Con esta comparativa por fin podemos decir que hemos hecho comparativas entre casi cualquier modelo del año 2020. Y si, por fin la OLED se va a enfrentar a una Full Array en igualidad de condiciones, ya que recordad que la Q950TS (de la que podéis ver una review aquí en AVPasión), cuenta con nada más y nada menos que 480 zonas de atenuación independientes y unos 1700 nits de pico máximo (modo Filmmaker/Cine, calibrado, L10). Muchísimas gracias a Samsung España por la cesión del producto.
Por un lado seguimos con nuestra OLED C9 que tan buenos resultados nos está dando (su hermana de este año, la CX es prácticamente idéntica), una OLED de resolución 4K, unos 720 nits en modo calibrado (Technicolor, calirbado, L10) y como todas las OLED un negro perfecto. Por otra, la bestia de Samsung para el año 2020: una QLED 8K con una cobertura cromática algo mejor que la media de gamas altas, 1700 nits de brillo máximo en HDR y un diseño que quita el hipo. Ah, lo más importante, es un modelo FALD (Full Array Local Dimming), un sistema encargado de encender o apagar grupos de cientos de miles de píxeles para que, cuando haya una escena oscura o con mucho negro, sea capaz de apagarse por completo, entregando un negro puro como hacen las OLED. El negro es el parámetro más importante de la imagen, ya que se usa para medir el contraste: el punto más brillante entre el más oscuro, por tanto…si el negro es 0, cualquier valor que dividamos entre éste nos dará infinito: contraste infinito. Claro está que esto tiene sus limitaciones, puesto que la Q950TS cuenta con unas 480 zonas de atenuación local, o lo que es lo mismo: 1 zona para cada 17000 píxeles. Esto hace que en algunas escenas veamos efecto blooming (como si la luz se «saliera» alrededor de los objetos brillantes sobre fondo oscuro) ya que la zona es demasiado grande y si apagara no veríamos nada. En cualquier caso, es infinitamente mejor un sistema Full Array que uno Edge Led (una única tira de leds en uno de los bordes del televisor, que se encarga de encender o apagar toda la TV a la vez).
En nuestra prueba hemos observado varios fenómenos paradójicos. El más importante es que…al ser la Q950TS un modelo 8K (4 veces más resolución que si fuera 4K), necesita mucha más energía para poder llegar a dar los mismos nits que un modelo FALD LED. ¿Y qué es lo que pasa? pues que eso da como resultado que en pantalla completa apenas llegue a los 400 nits -esto se conoce como ABL, más o menos agresivo– (su hermana del año pasado, la Q90R, pasaba de los 750). Además, Samsung este año ha priorizado acabar con el blooming cueste lo que cueste…y ha costado brillo. Para no contaminar los objetos adyacentes, el panel baja la luminosidad de ciertos objetos, haciendo que junto con el ABL más agresivo, no sea tan grande la diferencia de brillo entre ambos modelos. Aunque para ser justos, tampoco lo es en niveles de negro, aunque en la OLED sigue siendo más profundo.
Una comparativa la mar de interesante y divertida, cada panel cuenta con sus virtudes e inconvenientes. Podríamos resumir que la QLED gana en brillo y tratamiento en zonas en penumbra -notablemente menos ruido-, la OLED gana en contraste y tridimensionalidad. En cuestión de gaming, algo que no hemos analizado en el vídeo, ambos modelos tienen un input lag similar (10 vs 12) y cuentan con puertos HDMI 2.1, con VRR, Freesync y 4K@120 HZ. Pero la OLED no sufre ninguna penalización en calidad de imagen en el modo juego, mientras la QLED desactiva demasiadas zonas para mantener bajo el input lag. Que cada uno juzgue qué modelo le interesa más.