Hay series que te dejan pensando. Luego está Black Mirror, que directamente te hace dudar de si lo que viste… realmente lo viste. Pero esta vez, Bête Noire, el segundo capítulo de la temporada 7, ha ido más allá del guion y ha salido de la pantalla para jugar con nosotros en el mundo real. Sí, Netflix está metido hasta el cuello en este experimento social y puede que ni tú ni tu vecino hayáis visto exactamente lo mismo. Literalmente.
Todo comienza como otro capítulo oscuro pero muy “Black Mirror”: una mujer llamada Maria, interpretada por Siena Kelly, empieza a notar que su realidad cambia sutilmente. Cosas que recuerda con certeza ahora son distintas. La gota que colma el vaso es una discusión con sus compañeros de trabajo sobre el nombre de una cadena de pollo frito. Ella asegura que se llamaba Bernies, hasta su novio lleva una gorra con ese nombre. Pero cuando lo buscan en internet… todos dicen que es Barnies. Incluso la gorra de su chico ha cambiado mágicamente.
A lo largo del episodio, se revela que esta distorsión es provocada por un dispositivo creado por Verity (Rosy McEwen), una vieja conocida que ha reaparecido en la vida de Maria. Este invento puede moverlas entre universos paralelos, cada uno con sus propias verdades. Hasta ahí, todo muy ciencia ficción. Pero lo verdaderamente mind-blowing es que este episodio existe en al menos dos versiones distintas en la propia Netflix. Sí, tal como lo lees: hay quienes vieron que el restaurante se llamaba originalmente Bernies, y otros vieron que siempre fue Barnies. Y el cambio… es real.
Black Mirror: ¿Estamos viendo una serie de Netflix o participando en un experimento?
Aquí es cuando la serie cruza la cuarta pared y comienza a jugar con nuestra percepción como si fuéramos parte de la historia. Porque según parece, Netflix ha distribuido al azar dos versiones diferentes de “Bête Noire”. Y no ha dicho ni pío oficialmente. Ni advertencia, ni nota de prensa, ni “oye, fíjate si lo que viste es lo mismo que tu colega”. Nada. Solo un tweet críptico desde la cuenta oficial: “bernies”, al que la cuenta de Black Mirror contestó con un… sí, lo adivinaste: “barnies”.
So my friend and I were watching the new Black Mirror episode “Bête Noire” and we noticed that there was a stark difference between our episodes… even the viewers are getting gaslit at 16:40! #BlackMirrorS7 pic.twitter.com/G2Ne1SuvJV
— Vastolorde | AKIO (@actualakio) April 10, 2025
¿Casualidad? ¿Marketing viral? ¿O estamos viviendo dentro del mismísimo guion de Charlie Brooker? No es la primera vez que Black Mirror juega con formatos. Recordemos Bandersnatch, el episodio interactivo que te hacía elegir el destino del protagonista. Pero esto va más allá: aquí no eliges nada, y aún así lo que ves no es lo mismo que los demás. Eso sí que da mal rollo.
Y lo mejor (o peor) de todo: no hay forma sencilla de saber qué versión te ha tocado. La única pista es volver a mirar la escena del pollo frito y prestar atención al nombre. Porque todo lo demás en el episodio es exactamente igual. Mismos actores, mismas líneas, misma duración. Solo cambia ese pequeño gran detalle, que en realidad es el corazón del tema: la manipulación de la realidad sin que te des cuenta. Una jugada maestra y siniestra, como le gusta a Black Mirror.
Este tipo de jugadas meta nos dejan con más preguntas que respuestas, pero también con una certeza: Black Mirror sigue siendo una serie adelantada a su tiempo, que no teme ir un paso más allá y usar incluso la propia plataforma de streaming como parte del relato. Y aunque Netflix no haya confirmado oficialmente cuántas versiones existen (quizás más de dos, quién sabe), el simple hecho de que lo estén haciendo sin avisar es exactamente el tipo de locura que uno espera —y teme— de esta serie.
Así que ya sabes. Si viste Bête Noire y pensaste “meh, está bien, pero no me rompió la cabeza”… tal vez viste la versión equivocada. O tal vez estás en el universo equivocado. O peor aún: tal vez tu Netflix te está gaslighteando.