La serie de ‘Loki‘, en Disney+, ya ha llegado a su fin después del estreno del sexto episodio, el último de la segunda temporada. Pero antes de llegar al final, vamos a analizar el quinto episodio de esta segunda temporada, un capítulo importante al que hay que prestar atención.
Así que, a continuación, vamos a hablar de este episodio de ‘Loki’, por lo que si aún no lo has visto, o no quieres ver los spoilers, no sigas leyendo.
ATENCIÓN: A partir de este punto, habrá spoilers de la primera y segunda temporada de ‘Loki’. Si no quieres saberlos, ¡no sigas leyendo!
El quinto —y penúltimo— episodio de la segunda temporada de ‘Loki’ es, sin lugar a duda, el mejor hasta ahora. Tras varias semanas de episodios mediocres con tramas confusas y sin rumbo, ‘Ciencia/Ficción’ es un pequeño paréntesis en el que, mientras la grandilocuente trama multiversal —con sus problemas narrativos— sigue presente de fondo, la serie se permite una (muy necesaria) pausa para respirar hondo.
Inmediatamente después del final del episodio anterior —los protagonistas fueron incapaces de evitar la explosión del Telar Temporal—, nos encontramos exactamente en el mismo sitio. La AVT, como cabía esperar, no ha sido dinamitada, pero no queda rastro de ninguno de los personajes que estaban ahí, excepto Loki. En una secuencia estremecedora, Loki avanza por la AVT con pasos que resuenan en el silencio absoluto hasta que todo lo que le rodea comienza a desvanecerse de la misma forma que lo hizo Victor Timely en el clímax del episodio anterior. Justo antes de ser consumido también por esta ola destructora, Loki vuelve a sufrir un deslizamiento temporal —como le sucedía durante el primer episodio— que le saca de la AVT.
Esta vez, los deslizamientos le llevan a distintos puntos de distintas líneas temporales en los que va encontrando a cada uno de los otros personajes: Mobius es un padre soltero y vendedor de motos de agua, Casey un prisionero escapando de Alcatraz, B-15 una doctora en Nueva York, y Ouroboros un escritor de ciencia ficción fracasado. El episodio es un buen reto de interpretación —los personajes deben mantener su esenca en un contexto completamente distinto al que suelen habitar—, y todos los actores están a la altura. Ke Huy Quan eleva la ejecución de cada broma con su expresión impasible, y Owen Wilson es tan querible como siempre en su papel de Mobius. Todos los personajes han sido devueltos a sus vidas pre-AVT, y ninguno se acuerda de su vida en la organización. Ouroboros, sin embargo, compra la historia de Loki y le ayuda a construir un TemPad para poder viajar por las líneas temporales. Lo hace con la ayuda del manual de la AVT que Loki lleva encima, que parece ser el MacGuffin elegido para resolver todos los problemas en esta temporada de ‘Loki’. Con el TemPad, Loki es capaz de reunir al equipo entero otra vez para poner en marcha su plan de (no se sabe muy bien cómo), volver a la AVT.
Uno de los puntos fuertes del episodio es que, lejos del microcosmos de la AVT, se distancia de las explicaciones lógicas de la ciencia ficción, centrándose más en los aspectos emocionales. El episodio deja atrás la abstracción y nos trae de vuelta a la tierra, a una realidad observable en la que podemos entender las cosas con más facilidad, en términos reales y humanos. Como le dice Ouroboros a Loki, lo importante no es descubrir cómo funcionan sus saltos temporales, sino el porqué de estos, para poder controlarlos. Al fin y al cabo, le han llevado hasta cada uno de sus compañeros, por lo que no son aleatorios —están condicionados por la psique de Loki.
La última persona a la que va a buscar Loki es a Sylvie, que está en la misma línea temporal en la que ya la habíamos visto antes, trabajando en un McDonalds de Oklahoma en los años 80. Loki se prepara para contarle, una vez más, la historia de la AVT, pero Sylvie, al igual que él —y por alguna razón que no acaba de quedar clara—se acuerda de todo. Una vez más, se produce entre ellos el debate que llevan teniendo desde el primer episodio de la temporada. La conversación que, en un principio, generaba tensión, a estas alturas es algo cansina: Loki quiere que Sylvie le ayude a salvar la AVT; Sylvie se niega. En este caso, sin embargo, emerge, al fin, la verdadera motivación de Loki. En episodios anteriores, su discurso dejaba entrever una vena autoritaria que no encajaba con el desarrollo del personaje, pero aquí Loki admite por primera vez que la razón por la que está tan desesperado por salvar la AVT es por sus amigos —no quiere quedarse solo. La conversación con Sylvie hace a Loki ver el supuesto egoísmo de sus acciones, y vuelve a decirle a los demás personajes que vuelvan a sus vidas. Toda la temporada ha tratado el tema del libre albedrío, y de la injusticia de que todos los trabajadores de la AVT fueran arrancados de sus vidas sin ninguna elección, y aquí vemos a Loki debatiendo sobre qué hacer ante esta situación. Este gran dilema, sin embargo, es difícil de comprar como espectador dadas las condiciones. Si no recordamos mal… ¿no se está acabando el mundo? Según entendemos por el final del episodio anterior y el principio de este, la explosión del Telar supone el fin de todas las cosas. La realidad, como vimos en la AVT, se está desvaneciendo línea temporal a línea temporal. ¿Qué sentido tiene devolver a todos a una vida que va a ser exterminada inminentemente?
Para llegar a esta conclusión, a Sylvie le hace falta primero vérselas cara a cara con la destrucción que acecha. En una poderosa e inquietante escena (al compás de The Velvet Underground) Sylvie ve con sus propios ojos cómo desaparece su mundo, la pequeña vida que estaba intentando crear, y va a buscar al resto del equipo para avisarles y pensar un plan. Sin embargo, una vez más, llegan demasiado tarde. Antes de que puedan pensar un plan de acción, la “espaguetificación” les llega a ellos también, y van desapareciendo todos uno a uno, al más puro estilo ‘Infinity War’.
La conclusión es probablemente el aspecto más flojo del episodio. En un clásico “deus ex machina”, Loki consigue controlar sus saltos temporales a través de… ¿el poder de la amistad? Antes de que la pesadumbre de la pérdida de todos los personajes —y todo el multiverso— tenga tiempo de asentarse en el espectador, queda invalidada cuando Loki consigue volver atrás en el tiempo, al momento antes de que el Telar explotara en la AVT. La imagen de Loki intentando aferrarse desesperadamente a la realidad que se deshilacha ante sus ojos es memorable, pero lo que ocurre acto seguido cancela su peso casi por completo.
Una vez más, la el UCM se da de bruces con la imposibilidad de generar sensación de riesgo. Si todo es reversible con un simple salto de tiempo, nada está en juego, nada es urgente. ‘Ciencia/Ficción’ demuestra que ‘Loki’ nunca brilla más que cuando los personajes tienen espacio para estirar las piernas en vez de ser esclavos de una trama sujetada con pinzas. Sin embargo, es difícil no decepcionarse al ver que, después de todo, el episodio acaba exactamente en el mismo punto que el anterior. Parece que, en esta serie, nada tiene permanencia —la trama es una ilusión de avance que esconde, en realidad, un estancamiento absoluto. A pesar de toparse, al fin y al cabo, con los mismos problemas que arrastra la temporada desde su comienzo, es un buen momento para coger aire antes del último episodio, que se enfrentará a la casi imposible tarea de resolver la enrevesada trama de esta temporada. Si esta vez los personajes consiguen evitar la explosión del Telar, se encontrarán, a grandes rasgos, en el mismo punto que al final de la temporada anterior. Parece ser que tendremos que esperar hasta la tercera temporada para ver los grandes cambios multiversales que prometía el final de la temporada anterior, y sus efectos sobre los protagonistas.