El director británico Alex Garland, conocido por sus películas ‘Aniquilación’, ‘Men’ y ‘Ex Machina’, ha vuelto a aliarse con la distribuidora independiente A24 para traer a las salas de cine su último trabajo: ‘Civil War’.
Garland, que empezó en el mundo del cine como guionista de películas de Danny Boyle como ‘28 días después’, parece estar sumido en una misión personal para conquistar todos los géneros cinematográficos. Con ‘Ex Machina’ se metió de lleno en la ciencia ficción; de ahí empezó a virar hacia el terror con ‘Aniquilación’ para aterrizar de lleno en este género en ‘Men’. Ahora, con ‘Civil War’, hace un cambio drástico y nos trae una drama de guerra.
Pero no se queda ahí, esta nueva película de Garland no es ‘Apocalypse Now’, ni ‘Salvar al soldado Ryan’. ‘Civil War’ transcurre en Estados Unidos, en un futuro próximo no especificado en el que distintos estados se han unido en contra de un gobierno central e intentan derrocarlo. La película sigue la historia de un grupo de periodistas en los días finales de la guerra que ponen su vida en riesgo en el frente de guerra para documentar la caída del gobierno.
El grupo de protagonistas está formado por Lee (Kirsten Dunst), una fotógrafa de guerra curtida; su compañero Joel (Wagner Moura); Jessie (Cailee Spaeny), una joven ambiciosa que también quiere dedicarse a la fotografía de guerra; y Sammy (Stephen McKinley Henderson), un periodista veterano del New York Times y mentor de Lee.
Civil War: como vivir una guerra civil desde dentro
La película no es demasiado larga —su duración es de 109 minutos—, pero Garland crea una olla a presión cinematográfica en la que cada minuto se vive en tensión. Al acabar la película soltarás una larga respiración de alivio que no sabías ni que estabas conteniendo. En lugar de crear una estética futurista o postapocalíptica, ‘Civil War’ busca transmitir el peligro a través de la familiaridad. Los escenarios por los que se mueven los personajes son los mismos paisajes americanos que hemos visto en miles de películas, pero afectados por una guerra que es aterradora por lo realista que parece.
En un clima político como el que actualmente se vive en Estados Unidos, la imagen que pinta ‘Civil War’ se presenta como un futuro posible. La guerra que muestra Garland no transcurre en un futuro desconocido, ni en una jungla lejana, sino en las calles de las ciudades que estamos tan acostumbrados a ver, lo cual amplifica su impacto.
¡OJO! A partir de aquí puede haber algún pequeño spoiler de la película
La película —probablemente de forma deliberada— no se esfuerza apenas en explicar el conflicto. En toda su duración no recibimos mucha más información de la que aquellos que siguieron la promoción de la película pudieron ver semanas antes del estreno (A24 publicó un mapa de los Estados Unidos de ‘Civil War’ en el que indicaba que alianzas estatales se habían formado). Hay un gobierno central que, igual que el real, tiene sede en Washington D.C. y controla los “Estados Leales”. Aparte de esto, tenemos el Nuevo Ejército Popular que controla el noroeste del país, la Alianza de Florida en el sudeste, y las Fuerzas Occidentales de California y Texas.
Lo poco que sabemos es que todos estos grupos paramilitares están en contra del gobierno central por razones desconocidas, y que están a punto de conseguir derrocarlo. El objetivo de los protagonistas es llegar a Washington antes de que el Presidente sea ejecutado para conseguir la noticia y la fotografía del momento.
En una escena especialmente memorable, los protagonistas se quedan atrapados en medio de una batalla entre francotiradores. Joel pregunta a los soldados de qué bando son, y a quién disparan, pero estos no hacen más que reírse de él. La realidad es que no importa a quién apoye cada uno. En una guerra cada uno lucha por su propia supervivencia.
Está claro que la intención de Garland al retener tanta información es mandar un mensaje generalizado anti-bélico. En una guerra no hay “buenos” y “malos”, solo personas inmersas en conflictos mucho mayores que ellos. Toda la muerte y la destrucción es un sinsentido. Su mensaje queda claro, pero también se queda, en ocasiones, ligeramente corto.
A pesar de que sea una decisión narrativa, es difícil no verlo como una oportunidad perdida de posicionarse de forma más arriesgada, de mandar un mensaje que vaya más allá de “la guerra está mal”. Este no es un problema nuevo para Garland, a quien ya le ha faltado algo de garra en películas anteriores (en ‘Ex Machina’ con respecto a la inteligencia artificial y en ‘Men’ con respecto a la misoginia). Sus ideas y su estilo para ponerlas en escena son potentes, pero a menudo le falta un punto de vista claro que le de un punto más de fuerza a lo que quiere decir.
Aún así, Garland elige explorar otros caminos narrativos, centrándose más en la dudosa posición moral de los periodistas a los que sigue. Aunque estos acompañan siempre a los que luchan en contra de los Estados Leales y el Presidente, la película pone en duda su política de no-intervención. Su trabajo, como explica el personaje de Kirsten Dunst, es documentar lo que ocurre sin posicionarse de un lado o de otro. La película condena silenciosamente el exceso de ambición de estos fotógrafos, que harían lo que fuera para conseguir la foto que quieren. Igual que con los soldados con sus pistolas, primero disparan y luego piensan.
No es recomendable que vayas a ver ‘Civil War’ si eres alguien sensible a los sonidos fuertes. Cuando los personajes no están en el coche atravesando las interminables carreteras del paisaje americano, están metidos de lleno en el campo de batalla, y aunque los disparos y explosiones son constantes, cada uno consigue pillarte por sorpresa y hacerte saltar en el asiento. Los sonidos de la guerra están acompañados por una banda sonora que desentona, entrando con canciones animadas en los momentos más duros.
Más allá del mensaje moral que mande o deje de mandar la película, si hay algo que mantiene en pie a ‘Civil War’ son sus interpretaciones protagonistas. Moura y Henderson ofrecen un buen apoyo como personajes más secundarios pero creíbles, pero las verdaderas estrellas son las dos mujeres protagonistas. Dunst —que está teniendo un renacimiento como actriz ahora que, tras su rol en ‘El poder del perro’, Hollywood al fin la toma en serio— captura todas las sutilezas y la oscuridad de un personaje que ha visto tantas cosas como el suyo.
Spaeny, que recientemente interpretó a Priscilla Presley en la última película de Sofia Coppola, es una auténtica revelación; pasa de ser una adolescente asustada a una temeraria fotógrafa de guerra. Cabe destacar también la fugaz aparición de Jesse Plemons, que en los pocos minutos que sale crea el momento más tenso de toda la película.
Es difícil encasillar a un director como Garland; cuando parece que te vas haciendo una idea del tipo de cine que hace, da un giro de 180º y sale con una propuesta completamente distinta. Es posible que este ansia por sorprender en cada entrega juegue en su contra a veces, al no permitirle consagrarse como un autor con una visión propia. Sin embargo, no deja de dar vida a películas que le hacen, como mínimo, un muy buen director.