Remasterización y restauración es lo mismo que preguntarse: ¿cómo es posible que películas grabadas en cine con más de 40 ó 50 años de antigüedad se vean tan bien en un formato 4K de video? Hace cuatro o cinco décadas no existía el soporte digital y la base tecnológica de filmación era una película fotoquímica con haluros de plata. De entrada, explicar a los nuevos aficionados al cine en casa o a las nuevas generaciones en general, es una tarea complicada.
El primer pensamiento que uno puede tener al empezar a estudiar este asunto es algo negativo: una tecnología primitiva con unos métodos que están arrinconados por el digital y que solo unos pocos autores se empeñan en seguir usando. Y justamente ahí, empieza el contra análisis. Más bien hay que preguntarse a la inversa: ¿cómo es posible que una tecnología con casi 130 años de antigüedad siga vigente y funcionando? Y la respuesta es contundente: por su calidad.
Todos los pioneros del celuloide que descubrieron la capacidad de los haluros de plata en una tira de acetato de 24 x 36 milímetros, aportaron a la Humanidad un medio de captar imágenes en movimiento de una precisión insospechada. Pasaron las décadas y los avances en el mundo analógico y fotoquímico consiguieron optimizar a un más el rendimiento: la llegada del color, más imágenes por segundo, captación de sonido directo, soportes más grandes que el 35 mm etc.
Este análisis constará de los siguientes puntos:
- Resolución del digital y fotoquímico
- Luz y color del digital y fotoquímico
- Formatos y dimensiones
- Diferencias entre remasterizar y restaurar
- Conclusiones
¿Cuánta resolución captura un fotograma de una película negativa en color de 35 mm?
Un solo cuadro de película en color escaneado con una resolución de 4.000 por 3.000 pixeles y con una profundidad de 10 bits contiene aproximadamente 50 megabytes de datos. Es un dato ofrecido por Kodak, aquí os dejamos el PDF. Pero es evidente que, en realidad, hay más información que esa resolución en cada fotograma de una película de 35 mm. La misma Kodak y Fuji han realizado pruebas en las que han escaneado películas a 6K por 4K, con una una profundidad de 12 bits, lo que da como resultado unos 100 megabytes de datos, el doble de información de imagen.
Es el llamado formato ‘Cineon’ que puede ser 6K 10 bits codificado según los valores de densidad del negativo vistos por el stock elegido (Fuji 500 ISO Daylight, Kodak 250 Tungsteno…), con esa apariencia de imagen por interpretar en ‘logarítmico’. La mítica foto de una señora llamada Marcie que sirvió de modelo de luces para las pruebas de Kodak hace más de tres décadas.
En esta extracción también hay que tener en cuenta el paso del tiempo de las ópticas que incorporan las cámaras. Por ellas pasa la luz y esa transición del exterior de la lente al interior del cámara de cine que impresiona el negativo es muy importante. Cuantas más imperfecciones y pérdidas en el camino de los haces de luz concentrándose en el punto nodal hace que la cualidad de esa imagen se resienta.
No es lo mismo una lente del año 1935 modelada a mano en un horno que una del 2020 modelada con un láser por un ordenador. Y luego está, no olvidemos, el factor artístico. El objetivo de una lente cinematográfica no es ser perfecta y fiel a la realidad. Si no interpretar esa realidad. Y por eso los directores y directoras de fotografía son tan relevante en esto. Pero eso es otra historia.
Fijaros en este gráfico tan interesante de aquí arriba: muestra en dimensiones proporcionadas el tamaño del sensor de una cámara digital actual con el fotoquímico de 35 mm. Podéis ver que la cámara Sony Venice usada en Gran Turismo (2023) y en Top Gun Maverick (2022) tiene el mismo tamaño que el negativo de cámara de ‘Casablanca‘ de hace 80 años (1942). ¡Estamos hablando que han tenido que pasar ocho décadas para que las mejores cámaras digitales alcancen la calidad de cómo se grababa en analógico!
¿Cuántos colores captura un fotograma de una película negativa en color de 35 mm?
El cine es analógico, como el ojo humano. Ve y registra las longitudes de onda visibles al ser humano y esas gradaciones tonales continuas entre el infrarrojo y el ultravioleta, blanco y negro etc. Pero es mucho más complejo. Por ejemplo, la película requiere un cierto umbral de exposición a la luz antes de que comience a formar imágenes latentes. Esto les da a los directores de fotografía una extraordinaria flexibilidad para manipular la luz y los colores de maneras análogas a como ve el ser humano.
Cada fotograma de una película consta de capas de emulsiones que responden a diferentes áreas del espectro de colores para producir un resultado que representa la luz roja, verde y azul para cada punto capturado en la escena original. Cada capa en cada fotograma contiene un patrón aleatorio de miles de millones de cristales de haluro de plata de grano, acopladores de color y otros productos químicos embebidos en una emulsión. La luz provoca una reacción química en los cristales para crear imágenes latentes que consisten en pequeños grupos de puntos plateados. Los colores latentes se amplificarán en millones según la densidad impresa en el negativo.
Y esa es la palabra clave: densidad. Comparar esto con un sensor CMOS de una Sony, ARRI o RED es imposible. Píxeles vs. haluros de plata, analógico vs. digital. Capas dentro de una película vs. patrón Bayern de captura de color. Son diferentes tecnologías y con diferentes resultados. Pero desde luego, esa diferencia no prejuzga negativamente a ninguna, tampoco al film de hace 50 años, cuyo rendimiento estamos viendo que es muy rico en información y matices entrados en el siglo XXI.
Formatos y dimensiones de grabación
Durante muchos años, el negativo de cámara de 35 mm ocupando 4 perforaciones ha sido el estándar de facto en la industria. Era ideal para generar relaciones de aspecto desde las más cuadradas hasta las más panorámicas. Incluso facilitaba re-encuadrar si así se protegía el encuadre de micrófonos, luces etc en el propio rodaje.
Era perfecto para relaciones 1.37, 1.66 ó el 1.85 de pelis como Parque Jurásico o El Padrino. No es casualidad que cite a esta obra maestra de Francis Ford Coppola. Más adelante volverá a salir por su polémico paso al Bluray 4K el año pasado.
Del 35 mm 4 perforaciones salió el Super 35 mm, que consistía en un negativo sin el espacio reservado para capturar el sonido, lo que facilitaba una imagen más ancha para aspect ratios más panorámicos como 2:1 o 2,39:1. De hecho, también se generó el llamado 35 mm de 2 perforaciones que daba automáticamente 2,39:1 como Titanic. Y de nuevo, no es casualidad que cite esta película de James Cameron.
Hablaremos mucho más de ella en su próxima review del disco Blu-Ray 4K que os traeremos en AVPasión. Pero de entrada, ya da una idea de que tanto El Padrino, como Titanic, tienen más información de resolución y color del que un disco Bluray 4K puede ofrecer, teniendo en cuenta la tremenda compresión del HEVC.
En los años 1950 Paramount creo un formato fotoquímico de una calidad impresionante: el VistaVision, que según los estudios de los principales laboratorios puede almacenar en píxeles unos 8K de información. ‘Vértigo‘ de Alfred Hitckock fue una de las que se rodaron con este formato y la calidad de su disco Blu-Ray 4K es pasmosa.
Y por terminar, nos quedaríamos con el formato rey del fotoquímico el IMAX, una película de 70 mm de paso horizontal con 15 perforaciones a ambos lados para estabilizar semejante tamaño. Casi de las dimensiones de las viejas postales de correos. ¿Os suena alguna peli reciente? Tal vez … sí, Oppenheimer de Christopher Nolan.
Remasterización o restauración en 4k UHD
Una vez que ha quedado claro porque las películas antiguas de las que se ha preservado convenientemente sus materiales fotoquímicos originales más de 100 años pueden lucir tan bien en un disco 4K en 2023, es hora de abrir otro debate.
Si solo hablamos de remasterizar una película clásica, quiere decir que vamos a escanear materiales en celuloide originales a una resolución de 4K y tal cual salga del escáner la codificamos en un disco Blu-Ray 4K. Fácil y sencillo. Hay información y píxeles de sobra como para ello. Tenemos ejemplos recientes como la mítica ‘Ciudadano Kane’, películas 4K en SDR (o tal vez dentro de un contenedor HDR pero sin mejoras de color ni luz). No hay interpretación de nuevos colores, ni cambios de brillo o contraste.
Si irnos tan lejos, Alejandro Amenábar autorizó la remasterización de ‘Los Otros‘ (2001) en disco Bluray 4K por Criterion Collection este año 2023. Y no tocó nada más. De su 35 mm original, se hizo un escáner a 4K y su disco es un 4K SDR. Permanece fiel a lo que su equipo (vestuario, arte, director de fotografía) y él apostaron en su día. Ninguna revisión de la colorimetría.
En cambio, si hablamos de restauración, debemos permanecer alerta. Si es una remasterización con restauración, puede que se trate solo de eliminar rayajos del negativo original, quitar quemaduras y manchas o moho del paso del tiempo etc. Si la intervención digital se queda ahí, no suele pasar a mayores.
Eso pensábamos hasta que se lanzó la trilogía de ‘El Padrino‘ (1972-74-78) en Blu-Ray 4K el año pasado. Lo que parecía una restauración limpia y aséptica poco a poco se fue convirtiendo en una intervención estética sobre la luz y colores originales. No solo quitaron rayajos, sino que el eliminaron las dominantes amarillas de muchas escenas. No solo quitaron manchas y taparon micro roturas, también cambiaron la relación de contraste. Y quitaron mucho grano fotoquímico original. Y como mínimo, todo lo anterior hay que anunciarlo públicamente.
Es cierto que tuvo la aprobación del director Francis Ford Copppola, pero desgraciadamente el mítico director de fotografía Gordon Willis falleció hace años y no podemos contar con su opinión. Solo con la de Robert A. Harris, una auténtica eminencia en la restauración de largometrajes clásicos (Lawrence de Arabia, Vértigo y El Padrino) que se mostró crítico con este proceso revisionista.
Esta tendencia al revisionismo no afecta solo al cine, sino a la cultura original. Quitar palabras escritas en el año 1939 supuestamente ofensivas por racismo en 2023 para re-escribir las novelas de Agatha Christie, sin ir más lejos. Personalmente, esta reinterpretación de obras antiguas, que son testimonio de una época, una manera de hacer las cosas, una representación de las herramientas tecnológicas, gustos y estéticas, etc. para pasarlas por el filtro de la rabiosa actualidad, no es de mi agrado.
Ya hablaremos de Titanic en su review 4K para ser más específicos y concretos en la re-interpretación digital de su original fotoquímico.
Y también, en breve, del disco 4K de ‘Seven‘ (1996) la icónica película de David Fincher, filmada en fotoquímico de Súper 35 mm por la leyenda de la fotografía Darius Kondji, maestro de las sombras y penumbras. Que, además, tuvo un tratamiento fotmecánico especial: el color contrast enhancement (o CCE). El CCE eleva el contraste haciendo las sombras y negros más profundos pero preservando el detalle, a costa de añadir más grano.
Fincher se mostró a favor de la remasterización y restauración de su película original pero con mesura. En AVPasión ya nos hicimos eco de este posicionamiento en este reportaje.
Conclusiones
Con todo lo comentado, podemos sacar las siguientes conclusiones:
- El vetusto negativo de 35 mm. de más de un siglo, acumula, al menos, la misma información de resolución, color y luminosidad que los mejores sensores digitales de la actualidad.
- Determinados formatos fotoquímicos como el VistaVision, 70 mm o IMAX, todavía capturan más información que los mejores sensores digitales de la actualidad.
- Remasterizar no implica necesariamente una reinterpretación de la estética de un largometraje.
- En la restauración digital debería anunciarse si se reinterpreta la estética (color, contraste, grano, efectos…) del original en 35 mm.
- Estas reinterpretaciones de los diversos formatos digitales (DVD, Blu-Ray, Blu-Ray 4K, streaming, etc) está generando una desagradable proliferación de másters que llevan a la más absoluta confusión al espectador.
- Cada vez se hace más difícil responder a la pregunta ¿donde puedo ver la película fiel a la original, tal y como se diseñó?