Si eres de los que se pone una peli de terror «por los loles» y luego acaba durmiendo con la luz encendida, tenemos justo lo que necesitas. Desde que aterrizó en Netflix el 17 de marzo, La Separación (2021) se ha convertido en la nueva droga de los fans del género. Y con razón, porque esta peli es de las que te dejan con el culo torcido, repasando mentalmente si cerraste bien la puerta y con unas ganas locas de esconderte bajo las sábanas.
A simple vista, la historia no parece nada del otro mundo, pero ojo, porque sabe jugar muy bien con nuestros miedos más básicos: eso que no ves, pero que sabes que está ahí. La trama sigue a una familia que se desmorona tras la muerte de la madre, una niña que empieza a notar cosas raras en casa y un padre que no sabe si se le está yendo la olla o si, de verdad, hay algo muy turbio acechando a su hija.
Eso sí, aunque la peli ha arrasado en visualizaciones, no todo el mundo está encantado con ella. En TheMovieDB tiene un 57%, lo que indica que está en esa línea de “o te encanta o te parece un poco meh”. Algunos dicen que es un terror psicológico bien construido, mientras que otros creen que se apoya demasiado en sustos fáciles y clichés. ¿Cuál es la verdad? Pues la única manera de averiguarlo es viéndola.
¿De qué va La Separación y por qué te va a dejar intranquilo?
Para ponernos en situación: La Separación está dirigida por William Brent Bell, el mismo de The Boy, así que ya te puedes hacer una idea del tipo de terror que te espera. El protagonista es Jeff (interpretado por Rupert Friend), un ilustrador de cómics que, tras la repentina muerte de su esposa, tiene que hacerse cargo en solitario de su hija Jenny (la pequeña Violet McGraw, que por cierto, lo hace brutal).
Hasta aquí todo normal dentro del drama familiar, pero las cosas empiezan a torcerse cuando las marionetas que Jeff ha creado empiezan a moverse solas. Jenny asegura que siente una presencia en la casa, pero claro, su padre lo achaca a la tristeza de la niña. Error. Lo que empieza como pequeños sustos acaba convirtiéndose en una auténtica pesadilla. Y no es solo que los muñecos se comporten de forma extraña, es que algo (o alguien) está jugando con ellos… y con la familia entera.
Además, para meter más leña al fuego, entra en escena el abuelo materno (Brian Cox, un actorazo de los buenos), quien cree que Jeff no es apto para cuidar de la niña y se lanza a una batalla legal por su custodia. Y claro, con este panorama, el pobre Jeff no sabe si lo que ocurre en casa es su propia mente jugándole una mala pasada o si realmente hay algo demoníaco metido en el ajo.
¿Merece la pena verla o es un truño más?
Vale, aquí entramos en el terreno pantanoso. ¿Es la mejor película de terror del año? No. ¿Es entretenida y tiene momentos en los que te va a dar un buen sobresalto? Absolutamente sí. No esperes una obra maestra del género, pero sí un filme que combina bastante bien el terror psicológico con el drama familiar, lo cual siempre añade un plus de tensión.
Lo que más destaca es la atmósfera opresiva. La Separación no es de esas pelis que te lanzan un susto cada cinco minutos; aquí la cosa va más de crearte incomodidad, de jugar con la incertidumbre y de hacerte sentir que algo no está bien aunque no sepas exactamente qué. Y eso, amigos, es lo que hace que termines mirando de reojo debajo de la cama antes de acostarte.
Otro punto a favor es la actuación de Violet McGraw, que es la niña de La maldición de Hill House. Si ya la viste en esa serie, sabrás que esta cría tiene un talento especial para hacerte sentir mal rollo. En esta película, logra que empaticemos con su miedo y nos metamos de lleno en su terror. El miedo de Jenny se convierte en tu miedo.
¿Puntos flojos? Pues sí, hay algunos. Para empezar, el guion en algunos momentos es un poco predecible. Hay situaciones que hemos visto mil veces en otras películas de terror: la niña con amigos imaginarios (que no son tan imaginarios), el padre que no cree lo que pasa hasta que ya es demasiado tarde, y los clásicos muñecos diabólicos que parecen decirte: “Hoy no duermes, amigo”.
También hay momentos en los que da la sensación de que la película podría haber arriesgado más. Hay buenos ingredientes, pero parece que se queda un poco a medio gas en algunos aspectos, como si se contuviera demasiado en lo verdaderamente terrorífico.
Si te mola el terror y quieres pasar una noche inquietante, dale una oportunidad. No es la película que va a revolucionar el género, pero sí es una de esas que te mantiene enganchado hasta el final y te deja con ese cosquilleo incómodo en la espalda.
Si buscas una peli de terror con una historia bien contada, una estética cuidada y momentos de tensión bien logrados, puede ser un buen plan para esta noche. Eso sí, igual después de verla te piensas dos veces lo de dormir solo… o peor, con muñecos cerca.