Los nits, los dichosos nits. Han corrido ríos de tinta sobre el gran dilema del brillo en las Smart TV. Más, con el auge de la tecnología OLED, que no puede compararse en este aspecto con otros tipos de paneles que ofrecen mayores niveles de luz. Pero, ¿y qué pasa si nos pasamos de frenada y una pantalla brilla demasiado? ¿O realmente no hay límites en este aspecto?
Pues que sepas que el brillo es un factor a tener en cuenta, pero el secreto para disfrutar de la mejor calidad de imagen está en el contraste de tu televisor.
Por qué es más importante el contraste que el brillo en un televisor
Tal y como explican en Displaydaily, los televisores actuales son capaces de producir entre 300 y 1000 nits, incluso hay modelos que alcanzan los 2000 nits de brillo. Y claro, para exteriores sí que hace falta un modelo realmente potente a nivel de brillo, pero lo más normal es que tu Smart TV la tengas en el salón o en el cuarto.
Así que, tal y como indican expertos de la industria, es más importante centrarse en la relación de contraste, y especialmente en la relación de contraste límite entre la imagen en la pantalla y la luz ambiental que se refleja en la zona de visualización.
Según sus cálculos, esta es la relación necesaria para conseguir la mejor calidad de imagen:
- Para la visualización pasiva (lectura de un libro o una revista) 7:1 como mínimo
- Para presentaciones en aulas o salas de reuniones: 15:1 como mínimo
- Para la toma de decisiones analíticas: 50:1 como mínimo
- Para la visualización de películas y otros contenidos: 80:1 mínimo
Hay que tener en cuenta que esto no son reglas, sino recomendaciones ya que no es fácil alcanzar un contraste superior a 50:1.
Cómo hacer los cálculos
Para empezar, hay que medir el nivel de oscuridad de la habitación, que será determinado por la luz ambiental. Así que, para sacar este cálculo, el objetivo de luz a alcanzar es el nivel de negro (oscuridad) de la sala donde esté tu televisor multiplicado por la relación de contraste que necesites (7:1 para leer un libro, 80:1 para ver una película en condiciones óptimas).
Hace falta utilizar un medidor de luz, que trabaja en luxes. Así que cuando tengas esta medida, deberás multiplicar los luxes por la superficie de la pantalla en metros cuadrados. Con ello, sacas los nits o candelas por metro cuadrado (cd/m²)
Veamos un ejemplo para el cálculo de una sala de reuniones:
- Se mide la luz ambiental que arroja un resultado de 100 lux.
- La pantalla utilizada es 16:10 y mide 120 pulgadas, por lo que tiene 4,175 m² de superficie.
- Así que el cálculo es 100 lux multiplicado por 4,175 (la superficie de la pantalla) para saber que 417,5 lúmenes es el nivel de negro ambiental más efectivo.
Ahora sabemos que la relación de contraste recomendada en un aula es de 15:1 así que multiplicamos los 417,5 lúmenes por 15 y arroja un total de 6262,5 lúmenes. Así que, un proyector de 6000 lúmenes con una pantalla mate ofrecería el resultado perfecto. Si se proyecta algo con menos lúmenes, más pronto que tarde aparecerá la fatiga visual.
En el ejemplo que tenemos sobre estas líneas, Displaydaily muestra una habitación con iluminación completa, media y sin iluminación. Y se ve claramente como el proyector mejora.
Evidentemente, los cálculos varían en función de la iluminación de la sala, ya que los niveles de lux se reducen cuanta más oscuridad hay. Y tras hacer los cálculos correspondientes, se ha demostrado que esta relación de contraste es más importante que el brillo.
Para demostrarlo cambiaron a un proyector más potente, ya que el modelo utilizado ofrecía un máximo de 300 lúmenes. Para ello, apostaron por un BenQ W1500, un proyector con 1300 lúmenes, aunque con un contraste límite de 51:1 debido a los reflejos de las paredes.
Tras hacer varias pruebas, se demostró que en una pared de LEDs de 3,3 mm de paso en un gran teatro que tenía 200 cd/m² (58 ft-L) de blanco total, los espectadores de las últimas filas, que estaban más alejados de la pantalla, notaban que había demasiado brillo para una visualización correcta.
Y lo mismo pasa con una Smart TV. Ponen por ejemplo un televisor OLED calibrado con ISF es capaz de ofrecer una relación 65:1 en una sala oscura. Una relación de contraste muy buena, pero que no alcanza los 80:1 para tocar la perfección a la hora de ver una película.
Por otro lado, probaron un televisor Samsung capaz de alcanzar 1600 nits de brillo total. ¿El resultado? En una sala completamente oscura muchos espectadores se quejaban del exceso de brillo, cansando la vista tras una visualización prolongada.
Así que, aunque el brillo es importante, es mejor no pasarse ya que importa más la relación de contraste. Por lo tanto, no siempre has de subir la luminosidad para mejorar la imagen, sino que es más importante trabajar a partir de la relación contraste e intentar acercarse a los valores indicados, ya que conseguir una relación 80:1 con un televisor es bastante complicado.