Javier Calvo y Javier Ambrossi, más conocidos como los Javis, saltaron a la fama con su primera —y, hasta ahora, última— película, ‘La Llamada’. Esta curiosa comedia musical trataba con humor temas como la libertad individual, hacerse mayor, y, sobre todo, la fe. Aunque, desde entonces, los Javis se han dado a conocer principalmente como creadores de comedia gracias el enorme éxito de su serie ‘Paquita Salas’, el dúo creativo siempre ha tenido una inclinación indudable por el drama, los temas escabrosos y las figuras trágicas.
En 2020, con su miniserie ‘Veneno’, basada en la vida de la celebridad Cristina Ortiz ‘La Veneno’, demostraron que eran capaces de crear una historia compleja, matizada, y emotiva además de cómica. En ‘La Mesías’, su proyecto más reciente, y sin duda el más ambicioso, recuperan la religión como motor narrativo —aunque de forma completamente distinta.
‘La Mesías’ nace, al igual que ‘Veneno’, de una historia real. Las siete hermanas de la familia Bellido Durán, conocidas como Flos Mariae, se hicieron virales en redes sociales en 2013 con el videoclip de su canción ‘Amén’. En la serie de los Javis, son sustituidas —de forma poco sutil— por las Stella Maris, las hermanas Puig Baró. A pesar de que, efectivamente, la idea tiene su origen en este curioso grupo de pop cristiano, los Javis han querido distanciarse de la historia real de Flos Mariae, evitando mencionar al grupo durante la promoción y asegurando que la serie no se concibió como un biopic.
Con tan solo tres episodios estrenados, ya podemos ver claramente a lo que se refieren los directores. Y es que ‘La Mesías’ utiliza la imagen bizarra de las Flos Marie tan solo como punto de partida para explorar todo un mundo de relaciones complejas con uno mismo, con la familia, y con Dios. De forma similar al caso real, la serie cuenta la historia de un grupo de música cristiana integrado por seis hermanas que viven bajo el control de su madre, Montserrat, que asegura que se comunica con Dios. Sin embargo, la serie no está narrada desde el punto de vista de las Stella Maris, sino del de los personajes totalmente ficticios de Enric (Roger Casamajor) e Irene (Macarena García), los dos hijos mayores de Montserrat.
‘La Mesías’ empieza como un absoluto misterio; tenemos algunas piezas sueltas, pero es imposible aún reconstruir el puzle completo. Comienza en un momento no especificado, que asumimos por la puesta en escena que no se trata de nuestro presente —2023— sino quizás hace alrededor de una década (más o menos la época en la que las Flos Mariae se viralizaron). Ahí encontramos a Enric e Irene que, por separado, se enteran de la viralización de un vídeo del grupo musical Stella Maris. Sus vidas se han bifurcado; algo en su pasado ha creado una grieta en la relación de los hermanos, pero ambos tienen una reacción visceral y profunda a las imágenes.
Desde el primer momento se palpan las heridas, todavía abiertas, de estos personajes, aunque aún nos falta la historia entera. Por otro lado, los Javis nos llevan al pasado. En esta línea temporal seguimos de nuevo a Enric e Irene, esta vez de pequeños y acompañados por su madre, Montserrat. Los tres primeros episodios ya dejan ver la profundidad de la relación entre la madre y sus hijos, la cual articula la narración entera. En Montserrat encontramos mucho más que una villana, una encarnación de todo el mal y el trauma que persigue a los personajes. Los Javis muestran con sus personajes una enorme empatía que los dota de una complejidad especial. Montserrat es una madre imperfecta, se equivoca y hace daño a sus hijos, pero también es una mujer con un vacío dentro; un vacío que, tras no poder llenar con drogas ni con amor, llena con Dios. En los dos primeros episodios, una Ana Rujas imparable hace imposible no sentirse hechizado por el encanto de la joven Montserrat, a la par que constantemente aterrorizado por su volatilidad.
Aunque su presencia se echa en falta desde el momento en el que deja de aparecer en pantalla, el trabajo de Lola Dueñas, que interpreta a una Montserrat más mayor, es también impactante. Tras agotar todas sus opciones y dinamitar todas sus relaciones, Montserrat toma el único camino que le queda: el de la fe. Solo Dios puede llenar su vacío y perdonar todo lo que no puede perdonarse a sí misma. De forma inmediata, la figura de Dios se encarna para ella en forma de Pep, interpretado por un Albert Pla escalofriante. Pep se lleva a Montserrat, Enric e Irene a una casa en un lugar remoto, alejada del resto del mundo, donde les da una nueva vida. Tras un salto de tiempo, vemos que los hermanos, junto a 6 hijas más que ha tenido Montserrat, siguen viviendo en la misma casa, de la cual no tienen permitido salir. Las piezas del puzle van encajando: Enric e Irene, de alguna manera, consiguieron salir de ahí, mientras que sus otras 6 hermanas, que no conocían el mundo más allá de los límites de la casa, acaban conformando el grupo Stella Maris.
En ‘La Mesías’ vemos a unos Javis que saben, mejor que nunca, cómo evocar emociones muy concretas en el espectador. Cada elemento en la puesta en escena está colocado con criterio e intención, generando imágenes impactantes cargadas de simbología y acompañadas por una banda sonora que aparece y desaparece siempre en el momento preciso. La serie se toma su tiempo para mostrar la vida cotidiana de los personajes; en vez de explicar textualmente los vínculos que comparten entre sí y las capas de sus relaciones interpersonales, deja que estas se vayan desenvolviendo poco a poco ante nuestros ojos.
En tan solo tres episodios, los Javis ya exponen las grandes ideas de ‘La Mesías’, y comienzan a explorar la forma en la que la fe puede convertirse en algo perverso. La serie no es un manifiesto en contra del cristianismo, ni en contra de la religión en general, sino de la fe ciega en algo como herramienta para infundir terror. Para unas niñas, como las hermanas Puig Baró, que han crecido encerradas en una casa y asfixiadas por la amenaza del castigo de Dios, el demonio se encuentra en todo lo nuevo, lo extraño. Y precisamente esta sensación de miedo ante todo lo que nos rodea es la que impera durante los tres primeros episodios. La serie no está firmemente plantada en un género concreto, pero desde el principio juega con los límites entre ficción y realidad, introduciendo elementos de ciencia ficción y de terror (la bizarra figura de un alienígena persigue a Enric como un fantasma). La transición al territorio de la ficción de género puede parecer sorprendente viniendo de los responsables de ‘Paquita Salas’, pero, si observamos la obra completa de los Javis, la realidad es que siempre han estado a medio paso de la fantasía. La visión que comunican una y otra vez a través de sus distintos proyectos es la de encontrar la magia en las cosas pequeñas. En todas sus series y películas revisten la realidad con una cualidad cuasi-fantástica, elevándola a otro nivel. Encuentran la épica en la historia de una anticuada representante de talentos, la belleza en la historia de una vedette y, ahora, la complejidad de los vínculos emocionales en una familia disfuncional y la importancia de creer en algo.
Sus trabajos anteriores ya eran indicio de un gran talento, pero esta nueva serie consagra a los Javis finalmente como una de las fuerzas creativas más potentes con las que cuenta nuestro país. ‘La Mesías’ es un proyecto lleno de pasión y de ambición, en el que los Javis emprenden la dura abracar más de lo que nunca antes han abracado, tanto temática como cinematográficamente. Si los tres primeros episodios pueden servir como referencia, el duo de directores ha demostrado estar más que a la altura del reto.