En la lucha de streaming, cada plataforma vive en un estado constante de desesperación por tener el próximo gran éxito, la serie del momento. Mientras que algunos gigantes como HBO o Netflix lo han conseguido más de una vez —‘Juego de Tronos’, ‘Succession’, ‘Stranger Things’ o ‘El juego del calamar’ han sido algunas de las series más populares de los últimos años–, otros, como Prime Video, todavía no ha tenido un acierto tan grande con ninguna de sus series. Su última apuesta es ‘Fallout’, basada en la franquicia de videojuegos del mismo nombre.
La serie presenta una visión post-apocalíptica del planeta Tierra en la que, tras la Segunda Guerra Mundial, los avances en la tecnología nuclear dieron lugar a una sociedad retro-futurística y, finalmente, a un nuevo conflicto. Cuando comienzan a caer bombas atómicas, aquellos que se lo pueden permitir se refugian en un sistema de búnkeres bajo tierra interconectados, mientras que la vidas de todo lo que permanece en la superficie —o, como lo llaman sus habitantes, el Yermo— queda en manos del destino.
¡OJO! A partir de aquí puedes encontrar spoilers de la serie ‘Fallout’
En la actualidad, siglos después de las explosiones, nos encontramos a Lucy MacLean (Ella Purnell), habitante del refugio número 33. Su idílica existencia en su refugio se pone patas arriba con la intrusión de un grupo de bandidos liderados por una tal Moldaver que secuestran a su padre (Kyle MacLachlan) y matan a todo aquel que se ponga en su camino.
Decidida a recuperar a su padre, Lucy decide aventurarse a la superficie por primera vez en su vida, donde se encontrará con que la vida es completamente distinta a la que ella conoce, y su brújula moral no es compatible con un lugar sin ley como el Yermo.
En el tercer episodio de la serie, uno de los personajes habla de la “regla dorada del Yermo”: “Thou shalt get sidetracked by bullshit every goddamn time” (algo así como “serás distraído por tonterías cada maldita vez”). La frase resume a la perfección la naturaleza divagante de la serie.
Además de la de Lucy, los ocho capítulos siguen las historias de otros dos personajes principales. Maximus (Aaron Moten) es un soldado de la llamada Hermandad del Acero que roba una de sus poderosas armaduras. Por último, tenemos al Necrófago (Walton Goggins), un ser prácticamente inmortal como consecuencia de la mutación por radiación. Pronto descubrimos que se trata de Cooper Howard, un famoso actor de westerns de antes de la guerra, ahora con una apariencia completamente deformada.
Los tres personajes comparten un objetivo: capturar al doctor Wilzig. Ninguno de ellos tiene claro cuál es la importancia de este hombre concreto, pero todos tienen sus razones para querer encontrarle. El Necrófago quiere una recompensa, Maximus quiere entregar al doctor a la Hermandad, y Lucy quiere encontrar a Moldaver, que tiene a su padre y también necesita al doctor.
‘Fallout’, crítica de la serie de Prime Video de la que todo el mundo habla
A pesar de esta meta compartida, las historias de estos tres personajes a menudo se van por las ramas, resultando en una narrativa algo inconexa. Cada episodio supone un sinfín de baches nuevos que acaban siendo superados y que hacen que a veces cueste recordar cuál era la razón de ser de toda esta historia.
Aparte de estos tres personajes que se cruzan, se separan y se vuelven a cruzar una y otra vez, la serie nos cuenta lo que ocurre en el refugio 33 que Lucy ha dejado atrás. Además, hay una gran cantidad de flashbacks intercalados que nos explican el pasado de Cooper Howard, y cómo este se relaciona con la creación de los refugios y el inicio de la guerra. ‘Fallout’ está completamente saturada de tramas, y se hace cada vez más complicado a medida que avanza la serie mantener la atención en cualquiera de ellas.
Uno de los problemas principales que hacen cojear a ‘Fallout’ está presente desde el principio, y es la cuestión del “worldbuilding”. Desde un punto de vista puramente estilístico, el universo post-apocalíptico, tanto del Yermo como de los refugios, está bien conseguido. La estética americana de los años 50 o 60 cruzada con la tecnología avanzada da lugar a imágenes curiosas en ambos espacios, y resalta la ironía del el exceso de tecnología frente a la ausencia de recursos.
Sin embargo, narrativamente, la serie no consigue establecer el sinfín de elementos que componen este mundo tan distinto al nuestro, lo que serían las reglas del juego. En cada episodio conocemos nuevos aspectos del mismo, nuevas amenazas y nueva información que parecen salir de la nada para hacer avanzar la trama. Cuesta hacerse una idea general del mundo que habitan estos personajes y su funcionamiento —lo más fácil es hacer una consulta rápida de Wikipedia para comprender mejor el lore del videojuego, y cómo este se traduce en la serie.
El segundo problema radica, una vez más, en sus personajes. Además de ser demasiados, desafortunadamente no son demasiado interesantes. La trama de los refugios cuenta con una colección de personajes muy secundarios y subdesarrollados, y resulta narrativamente superflua.
Lucy es una protagonista frustrada. En la teoría, es la heroína perfecta: es buena pero fuerte, y su punto de vista es el que articula casi toda la serie. Sin embargo, su trama acaba siendo predecible y anticlimática, y su disposición ingenua durante toda la serie roza la pura estupidez en algunos puntos.
Maximus es un intento de héroe, pero es difícil apoyarle porque es completamente inexpresivo. Su arco tiene que ser algo así como una redención de los actos cuestionables al principio, pero cuesta ver cualquier tipo de cambio —o emoción— en él. De forma predecible pero inevitable, llega el momento en el que la serie fuerza una trama romántica entre estos dos personajes, que por separado son poco interesantes, y juntos no tienen ni una sola chispa de química.
El más interesante de los protagonistas es, sin duda, el Necrófago. Tanto en la actualidad como cazarrecompensas endurecido, como en su pasado como un hombre descubriendo poco a poco la verdad sobre una conspiración, es el personaje más carismático de la serie. Finalmente, es su historia personal, y no la de Lucy, la que vertebra el misterio en el corazón de la temporada y conecta todos los puntos.
El espíritu positivo de Lucy choca constantemente con las duras condiciones del Yermo, y la serie está llena de escenas de acción —y algunos momentos de gore— que la sitúan firmemente en el terreno de la comedia negra. Esta delicada mezcla tonal entre humor y violencia hace que la experiencia de ver la serie sea, sin duda, amena. Al fin y al cabo, sus ocho episodios estrenados a la vez en Prime Video están hechos para ser “binge-watched”, consumidos en cuestión de unos pocos días.
Sin embargo, hay un ligero problema de repetición. Después de un par de capítulos, las muertes violentas dejan de sorprender, el humor no funciona tan bien, y el efecto de ver otra vez el montaje de una escena de pelea con una balada sesentera sonando de fondo se va disminuyendo.
Siendo ‘Fallout’ una adaptación de un videojuego post-apocalíptico, las comparaciones con el éxito de HBO ‘The Last of Us’ son inevitables. La gran diferencia entre estas dos adaptaciones seriales se pueden observar en su material de origen. Mientras que ‘The Last of Us’ es un juego con un carácter marcadamente narrativo, el jugador se mueve por el universo de ‘Fallout’ de manera mucho más libre. Los elementos que aparecen en la serie están sacados del juego, pero todo lo que son personajes y arcos narrativos son aportaciones de la serie, y es precisamente donde esta se queda corta.
En definitiva, si lo que estás buscando es una trama compleja y matizada, con giros sorprendentes, y que cuente algo nuevo sobre la supervivencia y la humanidad en un mundo post-apocalíptico, será mejor que entre en HBO y te pongas el primer episodio de ‘The Last of Us’. Si, en cambio, eres fan del videojuego, o simplemente quieres ver una serie entretenida, repleta de acción sangrienta y graciosa, y que casi con total seguridad será renovada para una segunda temporada, ‘Fallout’ es tu serie.