Escuchar música en la calle se ha convertido en un habitual. Gracias a nuestros teléfonos móviles, podemos disfrutar de servicios como Spotify o Tidal, con un catálogo de canciones y artistas interminable. Todo esto lo tenemos gracias al primer reproductor portátil de la historia: el Sony Walkman.
Un producto que marcó un antes y un después en la historia al permitir disfrutar de nuestros grupos y canciones preferidas sin ningún tipo de limitación. Un gadget que a día de hoy es uno de las piezas más codiciadas por los coleccionistas y que ha marcado el camino para que otros dispositivos, como el iPod de Apple y más adelante el mercado de los smartphones, se convirtieran en nuestro equipo musical portátil.
Igual que te hemos contado la historia del primer receptor AV, vamos a aprovechar el 43 aniversario del Sony Walkman para contarte los secretos del primer reproductor portátil.
Historia del Sony Walkman
El mérito de la existencia del Sony Walkman lo tiene Masaru Ibuka, co-fundador de Sony y un deportista empedernido. Este ingeniero llevaba tiempo pensando en un dispositivo que le permitiera salir a correr, su gran pasión, mientras disfrutaba de sus canciones preferidas.
Así que se puso manos a la obra y comenzó a idear un dispositivo para ello, que no dudó en mostrar a Akio Morita, su amigo y socio fundador de Sony. El empresario vio un potencial impresionante en el prototipo de Masaru Ibuka, por lo que no dudó en enviarlo a su equipo de ingenieros para que perfeccionasen el equipo.
De esta manera, el 1 de julio de 1979 llegaba al mercado el Sony Walkman TPS-L2, el primer reproductor de música portátil y que funcionaba con casetes. El éxito fue abrumador, consiguiendo vender las primeras 30.000 unidades en stock en los primeros meses desde su lanzamiento.
Como curiosidad, el lanzamiento inicial no funcionó como debería, vendiendo tan solo 3.000 unidades en la primera semana, por lo que Sony decidió entregar unidades a sus empleados para que se pasearan por Tokio con el Sony Walkman. Una campaña de marketing que fue un éxito rotundo. También te dejamos la campaña publicitaria de este modelo, porque no tiene desperdicio.
Llega la guerra del plagio
Y eso que el lanzamiento no estuvo exento de polémica. Principalmente, porque Andreas Pavel, un inventor alemán, ya había creado un concepto similar en 1972, por lo que acusó a Sony de plagio. La compañía comenzó una serie de negociaciones con Pavel sobre la propiedad intelectual de la invención y finalmente en 1986 aceptó pagarle una comisión por su invento, pero sin reconocer la propiedad intelectual.
Pavel no estuvo de acuerdo con la decisión, por lo que inició un proceso legal en Reino Unido en 1989 para reclamar su propiedad intelectual. Finalmente, en 2003 Sony ofreció un acuerdo extra judicial que fue aceptado por Pavel en 2005.
Un producto que marcó un antes y un después
Pero, más allá de la polémica con este inventor alemán, el éxito del Sony Walkman fue absoluto. Un producto fabricado en metal, que permitía reproducir sonido en estéreo y que triunfó al caber en un bolsillo (en aquella época era más grande). Solo necesitabas un par de pilas AA para escuchar tu música preferida.
Más adelante, en 1981, la compañía japonesa lanzó el Sony Walkman WM-2, un modelo con controles más sencillos, una estética menos tosca y disponible en cuatro colores diferentes.
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— 📺🅰🅻🅵🅾🅽🆂🅾 🆂🅰🅻🆅🅰🅳🅾🆁 🎥 (@sitocamTV) July 23, 2022
Desde entonces, Sony fue lanzando diferentes modelos de Walkman, consiguiendo más de 175 millones de unidades vendidas a lo largo de su historia gracias a los más de 100 modelos diferentes que lanzaron.
Hay que tener en cuenta que entre 1980 y 1990, Sony abarcó el 50% de las ventas de este tipo de reproductores en Estados Unidos y un 46% en Japón, lo que deja claro el éxito del Sony Walkman.
Decir que Sony ha fabricado el Sony Walkman hasta 2010, aunque más adelante recuperaron la marca para seguir lanzando reproductores portátiles. No tienen nada que ver con el mítico producto de los ochenta, pero es una buena forma de mantener la esencia de un reproductor que marcó un antes y un después en la historia de la música.