El mercado de los televisores OLED no para de crecer. Una tecnología que se está convirtiendo en un habitual en cada vez más hogares. Además, en los dos últimos años el coste de fabricación de los paneles LCD se disparó, provocando una subida de precios notable y haciendo que saliera más rentable comprar una Smart TV OLED, provocando un aumento en las ventas.
Uno de los daños colaterales provocado por el coronavirus fue el parón en las fábricas a nivel mundial, pero muy especialmente en China, principal productor de paneles LCD. Y esto ocasionó que subiera su precio de forma notable, mientras que la tecnología OLED Se mantuvo más o menos estable, permitiendo vender sus Smart TV de diodos orgánicos emisores de luz a precios más atractivos. La jugada le salió muy bien a LG, el gran beneficiado, aunque deberá estar atento porque China ya está invirtiendo para quedarse con el mercado OLED.
Tal fue la subida de precio de los paneles LCD que Samsung decidió una apuesta arriesgada: dar el salto a la tecnología de su gran rival y apostar por lanzar Smart TV OLED. Es cierto que todavía no las hemos visto, pero principalmente porque Samsung Electronics no consigue ponerse de acuerdo ni con Samsung Display ni con LG Display.
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Tras dominar el mercado LCD, China se fija en el OLED
Y es que hace unos años, firmas como Samsung tenían sus propias fábricas de paneles LCD. Hasta que llegaron las empresas chinas colapsando el mercado con precios mucho más competitivos y provocando que poco a poco empresas como la propia Samsung o Panasonic vieran que sale más rentable comprar los paneles LCD a estas empresas de origen chino que fabricarlos ellos mismos.
El gobierno de China sabe que el futuro pasa por la tecnología de diodos orgánicos emisores de luz, y que cada vez más personas apuestan por comprar una Smart TV OLED. Así que no está dudando a la hora de invertir dinero en sus principales empresas tecnológicas, además de repetir la misma táctica que usaron para dominar el mercado LCD: contratar a ingenieros de pantallas de origen coreano para mejorar sus tecnologías y ponerse a la altura de sus rivales. Los resultados, a la vista están…
A día de hoy Samsung Display (teléfonos y portátiles OLED) y LG Display (Smart TV y automoción) son los líderes absolutos del mercado a nivel mundial. Pero su hegemonía se va a ver bastante comprometida con este movimiento del gobierno chino y las empresas tecnológicas del país.
Están contratando a los mejores ingenieros de LG y Samsung
Para conseguir su objetivo, están intentando contratar a ingenieros de primer nivel que actualmente trabajan o han trabajado recientemente en LG Display y Samsung Display ofreciendo interesantes incentivos. Por ejemplo, los billetes de avión y la residencia están incluidos, además de unos sueldos sencillamente estratosféricos. Desde Korean Business hablan de incrementos del 500 al 1000 por ciento, pero nos parece exagerado. Aun así, está claro que China ha puesto toda la carne en el asador para convertirse en el principal proveedor de pantallas OLED a nivel mundial.
Como decíamos, en el pasado los fabricantes de pantallas chinos hicieron exactamente lo mismo: gracias a las inversiones por parte del gobierno de China y las ayudas a estas empresas, pudieron contratar a los mejores ingenieros coreanos para dominar la industria de paneles LCD. Un intento exitoso y en el que consiguieron arrrebatar en tiempo récord un mercado que dominaba Corea con puño de hierro. Actualmente, se calcula que la brecha tecnológica en cuanto a tecnología OLED entre China y Corea del Sur es de tres años. Aunque se está reduciendo a un ritmo vertiginoso, y con este nuevo movimiento, parece que como Corea del Sur no encuentre una solución, van a volver a quitarles su mercado.
Según diversas agencias de investigación, la participación de Samsung Display en el mercado de pantallas OLED caería del 77 al 65% en 2023, mientras que BOE, CSOT y Tianma crecerían del 15 % al 27%. Destacar que el gobierno chino apoya de forma notable a las empresas. Por ejemplo BOE, CSOT, Visionox y Tianma recibieron más de 5,5 billones de wones, más de 4000 millones de euros al cambio, desde 2012 a 2019.