Con el sexto episodio, ‘Glorioso propósito’, llega a su fin la segunda temporada de ‘Loki’ y, aparentemente, la serie en su totalidad. El capítulo, que comparte nombre con el primero de la serie, es una regresión en más de un sentido y deja el sabor amargo de una temporada que ha tenido algunos altibajos.
ATENCIÓN: A partir de este punto, habrá spoilers de la primera y segunda temporada de ‘Loki’. Si no quieres saberlos, ¡no sigas leyendo!
El capítulo comienza con un giro inesperado: los créditos de Marvel que estamos tan acostumbrados a ver se reproducen a la inversa con el tema musical también reimaginado para la ocasión. Es un detalle de estilo; nos deja saber que nos adentramos en un episodio que va a explotar el potencial narrativo de los viajes en el tiempo, pero también genera cierta inseguridad. ¿Está destinada esta serie a moverse siempre hacia atrás en vez de hacia delante? La primera secuencia del episodio no ayuda a disuadir esas dudas. Tras los acontecimientos del Capítulo 5, Loki, que ha conseguido controlar repentinamente sus saltos temporales, viaja con facilidad al pasado, al momento exacto en el que Victor Timely se disponía a ponerse el traje para salir a arreglar el Telar Temporal.
El Telar Temporal es el elemento que lleva pesando sobre la trama desde el principio de la temporada, como un guisante que, sin importar cuántos colchones le pongas encima, se sigue haciendo notar. El villano de la temporada no ha sido, como prometía el final de la anterior, Kang; ni siquiera Renslayer, cuyos motivos inciertos la dejan como una pieza que sobra en este confuso puzle; sino el propio Telar, un objeto inanimado. Los seis episodios de la temporada no son realmente capítulos distintos, sino más bien una película dividida en 6 partes en la que el objetivo final es arreglar el Telar Temporal. Desafortunadamente para la serie, este “oponente” no tiene la fuerza suficiente para cargar con el peso narrativo de toda la temporada.
La primera secuencia, en la que Loki vuelve atrás una y otra vez, probando distintas fórmulas con la esperanza de que Timely consiga arreglar el Telar en alguno de estos escenarios, en lugar de ser atomizado, encapsula uno de los mayores problemas de la temporada. En esta interminable carrera por arreglar el Telar que lleva transcurriendo durante seis episodios, las cosas ocurren en un plano de abstracción que les resta todo su peso. Los personajes mueren, las líneas temporales desaparecen y el universo amenaza con destruirse por completo, pero rara vez tenemos espacio para entender la gravedad de lo que ocurre a un nivel real y humano antes de que todo se deshaga con un salto temporal.
La escena se desarrolla de forma cómica, con Loki diciendo las frases de los otros personajes a la vez que ellos. En un momento, un texto sobre la pantalla nos indica que han pasado siglos y Loki sigue intentando salvar la AVT. El episodio, como es costumbre, no da tiempo a procesar esta información antes de volver al mismo gag de Loki reviviendo la misma escena.
La situación es un clásico de la ficción sobre viajes en el tiempo, algo que podríamos ver en series como ‘Doctor Who’. Pero en ‘Doctor Who’, a pesar de toda su comedia y su ridiculez, nunca se pierde el sentido del paso del tiempo. Cada aventura, cada día, pesa sobre el Doctor en su viaje eterno y por eso es un personaje tan interesante y humano (a pesar de ser un alienígena). En ‘Loki’, entre dioses y líneas temporales, se pierde el sentido de la humanidad y el protagonista atraviesa siglos y siglos de fracaso sin que tengan ningún efecto visible sobre su templanza.
Finalmente, Loki lo consigue. Todo funciona a la perfección, Timely se pone el traje, sale a la pasarela, arregla el Telar Temporal y llega de vuelta a la AVT sano y salvo. Pero no sirve de nada. A los pocos segundos, el Telar vuelve a saturarse y a amenazar con explotar. Las líneas temporales se están multiplicando exponencial e infinitamente, por lo que el Telar nunca podrá adaptarse. De esta manera, las acciones de todos los personajes durante la temporada han sido en vano y el único punto de toda la trama del Telar era colocarnos de nuevo en la casilla de salida.
Las líneas temporales empezaron a ramificarse cuando Sylvie mató a «El Que Permanece», así que Loki utiliza sus convenientes habilidades temporales para volver a ese mismo momento, a enfrentarse otra vez a ese mismo dilema: dejar que Kang viva y siga habiendo una única Línea Sagrada, o dejar que Sylvie le asesine e, inevitablemente, el caos lleve a la implosión del Telar. Esta escena se repite también numerosas veces, con Loki intentando frenar a Sylvie, pero le falta algo de dramatismo cuando sabemos que este Loki, convertido ya en todo un héroe, sería completamente incapaz de matarla para evitar que mate a «El Que Permanece».
El episodio se permite un pequeño momento de pausa en la acción, llevándonos a un momento cuyo único propósito es ofrecer una reflexión sobre el dilema ante el que se encuentra Loki, y un momento de conexión humana entre todo este caos temporal. Loki viaja a su primer encuentro con Mobius y habla con él. La conversación le ayuda a tomar su decisión final sobre lo que debe hacer, pero su peso dramático, una vez más, se ve disminuido por un simple hecho: el momento es emotivo para Loki, pero no para Mobius, que acaba de conocerle y todavía no tiene ningún tipo de vínculo emocional con él.
La conclusión a la que llega Loki es que solo hay una solución posible. Ya que frenar a Sylvie y evitar que las líneas temporales se ramifiquen significaría arrebatar de nuevo el libre albedrío a todos, lo mejor que puede hacer es sustituir el control de Kang sobre el multiverso por uno mejor: el suyo.
Es así como Loki consigue, de una vez por todas, la redención absoluta, su momento heroico de sacrificio, con transformación de vestuario incluida. Por última vez, viaja a la AVT antes de que explote el Telar, pero esta vez es él el que baja por la pasarela. En una escena que, visualmente, es impactante, Loki agarra con sus propias manos las líneas temporales y ocupa el trono que solía ser de «El Que Permanece como supervisor del tiempo». Loki encuentra, al fin, su glorioso propósito y el trono que lleva anhelando desde su primera aparición en el Universo Cinematográfico de Marvel.
Pero es un final agridulce. Se convierte en un dios mucho mayor de lo que jamás ha sido, pero pierde a todos sus seres queridos y está destinado a pasar una eternidad en absoluta solitud. Es una pena que, una vez más, un momento tan importante para el personaje, esté representado a través de imágenes tan abstractas como el dios trepando una escalera invisible en el espacio y juntando hilos suspendidos en el aire, sin que podamos hacernos una idea de lo que esto representa a escala real.
Las escenas finales demuestran otra vez que lo mejor que tiene ‘Loki’ son sus personajes. Mobius, de vuelta en su línea temporal, observa la vida que le arrebataron: un padre —otra versión de sí mismo— jugando con sus dos hijos en el jardín de su casa. Sylvie y él se despiden; ahora tienen la libertad de hacer lo que quieran y hay una sensación de esperanza a pesar del peso de todo el tiempo perdido.
Por otro lado, la AVT vuelve a estar en pie y vemos a muchas caras conocidas —Ouroboros, B-15, Casey— trabajando allí, monitorizando todas las distintas versiones de Kang a través del multiverso. La serie intenta convencernos de que todo ha cambiado, pero el estado de las cosas es similar al del final de la primera temporada. Las líneas temporales han sido liberadas, todos tienen libre albedrío y la amenaza de Kang y la inminente guerra multiversal acecha.
Esta segunda temporada de ‘Loki’, al igual que en la primera, ha dado momentos entretenidos y emotivos con el grupo de protagonistas que el público ya amaba, e interpretaciones sólidas de todos los actores. Tom Hiddleston, Sophia di Martino, Ke Huy Quan, Owen Wilson y Gugu Mbatha-Raw exprimen al máximo los pocos momentos en los que sus personajes se liberan del peso aplastante de la trama.
Quizás la serie podría haberse cerrado con una primera temporada un poco más larga de lo que realmente fue. Loki se ha convertido en «El Que Permanece» sí pero, a efectos prácticos, todo sigue igual en el Universo Cinematográfico de Marvel. ¿Qué nos deparará el futuro? Tendremos que esperar para verlo.