro punto crítico, técnica y narrativamente hablando, es la muerte de Ser Steffon Darklyn a manos (a llamas, mejor dicho) de Bruma. El dragón engulle con fuego al leal caballero y luego se da a la fuga; el equipo comenta las complejidades técnicas que ello conlleva. «Técnica y logísticamente había mucho que hacer. Tuvimos que hacer todas estas adaptaciones en el set para que fuera seguro utilizar fuego en el interior» explica Slavin. Y es que, aunque parezca mentira, la tecnología de efectos especiales todavía no está lo suficientemente desarrollada como para poder crear llamas de fuego creíbles por ordenador; aún hoy en día, en las mayores producciones de la industria hay que usar lanzallamas.
El proceso es el siguiente: el doble de acción lleva una máscara de silicona moldeada a imagen, en este caso, del actor de Ser Darklyn (Anthony Flanagan). Esta máscara es protectora para el actor, con lo que aunque se intenta, no da el pego como «ser humano al que no han atacado un grupo de abejas». Encima y debajo de toda la ropa hay que embadurnar ‘fire gel‘, manufacturado por el propio equipo de supervisión de efectos especiales.
Un lanzallamas de la misma potencia de la llamarada del dragón cae luego sobre los actores, que llevan encima capas de gel y ropa ignífuga. Emma d’Arcy (Rhaenyra en la serie) admite que fue impactante de ver: «yo solía decir que no me importaba hacer cualquier cosa, hacer mis propias escenas de acción… Pero ahora que lo he visto, la verdad, no me gustaría que me incinerasen«.
Para el ‘dragonkeeper‘ que perece junto a Ser Steffon (que, recordemos, una vez incendiado acorta su sufrimiento rajándose la yugular), debajo de todas las prótesis hubo que colocar un tubo enganchado a una garrafa que bombea sangre falsa, de modo que el suicidio pudiera sangrar y parecer realista. El actor (a quién el equipo se refiere como ‘Levan’, y de quién no hemos logrado encontrar el nombre completo) debe, mientras está prendido, encontrar la marca en la prótesis que acciona el mecanismo de la sangre, algo que requiere tanta puntería como templanza; pero, sobre todo, profesionalidad.
«Es alienígena, ¿no te parece?, rociar a alguien con gas ardiente. Pero tienes que mantenerte positivo; tienes que diseñarlo y construirlo, y enseñárselo a Ryan (…) No puedes estar nervioso haciendo una cosa de estas» (Mike Dawson, supervisor de SFX en ‘La casa del dragón’).
Si algo se puede decir del equipo de ‘La casa del dragón’ es que está lleno de grandes profesionales. Todos conocemos a los que se ponen delante de la cámara; pero sin duda alguna, son los técnicos de detrás lo que la convierten en una serie tan puntera como realista que nos permite entrar todas las semanas en el ‘juego’ de la ficción y soñar dentro de él como hiciera George R. R. Martin cuando imaginara los sucesos de sus libros.