Vivimos en una época en la que parece que cada pocos años alguien se saca de la manga un nuevo estándar de conexión. Que si DisplayPort, que si HDMI ARC, luego eARC… y ahora llega GPMI, un conector made in China que promete jubilar al HDMI como si fuera un viejo televisor de tubo. Pero claro, ¿realmente necesitamos otro cable más?
La cosa suena a déjà vu. El HDMI 2.1 llegó no hace tanto como la salvación de todos nuestros problemas: más resolución, más tasa de refresco, compatibilidad con todo lo habido y por haber… ¿Y ahora nos dicen que se ha quedado corto? Pues sí, aparentemente hay margen de mejora, y en eso están empresas como Huawei o TCL, que junto con un buen puñado de compañías chinas han lanzado GPMI (General Purpose Media Interface), una especie de «todo en uno» que, sobre el papel, pinta espectacular.
Pero ojo, porque una cosa es lo que se promete y otra lo que realmente usamos en el día a día. ¿Estamos ante el futuro de la conectividad o es otro invento más que acabará en el cajón de los trastos tecnológicos? Vamos a descubrirlo.
¿Qué es GPMI y por qué debería importarte?
Vamos al grano: GPMI es un nuevo estándar de conexión que, básicamente, pretende unir en un solo cable lo que ahora mismo haces con tres o cuatro. Vídeo, datos y energía, todo junto y sin complicaciones. Adiós al HDMI, adiós al cable USB para cargar, y adiós al lío de adaptadores. Suena bien, ¿verdad?
En cuanto a números (que sí, que importan, pero tampoco hay que volverse loco): GPMI en su versión más potente, la Type-B, puede manejar hasta 192 Gbps de ancho de banda. Para que te hagas una idea, eso es cuatro veces lo que ofrece HDMI 2.1, que se queda en unos «modestos» 48 Gbps. Traducido: puedes mandar vídeo en 8K sin comprimir y sin despeinarte, mientras cargas el portátil a toda pastilla. Hasta 480W de potencia puede enviar, lo cual es una burrada.
Pero eso no es todo. El conector GPMI Type-C es compatible con USB-C, lo cual es una gran noticia, porque ya estamos acostumbrados a ese formato (móviles, tablets, portátiles…). El otro, el Type-B, es más propietario, más «a lo Thunderbolt», pero con sus ventajas también. Además, este estándar es bidireccional, lo que significa que el mismo cable sirve para enviar y recibir datos de forma simultánea. HDMI, en comparación, parece una paloma mensajera.
Ahora, la gran pregunta: ¿necesitas tú todo esto? Porque claro, una cosa es lo que GPMI puede hacer, y otra lo que realmente vas a usar en el salón de tu casa. Si lo más potente que conectas a la tele es una consola o una barra de sonido, probablemente HDMI te va de lujo. Incluso el viejo HDMI 2.0 sigue rindiendo bien en muchas situaciones.
Y ojo que no todo está dicho en el terreno HDMI: ya está en camino el HDMI 2.2, una versión que promete duplicar el ancho de banda actual hasta alcanzar los 96 Gbps, igualando en teoría lo que ofrece GPMI Type-C. Eso podría suponer un frenazo para GPMI, porque si HDMI se pone las pilas y mantiene la retrocompatibilidad que tanto le gusta a la gente… pues igual muchos ni se plantean cambiar.
¿Es GPMI el futuro o solo humo tecnológico?
Pues depende. Y esta parte es importante: GPMI todavía no ha salido de China, al menos de forma masiva. Está en una fase inicial, como cuando ves un tráiler de película espectacular pero aún no ha llegado al cine. En China ya están preparando portátiles, monitores y televisores compatibles, pero fuera de allí todo es incertidumbre. Y ya sabemos cómo son los estándares: si no se ponen todos de acuerdo, no hay manera.
También hay que tener en cuenta que el HDMI tiene una ventaja enorme: está por todas partes. Desde el reproductor Blu-ray hasta las consolas, pasando por las teles, los receptores AV, los proyectores… cambiar todo eso por GPMI no es algo que pase de la noche a la mañana. Habría que renovar medio salón (y medio planeta, para el caso).
¿Que si es necesario? Pues no, necesario lo que se dice necesario… no. Pero útil, sí que puede serlo. Sobre todo para los que buscan simplificar sus conexiones, los que trabajan con contenido 8K, realidad virtual, edición de vídeo o simplemente odian tener mil cables detrás del escritorio. GPMI tiene pinta de ser el conector definitivo, siempre y cuando el resto del mundo quiera subirse al tren.
Eso sí, con HDMI 2.2 en el horizonte, más de uno podría preguntarse: «¿para qué complicarse si lo que ya tengo va a mejorar pronto?». Así que, por ahora, puedes seguir viviendo tranquilo con tu HDMI. Eso sí, no le pierdas la pista a GPMI, porque si acaba pegando fuerte, lo mismo dentro de unos años todos terminamos diciendo: «¿HDMI? Uf, eso usábamos antes…».