¿Alguna vez te has preguntado cómo trabajan Netflix, Disney+ o HBO MAX sus contenidos en HDR? En los próximos artículos de AVPasión vamos a introducirnos en sus requisitos y especificaciones de alto rango dinámico para entender cómo nos llegan a nuestros televisores. Hoy empezamos analizando el caso de Netflix.
El Dolby Vision de Netflix genera el resto de versiones
Netflix lo fía todo al formato Dolby Vision, al menos, en lo que a sus producciones originales se refiere. Siempre es su primera elección e intenta que esa gradación de color HDR se mantenga hasta el último dispositivo de consumo del espectador. La idea es mantener la intención creativa de esa imagen desde la sala de masterización hasta la tablet de un domicilio, por ejemplo.
Para poder lograr esto, todos los originales de Netflix que se entregan en HDR deben masterizarse en Dolby Vision y entregarse de acuerdo con las especificaciones de entrega propias de la empresa americana. Netflix pide siempre un formato contenedor llamado IMF (interoperable master file) que no es más que un fichero MXF muy estructurado en diferentes carpetas donde se almacena el video, sonido, subtítulos, códigos de tiempo y una infinidad de metadatos.
Pues bien, de este paquete IMF se obtienen el HDR Dolby Vision, el HDR10 y la versión SDR. Sí, has leído bien, desde el Dolby Vision se generan el HDR10 y también el SDR 709 para los dispositivos compatibles. No se hacen tres másters o tres correcciones de color distintas. Se hace una sola, el Dolby Vision, y con la metadata adecuada se genera el resto automáticamente.
Entre toda la metadata necesaria, destaca el content maping para conseguir todo lo anterior. ¿Qué versión del content maping de Dolby Vision manejan en Netflix? Aceptan desde hace tiempo la versión 4.0 en tanto que programas de corrección de color como Blackmagic DaVinci Resolve o Baselight, ya la incorporan en sus exportaciones. También admite la más antigua versión 2.9 pero la propia Dolby no lo recomienda.
Dolby content mapping y Netflix
Cada versión de content mapping (CM) proporciona un algoritmo diferente y una gama diferente de herramientas para controlar la intención artística y cómo se representa el contenido a los dispositivos compatibles Dolby Vision. Es decir, cómo se transforma un DV en una pantalla sólo HDR10; o peor aun, cómo transformar ese DV en un SDR.
Y más complicado todavía, por qué entre fabricantes la implementación de las numerosas (demasiadas) versiones y perfiles Dolby puede cambiar significativamente. Incluso aunque solo sea porque una pantalla llega a 400 nits y otra a los 800. En resumen y por concretar: no es lo mismo un televisor Samsung QD OLED de 2024 que una WOLED de LG de 2017 y así hasta un dispositivo que no sea HDR y que solo pueda mostrar correctamente SDR 709.
El caso es que el content mapping v2.9 de Dolby se basa en una curva de un único segmento de ajuste tonal mientras que el content mapping v4.0 tiene tres segmentos diferenciados sobre los que codificar la imagen y sacarle el máximo partido. En este gráfico se ven claramente las diferencias entre ambas.
¿Qué más pide Netflix? Monitores calibrados para certificar que el contenido es óptimo. Para SDR la cuestión está muy clara desde hace años: Rec.709, BT.1886 / Gamma 2.4, midiendo 100 cd/m2. ¿Y qué demanda para HDR? ¿Cuántos nits? Netflix recomienda masterizar sus contenidos originales en Dolby Vision en un marco máximo de 4.000 nits. Con su espacio de color y su gamma clásica, es decir: P3 D65 y curva PQ / ST.2084.
¿Cuántos nits alcanza Netflix?
Pero una cosa es el máximo permitido (4.000 nits) y otra el pico de brillo más habitual. En este caso, el Dolby Vision de Netflix suele situarse en el escenario de los 1.000 nits. Así que ya hemos salido de dudas, Netflix apuesta por HDR a 1.000 nits. Es su recomendación y prioridad para que sus clientes tengan la experiencia HDR en sus contenidos preferentemente. Si no se usan en todo su esplendor ya es una decisión creativa o artística de los responsables de la serie, película, etc.
Como veremos en próximos reportajes, no todos los operadores permiten la entrega de contenido de hasta 4.000 nits. Esto es una clara decisión de futuro, marca de la casa. Netflix siempre ha hecho gala de la vanguardia tecnológica y esto es una demostración más, una declaración de intenciones. Aunque sea para un futuro sin fecha específica.
Más interesante todavía se pone la cuestión con los espacios de color. Tenemos televisores y proyectores cada vez con espacios de color más amplios, afortunadamente. Los QD OLED ya van por el 90% de cobertura del REC 2020 una vez calibrados. No solo eso, sino que además la cobertura de ese gamut cada vez va tiendo más precisión y exactitud (que no son lo mismo).
Javier ‘Tocinillo’ dio la noticia el otro día de que la Samsung S95D de este año 2024 viene con un AE (delta error) de solo 1,7. En el mundo de la medición y calibración de pantallas, obtener un resultado por debajo de 3 supone que el ojo humano apenas nota diferencia y por debajo de 2 se considera que la calibración es magnífica.
Volviendo a la cuestión que nos ocupa, Netflix prefiere etalonar sus películas en el espacio de color P3 con el blanco posicionado en 6.500K (conocido también como D65) en lugar del más amplio REC 2020, al menos a día de hoy. El operador americano actualiza con mucha frecuencia sus protocolos tecnológicos y los hace públicos, es una marca de identidad propia. Básicamente no se fía de poner las coordenadas de RGB en los límites del rendimiento de los monitores profesionales actuales. Así que pone a todos a etalonar en un P3-D65 para asegurar un color más consistente y eficiente entre los posibles dispositivos de visionado.
Eso sí, como no existe ningún estándar SMPTE ni EBU donde se emita video en streaming directamente en P3, el vídeo bajo demanda llega en un contenedor REC 2020 limitando las coordenadas del rojo, verde y azul al espacio más pequeño del P3. Algo que también sucede en muchas ocasiones con los discos físicos Blu-Ray 4K.