La nueva película de la joven directora Emma Seligman, ‘Bottoms’, se siente a la vez como algo conocido, que hemos visto incontables veces, y como algo completamente nuevo y revolucionario. En su aspecto más esencial, es la típica comedia “dosmilera” de instituto americano, esta vez hecha por y para audiencias queer. Pero esta idea tan simple se ejecuta en ‘Bottoms’ a la perfección, dando como resultado 90 minutos de comedia que se las apaña para ser ingeniosa y tonta a la vez; y que deja claro que, con tan solo 28 años, Seligman sabe perfectamente a quién se dirige con su cine.
El nombre de Seligman hizo saltar las alarmas de los círculos indie de Hollywood por primera vez en 2020 cuando su opera prima ‘Shiva Baby’ consiguió algo de tracción en el circuito de festivales estadounidense, resultando en su estreno limitado en cines. ‘Shiva Baby’ seguía a una joven judía, Danielle, enfrentándose a su familia y su comunidad durante un día en un funeral. La película se hizo con un presupuesto ajustado y fue filmada en una sola localización, pero su humor contemporáneo y descarado conectó inmediatamente con una juventud ansiosa y alienada.
Tres años más tarde, ha vuelto a unirse a Rachel Sennott, protagonista de Shiva Baby, para escribir y producir ‘Bottoms’. Aunque se mantiene firmemente plantada en el terreno de la comedia, ‘Bottoms’ aleja a Seligman de la ambientación y el tono indie de su primera película. En su lugar, opta por una re-imaginación de un género tan importante en la cultura popular como es la comedia de instituto, pero sin perder ni una onza del descaro de ‘Shiva Baby’.
Bottoms: la nueva película de la directora Emma Seligman
‘Bottoms’ sigue la historia de dos amigas, PJ y Josie, interpretadas por Sennott y Ayo Edibiri (The Bear, Abbott Elementary), cuyos trabajos recientes las están posicionando como dos de las nuevas actrices más prometedoras de Hollywood. PJ y Josie encajan en el arquetipo de pringadas del instituto; no tienen más amigos, no destacan social ni académicamente y ambas son lesbianas. En una trama que ha sido descrita como ‘El club de la lucha’ para lesbianas, deciden entre las dos crear un club de defensa personal para las chicas del instituto con la esperanza de poder acercarse a las dos animadoras populares Isabel (Havana Rose Liu) y Brittany (Kaia Gerber).
La película no solo continúa la tradición de gigantes del género como ‘Mean Girls’ (2004), ‘Clueless’ (1995), o incluso una opción más de culto como ‘Heathers’ (1989); sino que también está claramente hermanada con ‘Booksmart’ (2019). El debut directorial de Olivia Wilde de 2019 ya proponía una “queerificación” de la comedia de instituto, ofreciendo una especie de ‘Superbad’ (2007) para nuevas generaciones en la que los personajes son más diversos y el humor está actualizado. Sin embargo, mientras que ‘Booksmart’ es una película más ligera, con personajes muy queribles, ‘Bottoms’ sería algo así como su hermana malvada.
‘Booksmart’ se ríe amablemente de sus protagonistas de la Generación Z, dos empollonas obsesionadas con el activismo. ‘Bottoms’, por otro lado, tiene a dos protagonistas que utilizan el pretexto del club de defensa, vendiéndolo como un club feminista y empoderante, solo para ligar con animadoras. PJ y Josie son personajes moralmente grises. La comedia en ‘Bottoms’ es ácida, en ocasiones cínica, y siempre inapropiada.
Seligman hace del instituto americano un microcosmos abstraído de la realidad, en el que todo está exagerado y ridiculizado hasta el absurdo. Es un universo de profesores desinteresados, jugadores de fútbol americano con relaciones homoeróticas que no se quitan su uniforme deportivo en ningún momento, y clubes extraescolares en los que las alumnas se pelean a puñetazo limpio y planean poner bombas. ‘Bottoms’ ofrece los enredos cómicos que cabe esperar en el género que parodia y perpetúa a la vez, mezclado con una vena bizarra y violenta que evita que sea una simple imitación y la convierte indudablemente en un producto de nuestros tiempos.
El brillante guion de la película, que se burla tanto de la estratificación tradicionalista del instituto americano como de la jerga de los jóvenes en la actualidad, encaja a la perfección gracias a un potentísimo elenco de actores. Las dos líderes del cast, Rachel Sennott y Ayo Edebiri, tienen una química abrumadora. No es sorprendente que tengan la capacidad de ejecutar cada broma con precisión y seguir el ritmo cómico de la película, ya que ambas están curtidas en este aspecto gracias a sus años de experiencia en la comedia de stand-up. Sin embargo, Edebiri en especial ofrece una interpretación carismática que demuestra que es perfectamente capaz de llevar una película a sus espaldas.
Kaia Gerber aprovecha su expresión impasible de modelo para generar algunos de los momentos más graciosos de la película, y Havana Rose Liu le da un giro peculiar a la estereotípica animadora perfecta y popular. Ruby Cruz como Hazel es probablemente el personaje más encantador de la película, el único rastro de un corazón latiente entre todo el cinismo y la irreverencia, y Nicholas Galitzine, en el papel del quarterback consentido del equipo de fútbol, se encarga del humor más estúpido de la película, demostrando que no es solo una cara bonita y que no tiene ningún miedo a hacer el ridículo.
Con ‘Bottoms’, Seligman demuestra que está más que preparada para llevar a cabo producciones mayores que ‘Shiva Baby’, y se niega rotundamente a ser encasillada en el reductivo papel de directora indie. Entre todo el glorioso caos subversivo de la película, no encontramos una lección moral, sino el ansia de un joven grupo de cineastas de divertirse con el cine. En el universo de Seligman, dos pringadas como PJ y Josie tienen permitido triunfar, fracasar, ofender, ser patéticas, derramar sangre —y todo un público nuevo puede disfrutar viéndolo.
No es una película que apele a un público general; el lenguaje y las bromas de la generación de internet dejarán confusos a todos aquellos que no se encuentren dentro del target demográfico. Sin embargo, Seligman no tiene miedo a dejarse a gente por el camino al dirigirse directamente a su audiencia. ‘Bottoms’ funciona como una gran broma interna compartida por una pequeña comunidad; carece de una política interna de la misma manera que lo hacen las conversaciones en un grupo de amigos. Seligman sabe que cada decisión, cada plano, cada broma, tendrá sentido completo para aquellos que sepan reconocer el código en el que se comunica. Bottoms ya está disponible en Prime Video.