Cada vez encuentro con más facilidad en Internet titulares como ‘disfruta de tu música favorita en 32 bits‘ o incluso leo peticiones de la comunidad audiófila para que las plataformas más habituales incluyan en su catálogo archivos en este formato para su distribución por streaming.
Los 32 bits se están poniendo de moda y no porque sean una novedad. El procesamiento en este número de bits ya lleva un tiempo entre nosotros. Tanto en la industria de la música como en el mundo del sonido para audiovisuales. Quizás la grabación en sonido directo sea el último eslabón en incluirse en la cadena, con un creciente número de grabadores profesionales a precios razonables.
Las bondades de los 32 bits
Así que parece que ya es hora de hablar sobre la grabación de 32 bits, para lo bueno y para lo malo. Empecemos por las buenas noticias: los convertidores analógicos a digitales de 32 bits ofrecen un increíble nivel de margen dinámico. Es literalmente imposible clipear o saturar un convertidor de esta precisión. O mejor dicho, el sonido necesario para saturar y romper uno tendría que rondar los 1.500 dB. ¿Existe algo tan sonoro en el planeta Tierra?
Os dejamos aquí un vídeo explicando más al detalle la grabación de sonido en 32 bits donde, además, podréis bajaros tres ficheros WAV en 32 bits flotantes para hacer pruebas.
Lo que esto significa en la práctica es que nunca tendremos que preocuparnos porque el convertidor AD sature. Ni siquiera hay que preocuparse por configurar los niveles, ya que 32 bits también pueden grabar sonido a niveles tan bajos y con tal resolución que puedes simplemente aumentarlos en una cantidad ridícula y aún así mantener la calidad total.
Puedes grabar sonidos que ni siquiera aparecen en el vúmetro del grabador y aumentarlos hasta 50 dB o más y no supondrá un gran problema. Algunas de las nuevas generaciones de grabadoras, como la F3 de Zoom, ni siquiera tienen la funcionalidad de nivel de grabación. La idea es que simplemente establezcas tu ganancia del previo y a grabar directamente.
Los inconvenientes de los 32 bits
Hasta aquí un pequeño resumen de los puntos positivos de la cuestión. Pero también hay algunas verdades no tan conocidas que a menudo se pasan por alto y en este reportaje quiero hablar sobre algunas de ellas.
El primero es el mito de que con una grabadora de 32 bits nunca puedes arruinar una toma, que no necesitas preocuparte por los niveles y que podrás recuperarte de cualquier cosa. Este no es el caso. Piensa en la cadena de tu sonido a través de tu equipo de grabación. Primero está el micrófono, luego el preamplificador o previo y después el convertidor A a D. Eso deja dos etapas vulnerables antes del conversor. Aún se puede saturar el micrófono de grabación, no digo llegar a saturarlo pero sí que trabaje en niveles donde ya distorsiona.
Muchos micrófonos pueden grabar sonidos excepcionalmente fuertes; los micrófonos dinámicos, por ejemplo, pueden grabar fácilmente 140 dB o más. Pero muchos micrófonos de condensador tienen un SPL máximo de alrededor de 120, que es bastante fácil de superar, por ejemplo, grabando a una orquesta en una banda sonora original de una película o serie. Cuando distorsionas un micrófono sobrecargándolo, nada salvará esa grabación.
Y después del micrófono, puedes clipear muy fácilmente el previo. De hecho, y siguiendo con el ejemplo de la Zoom F3, una maravillosa navaja suiza grabadora, tiene un ‘headroom‘ de previo notoriamente BAJO.
Los 32-Bits no te salvarán en ninguna de estas situaciones. Saber acerca de los micrófonos y comprender la necesidad de “rellenar” un micrófono para evitar sobrecargar el preamplificador, siguen siendo habilidades necesarias, tanto en la industria musical como en el audiovisual.
Las apps de streaming y los 32 bits
Otro cuestión creciente que veo (afortunadamente no tan extendido todavía) es el uso de archivos de 32 bits como formato de difusión. No cuesta encontrar varios proveedores que venden archivos de 32 bits. Esto literalmente no tiene sentido. Para explicarlo hay que rebobinar un poco en la historia del sonido.
Cuando el audio digital alcanzó la mayoría de edad, todo funcionaba en 16 bits. Esta es la resolución de un CD (disco compacto). La tecnología de 16 bits era (y sigue siendo) sorprendente. Ofrece un rango dinámico de 96 dB, lo cual ya es bastante, y es capaz de reproducir audio de muy alta calidad.
Pero tenía algunas limitaciones, en particular su capacidad para grabar señales de bajo nivel con una fidelidad decente. Así surgió el 24 bits, que se ha convertido en una especie de “nuevo” 16 bits. La mayor parte del trabajo cinematográfico se realiza en 24 bits y ahora se publica mucha música con esta profundidad de bits. 24 bits tiene una mejora notable con respecto a 16 bits, especialmente por su capacidad para grabar señales de bajo nivel con suficiente resolución.
También aumenta el ‘headroom‘ o rango dinámico disponible a unos impresionantes y muy utilizables 144 dB. Será difícil encontrar muchas fuentes en la naturaleza que superen esa cifra. Por ejemplo, los 144 dB son más ruidosos que un caza de guerra volando a 50 metros sobre tu cabeza. Recordemos que el umbral del dolor sonoro, cae aproximadamente sobre los 120 dB antes de que se rompa el tímpano.
Pero los 24 bits al grabar, combinados con alrededor de 60 dB de ganancia que tienen muchas grabadoras, significa que es relativamente fácil saturar el conversor AD si tenía el nivel alto y ocurría un evento muy sonoro.
Llegan los 32 bits al rescate
Los 32 bits con una matización; ya que, en realidad, nos referimos a 32 bits flotantes. De una manera muy simplificada ese ‘coma flotante’ es básicamente un rango dinámico móvil de precisión de 24 bits dentro de un espacio de 32 bits. La inmensa mayoría de las veces que nos referimos a los 32 bits son a los flotantes.
Pero existen los 32 bits fijos y tendrían un rango dinámico de 192 dB. Es la parte «flotante» de esos bits la que te proporciona el increíble rango dinámico de 1.500 dB del que estamos hablando aquí. Pero también significa que básicamente seguirás grabando con una “resolución” de 24 bits. Una grabación flotante de 32 bits y una grabación de 24 bits con la misma ganancia deberían sonar igual.
Ahora las matemáticas flotantes de 32 bits se han utilizado en tecnología durante bastante tiempo. Lo más probable es que el motor de mezcla interno del Logic o del Cubase que se usa para grabar voz o instrumentos, utilice todas las matemáticas de esos bits (o incluso 64 bits) para sumar y procesar señales de audio.
Hace esto para nunca correr el riesgo de recortar los sonidos, ya que hace todas sus sumas mágicas. Y cuando se lanzó 32 bits como tecnología de grabación, el punto de venta fue que tampoco tendrías que correr el riesgo de recortar tu grabación.
Y nuevamente, aparte de los problemas del micrófono y el preamplificador, esto es cierto. Con 1.500 dB de rango dinámico total, un convertidor ADC de 32 bits no se puede saturar. Por eso, la mayoría de bandas sonoras cinematográficas y los mejores sellos musicales usan en sus sesiones de grabación, softwares de 32 bits flotantes desde hace tiempo.
¿Aplicaciones de streaming de música a 32 bits?
Lo que algunas personas a nivel individual y algunas aplicaciones online están haciendo es grabar y masterizar en 32 bits y publicar sus catálogos de música también en 32 bits. El marketing siempre hace mucho daño y presupone que se trata de una «mejor» calidad de sonido. Hay un hecho cierto y es la capacidad de las personas de dejarnos engañar fácilmente por «números más altos». En el mundo de la imagen tenemos esa misma guerra con los píxeles y su resolución, o los nits y el HDR de televisores y proyectores.
Que una app haga streaming en 32 bits de su catálogo musical no aporta ningún valor por varios motivos. El primero es que es simplemente es desperdiciar una cantidad ingente de ancho de banda o bitrate. Un archivo de 32 bits ocupa un 33% más de espacio que un archivo de 24 bits y, dado que los archivos se masterizaron correctamente, no se obtiene nada por ese espacio desperdiciado.
En segundo lugar, es posible que a algunos programas, o lo que es peor, hardwares, no les gusten los archivos de 32 bits. Si efectivamente un fichero musical sí tiene contenido dinámico por encima del umbral de 24 bits de 144 dB, convertir ese archivo a 24 bits sin realizar unos ajustes óptimos puede obtener como resultado un nefasto archivo truncado o recortado de 24 bits.
Por no hablar, de que la mayoría de estos servicios online ofrecen el contenido musical HD en FLAC (Free Lossless Audio Codec). Y a día de hoy, lamentablemente, FLAC no admite archivos de 32 bits.
Hay un último problema que puede ser un poco sorprendente y esto no tiene nada que ver con los 32 bits per se, sino con la implementación del mismo, concretamente muchos hardware llevan una configuración Dual Análogica-Digital (dual A-D). Es decir, en lugar de un único convertidor A-D con un rango dinámico muy amplio, se utilizan dos, cada uno de ellos sintonizado con un rango de ganancia diferente.
Tiene un convertidor de baja ganancia y uno de alta ganancia, y el reproductor elegirá uno automáticamente (e incluso cambiará entre ellos mientras hace play si lo considera necesario). Esta combinación de convertidores proporcionará un rango dinámico más alto.
El asunto es que ese cambio de A-D en una reproducción de música puede resultar en una reproducción poco homogénea para la enorme calidad que uno espera: cambios de ruido de fondo o un breve ruido de cambio de conversor son algunos de los defectos más fáciles de encontrar.
Resumen y conclusiones
Tras repasar los datos, podemos sacar algunas conclusiones sobre los 32 bits:
- En grabación proporcionan un salvavidas ante sonidos inesperados o dinámicas improvisadas de los artistas implicados.
- No evitarán que un micrófono o sus preamplificadores se saturen.
- Los 32 bits flotantes, son a los que nos referimos con estas ventajas e inconvenientes; no confundir con los 32 bits fijos, que también existen.
- Son un excelente formato de adquisición y un formato de ‘streaming‘ deficiente (simplemente está desperdiciando espacio en el disco duro sin ninguna otra ganancia).
Fuentes: Sonofex y Sound Devices