¡OJO! En este artículo habrá spoilers de los dos últimos capítulos de Agatha, ¿quién si no?
Tras el sacrificio de Lilia al final del episodio anterior, con el que eliminó la amenaza de las Siete de Salem, las cosas están llegando a su fin en la Senda de las Brujas. Los miembros restantes del aquelarre improvisado se enfrentan a una última prueba, pero más allá de la Senda les esperan todavía más obstáculos. Los dos últimos episodios son un cierre emocionante a la aventura de las últimas siete semanas con Agatha, ¿quién si no?, aunque caen en algunos de los errores que suelen plagar los proyectos del Universo Cinematográfico de Marvel.
Los dos últimos episodios de Agatha, ¿quién si no? no escatiman en materia de giros inesperados. El episodio 8 se centra en la prueba final de la Senda de las brujas y la batalla final contra Rio, la Muerte, que quiere restablecer el equilibrio quebrado por la reencarnación de Billy.
Finalmente, es Agatha la que se entrega a su ex-amante para que Billy pueda sobrevivir, pero ese ni siquiera es el giro más grande del episodio. Y es que, en la última escena, se desvela que la Senda de las Brujas nunca fue real; es una ilusión creada inconscientemente por Billy. El chico, que comparte poderes con su madre la Bruja Escarlata, crea algo real a partir de un simple mito.
El noveno episodio es una apuesta arriesgada para el final de una serie. Con su protagonista ya muerta en el presente, nos lanza al pasado y nos explica, por fin, lo que pasó con su hijo perdido Nicholas Scratch.
Resulta que Agatha y su hijo también tienen que ver con la creación de la Senda, aunque de forma distinta a Billy. Lo que empezó como una canción infantil creada por ellos mientras caminaban de un sitio a otro allá por el 1750, se convirtió en una leyenda que se esparció por la comunidad de brujas a lo largo de todo el mundo. Tras la muerte de Nicholas (que también vemos en el episodio), Agatha utiliza la Balada de la Senda de las Brujas como una trampa para poder robar poder de otras brujas.
Los giros le dan a todo lo ocurrido en los episodios anteriores una perspectiva completamente nueva. Mientras que Billy no se da cuenta de lo que ha hecho hasta el final, Agatha lleva sabiendo la verdad desde el momento en el que apareció la puerta de entrada a la Senda en su sótano en Westview. La idea de que, de alguna manera, era Agatha la que mantenía cierto control sobre la situación incluso sin sus poderes, es una revelación que encaja a la perfección con la esencia de la serie.
Pero la historia de Agatha no acaba ahí. Los fans de los cómics probablemente sabían de antemano que Agatha Harkness es un personaje recurrente de Marvel, y que muchas de sus apariciones son en forma de fantasma que aconseja, principalmente, a Wanda Maximoff. Tras su muerte en la serie, Agatha reaparece en su forma espectral para adoptar ese rol con Billy.
He aquí uno de los puntos en los que el final de ‘Agatha’ es víctima del funcionamiento de la máquina de Marvel. Una serie dedicada a un personaje acaba estando al servicio de otro distinto con el objetivo de introducir su historia. Aunque no hay un proyecto confirmado sobre Billy, está claro que su rol de cara al futuro del UCM será clave. La decisión de acabar centrándose en el viaje de Billy para encontrar a su hermano no quita todo el desarrollo detallado que ha recibido Agatha, pero sabe a poco en el final de su propia serie.
Agatha Harkness empezó siendo una villana unidimensional en Bruja Escarlata y Visión, pero Agatha, ¿quién si no? nos ha dado la oportunidad de ir descubriendo todas las capas que la convierten en un personaje rico e interesante. Sería una pena que volviera a quedar relegada a un rol cómico y menor.
Por otro lado, la confrontación final entre Agatha y Rio es otro de los aspectos del episodio que nos deja algo insatisfechos. Aunque es cierto que no es la trama principal de la serie, hay desequilibrio entre lo que los episodios anteriores prometían de esta relación, y lo que el final acaba mostrando.
Cada escena que Aubrey Plaza y Kathryn Hahn han compartido a lo largo de la serie ha estado cargada con el peso de una dinámica que lleva siglos fermentándose, pero, a pesar de que en el último episodio hay flashbacks, ninguno de ellos nos enseña más de la compleja relación entre las dos mujeres.
El enfrentamiento final fuerza a Rio a adoptar el papel antagónico, y gran parte de los matices de la relación se pierden en la confusión. Solo podemos aplaudir a las dos actrices por comunicar con el apasionado beso final que pone fin a la vida de Agatha todo lo que los personajes no tienen oportunidad de decir en el guion.
Agatha, ¿quién si no?: un pequeño milagro de Marvel
Más allá de las imperfecciones que manchan este final, hay que recordar el contexto general de Marvel en el que nos encontramos. Agatha Harkness es un personaje que aparece solo esporádicamente en los cómics y que ni siquiera tiene un título propio publicado. El hecho de que exista una serie dedicada a darle vida a este personaje es un pequeño milagro en sí mismo.
La creadora Jac Schaeffer, también autora de Bruja Escarlata y Visión, es la responsable de los dos proyectos más interesantes del UCM, que se alejan de las convenciones, y son ambiciosos en su narrativa y en su uso del género.
Cada aspecto que compone Agatha, ¿quién si no? está hecho con el cuidado de un proyecto de autor, y no con el molde genérico de una máquina de sacar películas. El diseño de producción hace que el mundo de la Senda de las Brujas cobre vida delante de nuestros ojos, y todo está hecho con el presupuesto más bajo de cualquier serie de Marvel. En vez de pantallas verdes, tenemos sets reales y efectos prácticos que nos hacen sentirnos más cercanos a lo que vemos en pantalla.
Es una serie hecha con gran pasión en todos sus ámbitos, y eso se comunica de mil maneras, desde los detallados disfraces de cada episodio, hasta las interpretaciones del elenco. Hahn, que ha hecho su carrera a base de papeles secundarios, ha demostrado ser una excelente protagonista, con una comedia física y una teatralidad divertidísimas, pero también con las tablas y la sutileza necesarias para los momentos más dramáticos.
En tan solo 9 episodios de una media hora cada uno, chocan entre sí esta ambición de hacer algo nuevo y creativo, y la responsabilidad de un universo cinematográfico que tiene que introducir personajes y prepararnos constantemente para lo que viene. Aunque, en algunos momentos, se impone la segunda, Agatha, ¿quién si no? no deja de ser un proyecto de calidad, más allá de los confines del UCM.
Es una historia emocionante de principio a fin y, al igual que Bruja Escarlata y Visión, un estudio de personaje exitoso en sí mismo. Schaeffer tiene un talento especial para coger una historia de magia y abstracción y aterrizarla en emociones completamente reales. Nadie ha conseguido humanizar el universo Marvel como ella, y solo podemos esperar que su trabajo en él no se acabe aquí.
Todos los episodios de Agatha, ¿quién si no? están ya disponibles en Disney+.