El cine de terror está teniendo una edad dorada. Durante décadas, ha sido un género casi exclusivamente de culto, de frikis, pero gracias a películas como ‘Get Out’ o ‘Midsommar’, consideradas de “terror elevado”, en los últimos años se ha empezado a eliminar el estigma sobre este tipo de cine. Afortunadamente para los fans del terror, esto quiere decir que ahora, películas como ‘Abigail’ tienen un hueco asegurado en carteleras internacionales.
Y es que ese “terror elevado” más intelectual, que utiliza los mecanismos del género como metáforas para hablar del estado anímico de sus personajes o de problemas sociales, está muy bien. Pero un verdadero fan del terror a veces quiere otra cosa; a veces simplemente busca una película que le asuste y que le divierta. Aquí es donde entra en juego ‘Abigail’.
Su premisa es simple; un grupo de criminales que no se conocen entre sí son contratados para secuestrar a una niña pequeña y llevarla a una casa remota en la que tendrán que vigilarla mientras su jefe consigue que el adinerado padre de la niña pague el rescate. Pronto, la banda de mercenarios se encuentra en una situación mucho más complicada. Las puertas y ventanas de la casa se bloquean encerrándoles dentro y la niña, Abigail, resulta ser una víctima mucho más difícil de lo que pensaban.
Lo que ocurre durante el resto de la película es un auténtico baño de sangre y sesos mientras los protagonistas luchan por intentar salir de esa casa con vida. La película está plagada de sustos, momentos tensos y escenas de gore repugnante que probablemente sea difícil de digerir para cualquiera que no esté acostumbrado a ver este tipo de imágenes en su pantalla. Si, por el contrario, eres fan del terror, saldrás contento de la sala de cine.
Abigail: sangre, sangre y más sangre en una divertidísima película
Lo mejor de ‘Abigail’ es que todo lo que ocurre en la película es ridículo, y es absolutamente consciente de ello. Está plantada firmemente en el terreno de la comedia de terror, llena de escenas en las que la inminente muerte de uno de los personajes no puede evitar que se te escape alguna carcajada por lo exagerado de la situación.
Los directores, Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett —conocidos en conjunto por el nombre de su productora, Radio Silence—, no son nuevos en este género. En los últimos años, han dirigido las dos últimas entregas de la saga ‘Scream’ y ‘Ready or Not’, ya un clásico de culto del terror contemporáneo. Su especialidad son las películas en las que las condiciones son tan extremas, y las muertes tan sangrientas, que inevitablemente te hacen reír.
Pero también son capaces de crear personajes interesantes. En esta ocasión, vuelven a trabajar con la actriz Melissa Barrera, que ya protagonizó sus películas de Scream. Barrera es la “final girl” perfecta; es emotiva sin dejar en ningún momento de transmitir fuerza, y es imposible no querer que sea ella la que consiga salvarse y salir con vida de la horrorosa situación en la que se encuentra. Ya es costumbre que acabe cada película en la que aparece recubierta de sangre, y cada vez que lo hace es tan emocionante para el espectador como la anterior.
Además de ella, el resto del reparto formado por Dan Stevens, Angus Cloud, Kevin Durand, Giancarlo Esposito, Alisha Weir y Kathryn Newton, es muy potente, y consigue que los momentos más cómicos funcionen durante toda la película. Conocemos a estos personajes únicamente en el contexto en el que los encontramos en la película, sin saber nada de sus vidas fuera de este marco, y, aun así, consiguen que sean entretenidos de ver, que les entendamos y que nos importen.
Weir, que interpreta a Abigail, supera la ardua tarea de cargar con las partes más descabelladas de la película con tan solo 14 años. La más sobresaliente en el reparto, sin embargo, es Newton, que después de trabajar en otras películas de terror como ‘Paranormal Activity 4’, ‘Freaky’ y, más recientemente, ‘Lisa Frankenstein’, también se está ganando su reputación de scream queen. Interpreta con facilidad y, sobre todo, con encanto, a Sammy, una niñata rica convertida en hacker que no es demasiado inteligente, pero es extremadamente querible.
En una escena que incluye una rutina de ballet y, cómo no, una muerte sangrienta, Weir y Newton tienen la oportunidad de trabajar en conjunto para crear una de las escenas más memorables de la película, que recuerda también a escenas de ‘M3gan’ (2022).
La escritora Manohla Dargis, en su crítica para el New York Times, llama a ‘Abigail’ “alegremente poco ambiciosa”. Puede parecer una descripción negativa, pero es precisamente la razón por la que la película funciona. Mientras que muchas películas de terror buscan la grandilocuencia para mandar algún tipo de mensaje importante que a veces se queda a medias, ‘Abigail’ no intenta ser nada más de lo que es; una excusa para poner a encerrar a un grupo de personajes en una casa y que la audiencia pueda divertirse viendo cómo luchan por sus vidas— y muchos de ellos fracasan.
Lo poco que sabemos de los personajes aumenta el grado de diversión. De hecho, es precisamente cuando la película intenta introducir un matiz de seriedad dándoles un pasado trágico que se rompe un poco la burbuja de ridiculez para dar lugar a las escenas más flojas de la película.
‘Abigail’ no pretende subvertir los tópicos del terror, y de hecho se apoya en ellos; la niña siniestra, los protagonistas encerrados en una trampa, y hasta la localización de la mansión antigua, llena de ratas y sombras de las que parece que va a emerger un monstruo en cualquier momento.
La película no es demasiado larga, pero llega al final a rastras después de más escenas de muertes y peleas de las que parece posible meter en tan solo 109 minutos. Por este motivo, es probable que no vaya a pasar a la historia como un hito del cine de terror. Pero si lo que quieres es ir al cine a pasar un buen rato, asustándote pero riéndote también, es una película perfecta.