Después de un episodio compuesto casi en su totalidad por flashbacks que resolvían algunos de los grandes misterios que planteaba la serie desde su comienzo, Agatha, ¿quién si no? ha vuelto esta semana al presente. Y no lo ha hecho de cualquier manera, sino con un episodio excelente, probablemente el mejor hasta el momento.
Agatha, ¿quién si no? Episodio 7: resumen (¡OJO Spoilers!)
Como ya hemos estado viendo a lo largo de las últimas semanas, cada episodio desde que las protagonistas se adentran en la Senda de las brujas se centra en una prueba que tienen que superar como aquelarre, pero que está directamente relacionada con una de ellas en concreto y en su especialidad de la brujería. Jen tuvo que salvar a todas las brujas de un envenenamiento, Alice las protegió de la maldición generacional de su familia y Agatha se enfrentó al fantasma de su madre. Esta semana es el momento de la prueba de Lilia, y, por tanto, de la magia de la adivinación.
Si hay una cosa que estaba faltando en los episodios anteriores de Agatha era una oportunidad para que la leyenda de Broadway Patti LuPone pudiera brillar en su papel de Lilia. Al fin y al cabo, es una serie de carácter coral, y la estructura que se centra en un personaje por episodio hace que los demás no siempre tengan tiempo de causar fuertes impresiones. Pero la paciencia ha merecido la pena, por que Lilia ha pasado en este épico episodio de ser un personaje secundario con momentos cómicos a convertirse en una heroína a su manera.
El episodio es narrativamente ambicioso a unos niveles que no habíamos visto en Marvel desde Bruja Escarlata y Visión. Más allá de la prueba en sí —un reto de tarot acompañado por unos disfraces que hacen referencia a todas las brujas más famosas de la ficción—, es un viaje no lineal por el tiempo a través de la perspectiva desordenada de Lilia, cuyos poderes hacen que salte de un momento a otro sin previo aviso. Este capítulo adopta un enfoque distinto al del anterior para rellenar los huecos en la narrativa, hilando con destreza pasado, presente y futuro.
Viendo el episodio, solo podemos apreciar la labor de guion que conlleva. La serie nos fuerza a ver todo desde el punto de vista de Lilia; nos da piezas de información antes de que sepamos su contexto para que, cuando llegue el momento, todo encaje a la perfección. Lo más sorprendente del episodio es que no solo ofrece un arco individual en el que todas las piezas caen en su lugar, sino que encaja también en la estructura general de la serie. A través del personaje de Lilia y su confusión temporal, la serie ha ido plantando pequeñas semillas cada semana, y es un placer ver cómo lo sembrado da sus frutos por fin en este episodio.
Además de ser un viaje emotivo para el personaje de Lilia, el episodio encuentra el equilibrio perfecto entre lo episódico y lo general, avanzando la trama de la serie con seguridad hacia su inminente final (los dos últimos episodios se estrenan a la vez la semana que viene). Más abajo discutimos en detalle las revelaciones de este episodio.
Agatha, ¿quién si no? demuestra, una vez más, la importancia de tratar las series como series. El formato televisivo, por naturaleza, aporta una dilatación temporal inconcebible en el cine. Las series representan, en sí mismas, el paso del tiempo y la dilatación del mismo. Es por ello que un episodio como este, que recoge toda esa energía temporal y juega con ella, funciona tan bien. Los fans más devotos de Agatha podrían enfadarse al ver que la protagonista queda relegada a un papel secundario en un episodio de su propia serie, pero cuando está tan bien ejecutado, un capítulo como este enriquece infinitamente la serie.
Y si hablamos de buena ejecución, tenemos que hablar de la excelencia visual del episodio. Cada semana, Agatha, ¿quién si no? ha ofrecido una alternativa al “look Marvel” de pantallas verdes e imágenes generadas digitalmente, optando en su lugar por decorados y efectos prácticos que convierten la Senda de las brujas en un lugar real y habitado por los personajes. Este episodio, dirigido por la showrunner Jac Schaeffer, se desmarca todavía más con una fotografía delicada que acompaña el espíritu grandilocuente de la trama.
Agatha, ¿quién si no? Episodio 7: crítica (¡OJO Spoilers!)
La naturaleza no lineal del episodio hace prácticamente imposible recapitular paso a paso lo ocurrido, por lo que no vamos ni a intentarlo. El episodio es, tristemente, el final de la historia de Lilia, que se acaba sacrificando para salvar al resto de brujas de la amenaza de las Siete de Salem. Pero, aunque su muerte es triste, es un final del que estar orgullosa.
La historia de Lilia está llena de tragedia. Descubrimos que, más allá de poder leer el tarot o la palma de alguien, lleva desde pequeña viviendo su vida en desoldé; transportándose al futuro o al pasado, incapaz de hacer nada para controlarlo. Tras una vida entera de enterrar su propio poder de adivinación por miedo, Lilia consigue reconciliarse con su talento, amar su condición de bruja, y entiende que su clarividencia puede ser un regalo en lugar de una maldición.
En un aspecto más general, ahora que sabemos que el chaval interpretado por Joe Locke es el hijo de Wanda Maximoff, el episodio no pierde la oportunidad de aludir a la supuesta muerte de la Bruja Escarlata. Aunque el futuro del personaje es incierto, cada vez hay más rumores de su posible papel fundamental en el futuro del Universo Cinematográfico de Marvel. Agatha, ¿quién si no? no confirma nada, pero deja la puerta abierta a un mundo de posibilidades.
Lo que sí que se confirma en este episodio es la identidad real de otro personaje: Rio. Con la ayuda de sus visiones y de las cartas del tarot, Lilia se da cuenta de que Rio es nada más y nada menos que La Muerte. Como ella misma dijo hace unos episodios, no es una bruja verde, sino La Bruja Verde, la original.
Por desgracia, este giro se lo estropeó a una buena porción de los fans la marca de juguetes Funko Pop nada más comenzar la serie. En unas imágenes filtradas de las figuras de acción que van a sacar de Agatha, ¿quién si no, se veía el Funko Pop de Rio con el nombre “Death”. Para los que habíamos visto esta imagen, las multitud de pistas de que Rio era La Muerte esparcidas por los episodios eran imposibles de obviar, pero no hace que el momento de la revelación sea menos emocionante.
Así pues, el mayor misterio que queda por desvelar es el de la propia Agatha y su hijo perdido Nicholas Scratch. Sin duda, Rio tendrá también un papel esencial en esa trama, y posiblemente tendrá un enfrentamiento final con Agatha. Hasta ahora, la compleja relación romántica entre ellas dos ha sido de lo más interesante de la serie, así que podemos esperar un final por todo lo alto.
El séptimo episodio de Agatha, ¿quién si no? ya está disponible en Disney+.