El cuarto episodio de ‘Agatha, ¿quién si no?’ es justo lo que la serie necesitaba. Mientras que, en el episodio anterior, la acción y los enredos cómicos de la Senda de las Brujas ocupaban casi todo el espacio, esta semana nos trae un nuevo capítulo en el que la historia y sus personajes pueden respirar. La prueba a la que se enfrentan las brujas aporta la emoción y los sustos, pero todo lo que ocurre está mejor conectado al trasfondo de las protagonistas y nos permite empezar a entenderlas mejor.
Resumen de ‘Agatha, ¿quién si no?’ Episodio 4 (¡OJO Spoilers!)
Todo empieza justo donde nos quedamos la semana pasada: Sharon está muerta. El adolescente y Alice le cavan una tumba mientras Agatha, imperturbable, insiste en que tienen que seguir su camino. Por fin, hace referencia al hecho de que ella ya ha sobrevivido a la Senda y su experiencia puede ser útil, y les dice que no necesitan un aquelarre completo para llegar al final—ella fue la única superviviente del suyo.
Pero el resto de las brujas no parecen convencidas. Como apunta Jen, si no fuera por sus conocimientos sobre pociones, no habrían salido (casi) todas con vida de la última prueba. No les queda otra, tienen que invocar a una bruja verde para ocupar el lugar de la difunta señora Davis.
Las brujas utilizan el librito de hechizos del adolescente para el ritual, y a los pocos segundos surte efecto: Rio Vidal emerge de la tierra. Como indicaba la lista de nombres que Lilia le dio a Agatha en el episodio 2, el corazón negro que completaba el aquelarre siempre fue ella, por mucho que le pesara a Agatha. Mientras que la bruja protagonista está molesta por la llegada de Rio, las demás sienten una mezcla de curiosidad, fascinación y miedo ante la mujer que acaba de emerger del suelo, pero, de cualquier manera, vuelven a emprender el camino.
De nuevo, una misteriosa casa aparece delante de ellas, aunque su aspecto es muy distinto al de la anterior; se trata de una especie de cabaña de madera. Inmediatamente, Alice reconoce el estilo de la casa y se da cuenta de que la próxima prueba tendrá que ver con ella. Como ya vimos en la última instancia, en la Senda no se puede hacer trampas. No hay forma de dar la vuelta ni saltarse una prueba; la única forma de avanzar es atravesándola.
Cuando llegan a la puerta, notan que tiene un grabado de una luna creciente, que representa la fase del fuego. En la prueba anterior la puerta tenía una luna llena (fase del agua), y acabaron a punto de morir ahogadas, por lo que parece que cada prueba estará asociada a una fase de la luna y un elemento. Una vez dentro, descubrimos que la casa no es una casa en absoluto, sino un estudio de grabación de los años 70—una referencia a Lorna Wu, la madre de Alice, que además de ser bruja fue la líder de una banda de rock que popularizó una versión de la Balada de la Senda de las Brujas.
Dentro del estudio empezamos a ver más de la interesante dinámica entre Agatha y Rio, cuya química no ha disminuido desde su encuentro en el primer episodio. En una conversación que mantienen, Rio dice que no puede esperar a que traicione al aquelarre, así Agatha obtiene su poder, y ella sus cadáveres. Mientras lo dice, Agatha aprieta el botón que abre el micrófono y hace que todas las demás lo escuchen. Todavía no sabemos bien qué quiere decir Rio, pero es más que suficiente para que el resto de brujas, que descubren que no pueden fiarse de ella.
De pronto, el estudio se inunda de un sonido chirriante y demoniaco proveniente de un tocadiscos girando al revés. El adolescente ha dado comienzo a la prueba al estilo de ‘Alicia en el País de las Maravillas’, reproduciendo un disco que tenía las palabras “PLAY ME” escritas en la solapa. Agatha rompe el tocadiscos en pedazos, pero ya es demasiado tarde. Un metrónomo empieza a marcar el tempo—alguien les ha puesto una maldición y la prueba ha comenzado.
Las cosas empiezan a torcerse; primero Lilia, y después Jen, se doblan de dolor mientras les sale humo del cuerpo. Alice tiene que poner en práctica sus conocimientos de magia de protección para ayudarlas, dibujando un círculo alrededor de ellas mientras dice un encantamiento. Rápidamente se dan cuenta de que Jen y Lilia tienen en sus hombros unas quemaduras con forma de garras, iguales a las que Alice ha tenido desde que nació. Todo en esta prueba tiene que ver con Alice y su pasado. La canción que estaba sonando invertida era la versión de la Balada de su madre.
Alice, que había elegido renegar de las creencias de su madre y pensar que estaba enferma, se da cuenta de que estaba equivocada, y de que todas las mujeres de su familia tienen una maldición generacional, una de las más complicadas.
Una fuerza invisible azota al adolescente y le arroja a través de una ventana de cristal. Necesitan un plan de acción, y lo necesitan rápido. Están en un estudio de grabación, vestidas como una banda de rock setentera y rodeadas de instrumentos. Todo apunta a que tienen que tocar una canción, y no una cualquiera, sino la Balada de Lorna Wu.
Y es que su versión es distinta a la original; no sirve para abrir la Senda, sino para lo que más preocupaba a Lorna: salvar a su hija de la maldición. Esa canción que tanto odia Alice es nada más y nada menos que un hechizo de protección creado por su madre. Al hacerlo un éxito, se asegura de que siempre hay alguien en algún lugar del mundo reproduciéndola y protegiendo así a Alice, que de otra manera habría muerto hace años.
Así pues, las brujas y el adolescente se reparten los instrumentos y tocan la versión rockera de la balada con Agatha como vocalista. La maldición se materializa como un demonio alado en llamas, pero la fuerza del encantamiento de las brujas acaba con ella y el piano se abre, dándoles una salida de vuelta a la Senda.
Pero las cosas no se acaban aquí, porque el adolescente les estaba ocultando que, cuando la maldición le lanzó contra la ventana, uno de los trozos de cristal le atravesó el abdomen. De vuelta en la Senda, Agatha muestra una desesperación poco propia de ella y le ruega a Jen que haga una poción para salvarle. Rio observa la escena con curiosidad pero sin intervenir.
Mientras Agatha vigila al adolescente durmiente, el resto de las brujas se sientan alrededor de una hoguera y comparten historias. Cada vez se parecen más a un aquelarre de verdad. Cuando Agatha vuelve y se une al círculo, se desvelan todavía más secretos del pasado que sin duda serán muy importantes en la historia.
Por un lado, se confirma —aunque ya se intuía—, que Agatha y Rio tienen un pasado complejo y romántico. Aunque los detalles aún no están claros, Rio confiesa que tuvo que hacer daño a una persona a la que amaba (Agatha), a pesar de que ella no quería hacerlo, y tan solo era su trabajo. Alejadas del resto del aquelarre, tienen un momento íntimo en el que ambas bajan la guardia y se abrazan fuertemente. Agatha está a punto de acercarse y besar a Rio cuando esta la frena y le dice lo que menos quiere oír: que el adolescente no es su hijo.
Agatha y el adolescente: ¿madre e hijo?
Como ya ocurría en episodios anteriores, la serie ha ido dejando un camino de miguitas de pan muy obvias para que pensemos que el adolescente misterioso y el hijo perdido de Agatha son la misma persona. En este episodio nos damos cuenta de que la propia Agatha cree que lo es, y por eso tiene un instinto protector hacia el chico.
Como le dice Rio, sin embargo, el adolescente no es Nicholas Scratch. Si lo que todos los fans están teorizando (que es Billy, el hijo de Wanda Maximoff reencarnado) acaba siendo verdad, la decepción de Agatha será enorme, y su odio hacia la Bruja Escarlata podría crecer todavía más.
Rio Vidal y La Muerte
Pero, ¿cómo sabe Rio que el chico no es el hijo de Agatha? Después de numerosas teorías, la mayoría de fans parece estar de acuerdo en que Rio es en realidad la mismísima Muerte. Eso explicaría su comentario sobre los cadáveres de las otras brujas, y explicaría también su relación de amor-odio con Agatha. Es posible que Agatha perdiera a su hijo y fuera la propia Rio, muy a su pesar, la que se lo tuvo que llevar para cumplir su trabajo como La Muerte.
Crítica
El gran acierto de este episodio es que encuentra la manera de que la trama episódica de las pruebas esté directamente conectada a los personajes y permita que sus arcos avancen. En lugar de dar comienzo a la prueba instantáneamente, como en el episodio anterior, este tiene un enfoque más orgánico en el que los personajes tardan un poco en descubrir lo que tienen que hacer. Esto, a su vez, da pie a que podamos verles interactuar y descubrir pequeños detalles valiosos sobre sus relaciones.
La escena de la canción es muy divertida —ver a la leyenda de Broadway Patti Lupone tocando el triángulo o los platillos de fondo es un guiño gracioso—, pero el episodio brilla en el desarrollo de las dinámicas de los personajes. Las extrañas visiones de Lilia, la identidad oculta del adolescente y el tira y afloja entre Agatha y Rio enriquecen infinitamente el episodio, convirtiéndolo en el más entretenido hasta el momento.
Veremos más de todos estos personajes y sus complicadas historias el jueves que viene en Disney+.