El mundo de la distribución de contenido cinematográfico es tan apasionante como complejo. Pero para nosotros como usuarios se reduce a una simple pregunta: ¿cuándo llegará esa película al streaming y a qué plataforma lo hará? Sin embargo, la respuesta a esta aparentemente sencilla pregunta es bastante compleja. Lo ideal sería que todos los estrenos de cine y series que no son propios estuvieran disponibles en todas las plataformas de streaming. Pero ya sabemos que no funciona así.
Y si lo pensáis, es bastante lógico. Si las películas y series llegaran al mismo tiempo a todas las plataformas de streaming, estas perderían una de las armas más potentes que utilizan para atraer suscriptores. Más allá de crear contenido propio, las plataformas invierten en producciones que creen o esperan que atraigan al público. E invierten muchísimo dinero. Así que quizás os estéis preguntando, ¿cómo llegan determinadas películas a determinados servicios de streaming y quién decide quién recibe qué y cuándo? Nos ha parecido un tema bastante interesante, así que vamos a averiguarlo.
Las plataformas de streaming y el COVID lo han cambiado todo
Es importante saber que las películas no se venden, al menos en su gran mayoría. Lo que hacen los estudios y sus distribuidores es vender licencias para exhibir, vender o transmitir películas de una manera particular, en un lugar particular, durante un período de tiempo particular. Esto pasa incluso con los cines, que no compran la película, sino una licencia para proyectarla en ciertos territorios durante un cierto periodo de tiempo.
De manera similar, cuando una plataforma ofrece una película a sus suscriptores, el servicio de streaming ha comprado una licencia que le otorga el derecho a transmitirla, nuevamente, en ciertos territorios durante un período de tiempo determinado.
Otro dato a tener en cuenta es que las licencias cinematográficas se venden en varias etapas. Por lo general, una película de estudio se exhibe primero en los cines, después pasa al formato VoD (pago por visión) en alquiler, en compra o en ambas; y después se pone a disposición de las plataformas de streaming. Como es lógico esto aplica solo al contenido que no es propio de cada plataforma, pero sí a las series que no producen las plataformas de streaming.
¿Cuánto tiempo pasa entre las diferentes etapas? Para medir este tipo en la industria cinematográfica se utiliza el término «ventana de estreno». Así pues, tenemos la ventana de estreno en salas de cine, la ventana de estreno en VoD, la ventana de estreno en streaming y la ventana de estreno en televisión (si llega a darse el caso).
Y son precisamente estas ventanas de estreno las que han cambiado por completo en los últimos años. La primera ventana de estreno, la de las salas de cine, solía ser bastante larga, normalmente de alrededor de seis meses, puede que incluso más en algunos títulos. Pero entonces llegó el COVID y lo cambió todo. Con los cines cerrados, los estudios redujeron muchísimo la ventana de estreno en salas de cine o directamente la eliminaron, recurriendo en su lugar al pago por visión y a los acuerdos con plataformas de streaming. Y aunque los cierres de los cines son cosa del pasado, las ventanas de estreno en salas de cine, mucho más cortas, siguen vigentes.
Así que ahora el tiempo que pasa entre que una película llega a los cines y está disponible para alquilar, comprar o incluso ver en alguna plataforma de streaming es mucho más corto que antes. Según Indiewire, la ventana de exhibición promedio de todas las películas de los grandes estudios en 2023 fue de solo 37 días. Hubo casos atípicos, como Oppenheimer, que estuvo solo en cines durante 122 días. Pero fue un caso bastante excepcional.
Aunque la película de Nolan no fue la única que superó ese tiempo promedio. Por ejemplo, Super Mario Bros, del mismo estudio, terminó su exhibición en cines después de 41 días. La película Eras Tour de Taylor Swift se prolongó durante 60 días, mientras que las películas de Disney duraron un promedio de 62 días, las de A24 una media de 48 días, las de Paramount alrededor de 42 días y las de Sony solo 35 días.
Una vez que termina la exhibición en salas de cine, llega el momento de las plataformas de streaming. Este periodo se conoce como «ventana de pago único» y es cuando las películas pasan de las salas de cine a la visualización en el hogar. Durante la «ventana de pago único» los derechos de exhibición de una película se venden a dos mercados diferentes: el mercado PVOD/TVOD (el mercado de alquiler y compra de películas a través de Internet) y el mercado SVOD, que corresponde a los servicios de streaming como Max, Prime o Netflix.
Cuando finaliza el período de pago único, llega el momento de vender más licencias. Este próximo período de lanzamiento se conoce como «ventana de pago doble» y es cuando se otorgan licencias para películas más antiguas, a menudo a otros servicios de transmisión que estén incluido en la «ventana de pago único». Por ejemplo, Sony tiene un acuerdo de pago único con Netflix, pero un acuerdo de pago doble con todas las plataformas de Disney.
Como imaginaréis, de las dos ventanas, la de pago único es la más deseable, especialmente en las películas renombre. Estas son capaces de impulsar las ventas de nuevas suscripciones de las plataformas de streaming de una manera que no lo hacen las películas más antiguas. Pero las licencias de pago único tienden a ser más baratas, y eso significa que permiten a los servicios de streaming ampliar sus catálogos a un costo relativamente bajo.
Tradicionalmente los acuerdos de «ventana de pago único» tenían una duración de hasta 18 meses y eran exclusivos, por lo que si una película iba a ser transmitida por un servicio de streaming no llegaría a otro hasta que pasara al menos un año y algo más. Pero el mercado ha cambiado mucho en los últimos años y, como informa Variety, ahora la mayoría de los estudios otorgan licencias a múltiples plataformas de streaming, ya sea de manera simultánea o ligeramente escalonada.
Y si eso no es suficientemente lioso también debemos tener en cuenta que algunos de los estudios cinematográficos más importantes del mundo tienen sus propios servicios de streaming. Por ejemplo, Disney tiene Disney+, así que las películas de Disney directamente pasan a Disney+ una vez acaba su ventana de exhibición en los cines. Sin embargo, Disney también es propietaria de 20th Century Fox y Searchlight, pero sus películas no acaban solo en Disney+; normalmente también se ceden bajo licencia a HBO y Max.
Así que, como decíamos al principio, es un mundo tremendamente complicado, que además se volvió todavía más complicado con el cierre de los cines durante el COVID y la llegada de las diferentes plataformas de streaming.
Fuente | Techradar
Imagen de portada | Unplash