Las ventas de CDs a nivel mundial han caído a mínimos históricos. Para que te hagas a la idea, en 2021 se vendieron un 97% menos de discos que en el año 20000, dejando claro que este formato tiene un futuro cada vez más negro. Aunque hay otra vertiente que apunta en otra dirección: escuchar música en CD se está convirtiendo en algo de culto.
Hay muchas razones por las que el formato CD ha caído en picado. Para empezar, las discográficas no tenían reparos, ni competencia, a la hora de ofrecer unos pecios sencillamente abusivos.
Y claro, cuando no había otra opción más que descargar música de forma ilegal a través de servicios como Napster, lo cierto es que a la industria de la música le iba realmente bien. Hasta que llegó Spotify.
Las plataformas de streaming han (casi) matado al CD
Con Spotify cambiaron las normas del juego. Más que nada porque, pagando una tarifa mensual bastante comedida, tienes acceso a un catálogo de música sorprendentemente amplio. Es cierto que algunos grupos no están, pero su plantel de artistas es impresionante y cumplirá de sobra con las necesidades de la gran mayoría de usuarios. Por no hablar de su increíble algoritmo, capaz de entender tus gustos musicales para ofrecerte contenidos relacionados con una tasa de acierto bastante amplia.
Además, tal y como apuntan desde The Wired, Spotify marcó el pistoletazo de salida a una nueva industria en la que no tardaron en aparecer otros actores. Hablamos de plataformas de música en streaming como Amazon Music, Tidal o Apple Music. Y ojo, que estos servicios ofrecen audio sin pérdidas para que disfrutes de la mejor calidad. Pero hay un problema: todo es demasiado fácil.
Hay otro problema que han traído las plataformas de música en streaming: la falta de paciencia. Antes, escuchábamos un CD completo, y si había alguna canción que no nos gustaba, seguramente la escucharíamos igualmente las primeras veces, que para eso hemos hecho una inversión. Y más de uno de estos temas te puede acabar sorprendiendo y gustando.
Volviendo al caso de Spotify, la plataforma musical cuenta con un algoritmo realmente completo y que te ofrece unas recomendaciones muy acordes a tus gustos. Su tasa de aciertos es muy alta y seguramente te habrá ayudado a ampliar de forma notable tu biblioteca de música. Pero esto ha traído otro problema: no tenemos paciencia.
Y es que, si los primeros acordes de la canción no te gustan, ya pasas a la siguiente. ¿Para qué perder el tiempo cuando tengo un abanico de canciones casi infinito?
Seguramente eches de menos la ilusión de poner un CD en el reproductor
Las plataformas de transmisión son perfectas para la gran mayoría de usuarios que disfruta escuchando los últimos temas del momento mientras va de camino al trabajo. Pero el verdadero audiófilo, ese usuario que se sirve una copa antes de disfrutar de una sesión de música en su sala, nota que ha perdido parte de la esencia.
Es algo parecido a la diferencia entre un libro físico y un lector de e-books. Evidentemente, la versión electrónica es más cómoda, pero el característico aroma de libro nuevo, esa sensación de pasar páginas… Y encima, la calidad CD es superior a lo que ofrece Spotify, por poner un ejemplo.
Y la idea de volver a comprar un álbum físico para escucharlo, retirar el plástico y disfrutarlo por completo, aunque alguna canción no te guste (en un futuro te encantará más de una), hace que cada vez más personas estén volviendo a apostar por el CD.
En resumen, durante la era previa a Spotify, lo normal era que te comprases un álbum y lo escuchases una y otra vez. Ahora, cada vez que descubres un nuevo artista en Spotify lo escuchas durante meses hasta que te olvidas por completo de su existencia y pasas a otro artista que te acaba de recomendar la plataforma. Un círculo difícil de salir mientras se usan este tipo de servicios.
El vinilo llega al rescate
El primer peso pesado que ha vuelto de una muerte anunciada para convertirse en el adalid de la escucha tradicional ha sido el vinilo. Ha habido un boom en el sector sorprendente, con las ventas de tocadiscos disparadas.
Y es que la idea de tener el disco de esa banda que tanto te gusta no tiene precio. El problema es que es un equipo muy delicado. Para empezar, su tamaño es relativamente grande, lo que hace que transportarlo no sea una tarea precisamente cómoda.
Por no hablar del trabajo en forma de mantenimiento que requieren los discos de vinilo. Se pueden ensuciar, el lápiz óptico sufrir un daño, hay que buscar espacio ya que los vinilos son muy grandes, a la mitad de pista te has de levantar a darle la vuelta… Y su precio es bastante alto. ¿Qué pasa si no sigues los consejos de cuidado sin realizar mantenimiento alguno? Pues que tu tocadiscos sonará mal.
¿Qué tecnología fue la que desbancó al tocadiscos? Pues nada más y nada menos que nuestros queridos discos compactos. Además, actualmente tienen varias ventajas respecto al vinilo.
Para empezar, ocupan mucho menos espacio, además de que para muchos usuarios suenan mejor. En este apartado no vamos a entrar en detalles ya que a muchos les gusta esa distorsión de los harmónicos consiguiendo un sonido más cálido por parte de los vinilos, pero en general, el formato CD es superior.
Los CD son muy económicos
Además, hay otra ventaja notable y que tiene que ver con el precio. El vinilo tiene a su favor la nostalgia, haciendo que su precio se dispare. En cambio, puedes comprar unos cuantos CDs en una tienda de segunda mano a precio de saldo.
Por este motivo cada vez más amantes de la música tradicional están comprando reproductores de CD, hay modelos de segunda mano a precios realmente comedidos.
Además, los CD nuevos han bajado su precio de forma notable, pudiendo encontrar títulos que cuestan 30 euros en formato vinilo por 10 euros en su versión Compact Disc.
Sin duda, un movimiento inesperado para un sector que estaba condenado a desaparecer. El hecho de que los CD se hayan vuelto tan asequibles ha provocado este éxodo hacia este formato por parte de los usuarios más audiófilos. Y tú, ¿echas de menos volver a comprar un CD para disfrutarlo tranquilamente en tu hogar?