El cuarto capítulo de la segunda temporada de ‘La casa del dragón’ nos regalaba la primera espectacular batalla de bestias que hemos visto sucederse en Poniente. ‘Juego de Tronos’, su antecesora, sólo cuenta con tres criaturas pertenecientes a un mismo bando que, además, durante más de la mitad de su recorrido, no son más que enanas crías: así, aún sumando un total de 9 temporadas y media, nunca habíamos visto una batalla como la sucedida en Reposo del Grajo («Rook’s Rest» para quienes la vean en el inglés original).
Este quinto capítulo lidia con las consecuencias de todo lo ocurrido (y de lo que, conscientemente, no se ha hecho) en ambos bandos.
Resumen de ‘La casa del dragón’ 2×05: «Regente» (¡Ojo, spoilers!)
La muerte en combate de la princesa Rhaenys ha sido un más que duro golpe para los Negros, que han perdido a su dragón más grande y rápido; y con él, a su consejera más templada y experimentada. El duelo de Rhaenyra (que ha dejado de poder contar sus pérdidas con los dedos de una mano) y el de Corlys, esposo de la fallecida, tiñen las escenas en Rocadragón. La reina trata de compensar al Señor de las Mareas por su sacrificio nombrándole Mano de la Reina, pero él tiene la cabeza fija en su sucesión, habiéndose reencontrado hace poco con su hijo bastardo, Alyn de Quilla.
En Desembarco del Rey, el ejército de Criston Cole pasea orgulloso el cadáver de Meleys ante una plebe escandalizada que considera la muerte de un dragón un mal presagio. Tras el desfile triunfal, y escondido en una carreta sin honores, viaja el chamuscado Aegon II, inconsciente y al borde de la muerte después de que Vhagar, el dragón de su hermano, lo atacara con la peor de las intenciones y matara a Fuego Sol. Ante la convalecencia del rey, Aemond logra lo que quería con su fratricida atentado, y es nombrado príncipe regente de los Siete Reinos.
El Consejo Privado toma esta decisión a desacuerdo tanto de Alicent como de Helaena; la hermana y la madre conocen (y temen) su salvaje, impulsiva y violenta naturaleza mejor que nadie. Aemond toma varias medidas drásticas tan pronto como asciende al poder, lo que hace la revuelta del pueblo de la capital más que inminente; los ciudadanos de Fondo de Pulgas (los suburbios de Desembarco del Rey) quedan hambrientos dentro de las murallas de la ciudad cuando estas se cierran, escandalizados por la violencia que trae consigo la guerra y decepcionados con el rey por no haber cumplido sus promesas de abastecimiento.
En Harrenhal, Daemon sigue experimentando escalofriantes visiones a la vez que trata de reunir un ejército y establecer su dominio en el Valle. La curandera Alys Ríos hace patente su sabiduría cuando Daemon se inmiscuye en las antiquísimas rencillas pre-existentes entre las casas Bracken y Blackwood, estableciendo definitivamente un férreo rechazo por parte de la primera y, con ello, perdiendo el apoyo de los señores de las Tierras de los Ríos. Daemon articula lo que hasta ahora sólo era subtexto; pretende librar la guerra por su parte, y no como rey consorte de Rhaenyra.
Rhaena, en el Nido de Águilas, defiende a Rhaenyra ante su tía cuando ésta hace patente que la reina no ha cumplido su palabra, aunque ello no parece satisfacer a Lady Jeyne Arryn. Ansioso por ser de ayuda, el príncipe Jacaerys se lanza a la acción (en contra de los deseos expresos de su madre) tratando de negociar un pacto con los Frey por su cuenta y prometiéndoles el dominio de la oscura Harrenhal si rinden pleitesía a su bando.
Rhaenyra se enfrenta a las consecuencias de sus propias decisiones dándose cuenta de que ha perdido la guerra de los dragones; los Verdes tienen más y son más grandes. En Rocadragón viven dos criaturas sin montura que podrían ayudar a empujar la balanza a su favor, pero para ello tendrían que montarlas jinetes de linaje ajeno a Valyria, algo tan peligroso como poco ortodoxo que sugiere Jacaerys tras volver de su periplo.
Crítica: Claire Kilner nos adentra en las residencias reales para hacernos comprender, desde dentro, el mecanismo de la guerra
Aunque la falta de Eve Best (Rhaenys) se hace patente, de nuevo la presencia escénica de la atormentada Olivia Cooke (la reina madre, Alicent) llena nuestras pantallas con una interpretación tan dolida como tenue. Tras las revelaciones acaecidas en el tercer capítulo, Alicent es consciente de que todos los daños colaterales derivados de la guerra se deben a un error ya imposible de enmendar; y, aún no gustarle las personas en las que se han convertido sus dos hijos mayores, siente, padece y empatiza por los futuros de ambos. Bethany Antonia se congracia en su papel de Baela, quién hasta ahora no había tenido ocasión para brillar, cuando se auto-define como «sangre y fuego«.
Harry Collett, que pone cara al príncipe Jacaerys, está poco acertado en un papel cuyas expresiones faciales cada vez se parecen más a las del impasible Jon Nieve de Kit Harrington; y Matt Smith, brillante en la primera temporada, parece haberse topado con una muralla que le impide crecer o evolucionar como personaje, atrapado en un Harrenhal que no le permite accionar la trama. El resto del elenco, empezando por la siempre brillante interpretación de Emma D’Arcy (Rhaenyra) y terminando por la misteriosísima Sonoya Mizuno (Mysaria) están en consonancia con su excelente línea habitual.
Si hay algo que alabar sobre este capítulo son sus fantásticos planos generales de las enormes estancias en las que la acción tiene lugar. Así, tanto los extremeños exteriores de la Fortaleza Roja (filmados en las calles de Cáceres) como ambas salas del Consejo Privado nos trasladan más que nunca al entorno medieval en el que está ambientada la serie. Harrenhal, Nido de Águilas y Marcaderriva son sólo algunos de los espectaculares palacios en los que tenemos la oportunidad de adentrarnos. Parece, además, que los técnicos han encontrado el interruptor de la luz, con unas escenas coloridas y correctamente iluminadas en las que vemos muy claramente lo que ocurre sin necesidad de entornar los ojos.
Este capítulo no es tan activo como reflexivo, parándose a evaluar el estado de la cuestión tras todo lo ocurrido en los episodios tres y cuatro. Así, la narrativa ha hecho un repaso de cada uno de los personajes que se nos han presentado hasta ahora; sin embargo, a esta temporada sólo le quedan tres entregas, por lo que esperamos que la acción vuelva a la carga la semana que viene y tense las tramas hasta el cénit del lunes 5 de agosto que se podrá ver, como siempre, en Max. De momento, os dejamos por aquí el avance de la semana que viene: