El 20 de julio de 2023 marcará un antes y un después en la historia del cine tras el estreno de ‘Oppenheimer‘, una de las películas más anunciadas y esperadas de este año, y es que después de tantos superhéroes, misiones imposibles o aventuras arqueológicas, estábamos deseando tener otro tipo de cine más pausado. Y este proyecto de Christopher Nolan era el más indicado.
Las expectativas con esta película eran muy altas ya que es el proyecto más ambicioso de la carrera del director al querer recrear la explosión de la bomba atómica sin el uso de efectos digitales. Pero lo cierto es que, después de haber visto la película, la explosión de la bomba atómica queda en un segundo plano y deja lugar a la propia vida del científico, a sus inquietudes, sus miedos y, especialmente, su destrucción.
No pocas veces se nombra a Oppenheimer como ‘el destructor de mundos‘, pero conforme va avanzando la cinta comprobamos que no solo ha creado la bomba capaz de acabar con miles de personas. También se fue autodestruyendo poco a poco.
La explosión de la bomba atómica queda en un segundo plano en ‘Oppenheimer’
Para ser sinceros, la puesta en escena es inmejorable, los actores han realizado un trabajo espectacular, especialmente teniendo en cuenta la duración de 180 minutos de película, y la presentación técnica es impecable. Pero es posible que esta película no sea todo lo que buscan los espectadores.
Los seguidores del director sí que sabemos qué podemos encontrarnos en la sala del cine. Pero aquellos que acuden simplemente por ver cómo se creó la bomba atómica pueden llevarse una decepción teniendo en cuenta que, aunque es uno de los motivos principales de la película, no es el centro de atención.
Encontramos 3 horas de personajes que hablan principalmente de política y eventualmente de ciencia. Personas que muestran sus vidas, sus relaciones, sus ideologías, sus envidias y sus egos. Algo que es posible que muchos no esperen al tratarse de la película del padre de la bomba atómica.
‘Oppenheimer‘ nos da diálogos muy bien hilados, imágenes en primer plano de los personajes y una especie de caza de brujas sobre el hilo comunista y la moral del ser humano, además de una crítica a si el fin justifica los medios. Pero no encontraremos imágenes de lo que provocó la bomba atómica en Hiroshima y Nagasaki, que es problablemente algo que muchos espectadores esperaban.
Tampoco se habla de qué ocurrió en esos lugares años después, solo se dan algunos datos que pretenden destrozar la moral del protagonista de la historia. Así que si eres de los que esperaba encontrarte esto en el cine, tenemos malas noticias ya que Nolan ha preferido omitir estas escenas para centrarse en el protagonista de la historia.
Dos puntos de vista diferentes
Desde el minuto uno de la película, esta se despliega desde dos puntos diferentes. El punto de vista de Lewis Strauss en blanco y negro y el punto de vista de Oppenheimer en color. No estamos ante juicios formales, pero sí ante dos situaciones en la que los dos personajes están siendo interrogados, uno de forma más dura que otro, para obtener lo que más desean en esos momentos.
A pesar de que se tratan como historias independientes, ya que son se abordan los puntos de vista de los dos personajes y sus ‘juicio de valor’, ambas se acaban uniendo al final de esos 180 minutos de película para darnos un final casi poético ya que, después de haber inventado la mayor arma nuclear de la época, Oppenheimer queda a un lado, rechazado por su propio país por el que lo ha dado todo.
Esta obra de Christopher Nolan, al contrario que otras producciones del director, no aloja un rayo de luz optimista y esperanzador, sino todo lo contrario. El hombre del momento, Oppenheimer, acaba entre las sombras más oscuras en vez de salir y brillar como la luz.
Con esta película, Christopher Nolan pretende subir un escalón más hacia Hollywood, y lo ha conseguido, y es que no es nada fácil estar tres horas viendo una película sin perder el hilo en ningún segundo, a pesar de la multitud de nombres y personajes secundarios que ha introducido.
Un elenco de Oscar
Poco más tenemos que decir de los actores que han participado en esta película de Christopher Nolan. Y aunque Cilian Murphy está espectacular en su papel de Oppenheimer, algo que ya esperábamos, Robert Downey Jr. ha brillado especialmente en su papel como Lewis Strauss y nos ha confirmado una vez más que es uno de los mejores actores del momento.
Pero si hay algo que realmente hemos echando de menos es el escaso desarrollo de los personajes femeninos, especialmente en el caso de su mujer, Kitty, interpretado por Emily Blunt, que realiza una interpretación espectacular, y que fue un pilar para el cinetífico.
En la película podemos ver algunas escenas cómplices entre ambos, pero en su vida real, Kitty tuvo un papel muy importante y fundamental en la vida del científico, algo a lo que no se le ha dado demasiada importancia durante toda la cinta.
No podemos dejar de destacar a Kenneth Branagh en el papel de Niels Bohr; Gary Oldman en el rol del presidente Truman, Josh Hartnett como el pionero Ernest Lawrence o Matt Damon como Leslie Groves.
Tampoco podemos dejar de atrás la increíble banda sonora que acompaña durante toda la película y es que Ludwig Göranssson ayuda a crear una tensión digna de Oscar en la película. Nos da la sensación de estar entrando en un terreno que se nos escapa y que nos llevan al momento en el que se implosionan las estrellas.
En definitiva, ‘Oppenheimer‘ es la gran obra maestra de Christopher Nolan que, aunque tiene pequeñas mejoras, es difícil que encuentre un rival a la altura, especialmente en estos momentos en los que parece que el cine son solo efectos especiales.