Tras el episodio de la semana pasada, en el que Ncuti Gatwa tuvo la oportunidad de brillar, esta vez ‘Doctor Who’ nos trae un episodio ‘Doctor-lite’, en el que el personaje principal apenas aparece. En su lugar, es su acompañante Ruby Sunday la que carga con todo el peso narrativo en una historia que continúa adentrándose en el terreno de la magia, como ya es costumbre en esta temporada de la serie.
La práctica de hacer episodios en los que el Doctor prácticamente no aparece no es nueva. En la primera temporada de la versión moderna de la serie tuvimos el episodio ‘El día del padre’, que se centraba en la acompañante Rose Tyler. En la siguiente temporada fue el infame ‘Love & Monsters’, un episodio protagonizado por personajes desconocidos y odiado de manera unánime por todo el fandom de ‘Doctor Who’.
Los episodios “Doctor-lite” son, en realidad, una solución a un problema de producción; mientras se ruedan, se puede producir paralelamente otro episodio en el que el Doctor sí que aparece, y así acortar tiempo y presupuesto.
¡OJO Spoilers! A partir de aquí encontrarás spoilers del episodio 73 Yardas de Doctor Who
En este caso, el Doctor aparece solo en la primera y la última secuencia del episodio. La TARDIS aterriza en un acantilado de Gales, donde el Doctor pisa y rompe sin darse cuenta un círculo formado por cuerdas, algodón y huesos de animales, que parece parte de algún ritual de brujería. De pronto, el Doctor desaparece y Ruby se queda sola, acompañada únicamente por una mujer que la acecha constantemente pero nunca se acerca. Se mantiene siempre a 73 yardas.
El episodio se extiende a lo largo de varias décadas; Ruby va creciendo y su vida entera está condicionada por esa misteriosa mujer que la persigue allá donde vaya, mirándola y haciendo gestos extraños con las manos. Ruby no puede acercarse a ella, y cada vez que alguien más lo intenta, la mujer les dice algo —no sabemos qué— que hace que salgan corriendo y gritando, y que se alejen de Ruby. La acompañante es rechazada incluso por su propia madre, y vive una vida solitaria.
Un par de décadas después, Ruby oye hablar en las noticias de un nuevo candidato a Primer Ministro, Roger ap Gwilliams. Justo antes de desaparecer, el Doctor le habló a Ruby de él, diciendo que es uno de los Primeros Ministros más peligrosos de la historia, y un mal ejemplo de galés. Ruby se une a su campaña y espera el momento perfecto para posicionarse a 73 yardas de él y conseguir que dimita como Primer Ministro a causa de lo que le dice la mujer.
Ruby envejece y, en su lecho de muerte, es visitada por la mujer una vez más. En un giro bastante confuso, descubrimos que la mujer era la propia Ruby de mayor durante todo este tiempo; es transportada al pasado —la primera escena del episodio— donde advierte al Doctor de no pisar el círculo, cerrando el bucle temporal y eliminando la línea temporal de todo el episodio.
Entre la genialidad y el sinsentido
Es difícil determinar si ‘73 yardas’ es una obra maestra o un fracaso. El episodio nos lleva por un camino interesante; su aspecto de folk-horror es algo que no se había explorado antes en ‘Doctor Who’. Una vez más, esta nueva temporada opta por inclinarse hacia la fantasía y la magia por encima de la ciencia-ficción pura y dura a la que nos tiene acostumbrados.
Es emocionante ver a los personajes desenvolverse en situaciones en las que no hay reglas ni lógicas que valgan. Además, es una demostración del talento de Millie Gibson, que con tan solo un puñado de episodios a sus espaldas es capaz de carrilear con este sin ningún problema.
Algunos de los mejores episodios de la historia de ‘Doctor Who’ son los que incorporan elementos de terror — ‘La familia de la sangre’ o ‘Medianoche’ son muy buenos ejemplos—, y ‘73 yardas’ tiene momentos verdaderamente espeluznantes que funcionan muy bien. Sin embargo, el episodio no acaba de aterrizar de forma satisfactoria.
Del folk-horror pasamos a una especie de thriller político que sucede demasiado rápido, y da la sensación de que habría tenido más sentido contar esta historia a lo largo de dos episodios. La conclusión tiene sentido a medias; el bucle temporal se cierra pero hay preguntas que quedan sin resolver. No sabemos cómo Ruby consigue volver al pasado para avisar al Doctor de que no rompa el círculo, por qué desaparece el Doctor al principio, qué son los gestos que hace la mujer —Ruby— constantemente, y, sobre todo, qué le dice a los que se acercan para que huyan de ella.
Aún así, es innegable que la confusión es intencionada, y quizás el error es intentar seguir aplicando la lógica del ‘Doctor Who’ antiguo a esta nueva era de la serie. El propio Russell T. Davies, showrunner de la serie y guionista del capítulo, declaró que jamás revelaría qué es lo que le decía la mujer a aquellos que se acercaban.
Desde que en el ‘Wild Blue Yonder’, uno de los episodios especiales del 60 aniversario, el Doctor utilizó una línea de sal para impedir que unas criaturas pasaran, las reglas parecen haber cambiado. Ya nada tiene sentido, las supersticiones se convierten en realidad y cae nieve en lugares cerrados. Este es un camino interesante para una serie que sigue reinventándose tras décadas y décadas, pero habrá que ver si consigue ejecutarlo bien, o si acaba quedándose a medias, dejando a los espectadores más confusos que realizados.
¿Quién es Susan Twist?
Un detalle que han notado los fans a lo largo de los últimos episodios de ‘Doctor Who’ son las apariciones recurrentes de una misma actriz en distintos roles. Su nombre es Susan Twist, y la hemos visto en 6 de los últimos 7 episodios, siempre en lugares y épocas distintas.
Su aparición más prominente fue en el episodio anterior, ‘Bum’, en el que era la cara de la inteligencia artificial que operaba las ambulancias de Villengard. En este episodio, por primera vez, Ruby parece reconocerla cuando aparece como una senderista en los acantilados galeses. Sin embargo, al haberse borrado esa línea temporal, lo más probable es que la acompañante no recuerde este encuentro. Sus apariciones son aparentemente irrelevantes —siempre son personajes secundarios— pero no hay duda de que en Doctor Who cada detalle es importante.