En un año lleno de grandes estrenos cinematográficos, Lo que hay dentro se destaca como una de las propuestas más intrigantes y originales. Este thriller de ciencia ficción, escrito y dirigido por Greg Jardin, promete llevarnos a un viaje retorcido y lleno de sorpresas. Netflix, reconociendo su potencial, adquirió la película por 17 millones de dólares durante el Festival de Sundance, un movimiento que ha generado grandes expectativas. El film, que se estrena el 4 de octubre, combina misterio, ciencia ficción y humor negro para ofrecer una experiencia que desafía las expectativas.
La historia de Lo que hay dentro gira en torno a un grupo de amigos de la universidad que se reúne antes de una boda. Lo que comienza como un simple encuentro toma un giro siniestro cuando deciden participar en un juego traído por un miembro del grupo al que no han visto en casi una década. Este juego, lejos de ser una distracción inocente, cambiará la dinámica del grupo y pondrá a prueba las relaciones entre los personajes.
El misterio se profundiza cuando aparece Forbes (interpretado por David Thompson), un personaje que ha estado ausente durante años. Forbes trae consigo un dispositivo que permite a las personas intercambiar cuerpos, y lo que empieza como una curiosidad rápidamente se convierte en el detonante de conflictos internos. La película utiliza esta premisa para explorar temas como la identidad, la confianza y las consecuencias de vivir en la piel de otra persona.
‘Lo que hay dentro’: un reparto diverso y transformador
El elenco de Lo que hay dentro está compuesto por actores talentosos que dan vida a personajes muy distintos entre sí. Entre ellos están Shelby (Brittany O’Grady) y Cyrus (James Morosini), una pareja en crisis; Reuben (Devon Terrell), el animado novio; y Nikki (Alycia Debnam-Carey), una influencer que tiene un vínculo especial con Cyrus. Cada personaje parece responder a un estereotipo, pero a medida que avanza la trama, el guion permite a los actores intercambiar sus roles y demostrar su versatilidad.
Lo más interesante es que el espectador también se involucra en el juego. Jardin se asegura de que tengamos una idea clara de quiénes son los personajes, para que al intercambiar cuerpos, también intentemos adivinar quién es quién. Esta dinámica convierte la película en una experiencia interactiva y divertida. Las actuaciones son clave aquí, ya que cada actor debe transformarse en sus compañeros, lo que añade un nivel adicional de entretenimiento.
Secretos y emociones a flor de piel
Aunque el intercambio de cuerpos comienza como un juego inofensivo, pronto se revelan secretos y emociones reprimidas que complican la situación. Estar en el cuerpo de otra persona permite a los personajes decir y hacer cosas que normalmente no harían, lo que desata tensiones dentro del grupo. Las mentiras y los deseos ocultos salen a la luz, transformando el juego en algo mucho más peligroso.
El guion de Jardin es inteligente y mantiene el ritmo, con giros inesperados en los momentos más oportunos. Aunque a veces puede parecer que la trama se vuelve compleja, la película siempre logra retomar el control y guiar al espectador a través del caos. Cada detalle introducido, por pequeño que sea, tiene un propósito claro en la narrativa, lo que añade satisfacción al desenlace de la historia.
Visualmente, Lo que hay dentro es una obra dinámica, llena de colores y decisiones de edición frenéticas que refuerzan el tono oscuro y misterioso de la trama. La película no solo es entretenida por su historia, sino también por su estética visual, que recuerda a los videoclips de giallo, con colores intensos y un ritmo vertiginoso.
En definitiva, Lo que hay dentro toma una premisa familiar y la reinventa de manera brillante. Greg Jardin ha logrado crear un thriller de ciencia ficción que, además de entretener, invita al espectador a reflexionar sobre la identidad y las relaciones humanas. Con su estreno en Netflix el 4 de octubre, esta película promete ser una de las grandes sorpresas del año.