Es la quimera de todo audiófilo: buscar un equilibrio perfecto entre mejorar el sonido del salón sin renunciar a la estética y decoración. ¿Es posible? por supuesto, aunque requiere de algo de ingenio y pensar todo muy bien. Y si, no hace falta dejarse una fortuna: se puede hacer con objetos cotidianos y realmente económicos, además de realmente bonitos si queréis. Todo es cuestión de, como indico, usar la cabeza y darle una vuelta o un segundo uso a objetos que no pensábamos que podrían tener esta función.
Ya en otras noticias vimos los beneficios de acondicionar nuestro salón y en otras entregas en formato de vídeo os hemos hablado de acústica y los factores más importantes a tener en cuenta. Hoy sin embargo hemos querido traeros un tutorial para que cualquiera, sin gastar mucho, pueda mejorar drásticamente la respuesta de vuestros altavoces en casa. ¿Te animas?
Cómo mejorar el sonido de tu salón con objetos decorativos y sin gastar una fortuna
Como indicamos en la introducción, nuestro principal objetivo hoy es hacer más seca la sala, evitando que haya ecos flotantes, un tiempo de reverberación excesiva en medios y agudos (los graves serán imposibles de tratar sin ser una sala dedicada), evitar bolas de graves, mejorar la calidad del sonido tratando las primeras reflexiones, etc. Y aunque os parezca increíble, todo con elementos decorativos y de bajo presupuesto.
1. Pon una librería abierta en tu casa
Seguro que os parece una tontería, pero una librería (y cuanto más grande mejor) en una sala tiene un impacto tremendo en la calidad final del sonido. Seguro que a todos nos viene a la cabeza la típica librería de biblioteca, enorme y destartalada, llena de libros hasta rebosar y totalmente desordenada. Pues justo eso es lo que queremos. Eso si, intentad evitar que tengan cristaleras y puertas o su efecto se desvanecerá totalmente por completo.
Si conseguimos tener una librería de grandes dimensiones y con los libros que no estén alineados, conseguiremos tener un difusor de gran efectividad, que evitará que la onda sonora impacte de forma directa sobre la pared desnuda y vuelva con mucha energía. La onda quedará atravesando los libros y éstos al no tener una forma totalmente recta, de desmembrará en miles de ondas más pequeñas que nos llegarán con mucha menos fuera al oído. Y cuantos más libros y más grande sea la librería, mucho mejor.
2. Las alfombras gruesas de lana, otro acierto
Si, otro elemento que seguro que tenéis en casa y no habías pensado en que podría impactar tanto en la calidad del sonido es…la alfombra. Al igual que la librería, cuanto más gruesa sea, más efectividad tendrá. Su repercusión final en la onda sonora viene más del lado de la absorción que de la reflexión. Si es una buena alfombra gruesa, actuará absorbiendo los medios-altos y los agudos, evitando que la onda rebote en el suelo y techo creando un eco flotante.
También, al igual que en el caso anterior, las ondas que no se absorban por completo, perderán mucha energía quedándose atrapadas entre el tejido y volviendo hasta nuestros oídos con mucha menos fuerza que antes, por lo que oiremos mucho mejor nuestro equipo de sonido. No sirven alfombras finas o de materiales como el yute o similares, si no que tienen que ser tejidos gruesos (lana, poliéster, fibras, etc.) y de nuevo, cuanto mayor grosor, mucho mejor.
3. El sofá, lleno de cojines. Y las ventanas con cortinas, por favor
Otro elemento que puede actuar como un absorbente gigante para las ondas sonoras (y en cierta forma, como una especie de trampa de graves) es el sofá de la habitación. Su importancia es tal que, si hacemos la prueba y lo quitamos, veremos (oiremos, más bien), como empeora rápidamente la calidad del sonido, apareciendo ecos y una mayor reverberación. Y cuantos más cojines (que actuían como mini absorbentes), mejor. No sirven sofás de piel, ya que no actuarán como absorbentes si no como reflectivos para las ondas sonoras.
Las ventanas es otro elemento a tener en cuenta, ya que son de cristal: el elemento más reflexivo del mundo. La onda impactará en ésta y volverá con una energía casi igual que si tuviéramos el mismo altavoz ahí situado. Por lo tanto, es importante poner unas buenas cortinas, cuanto más gruesas mejor. No hace falta gastarse mucho ni que sean cortinas de cine, pero si unas con un grosor considerables, como por ejemplo éstas:
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4. Crea trampas de graves y cuadros acústicos usando el ingenio
Sobre este punto ya os hicimos incluso un tutorial con algunas ideas. Por ejemplo, en aquella ocasión en mi salón tenía un hueco para un radiador que nunca se usaba, así que decidí rellenar ese hueco de lana de roca y con un tapajuntas bien fino que costó unos 10 euros en el Leroy Merlín, le hice un pequeño marco. La tela usada como tapa debe ser porosa, para que las ondas sonoras entren en el interior: usé tela de saco de Amazon:
ECOSTURA® Tela de Arpillera/Yute/Saco - Unidades x 1 metro
Otra idea que llevé a cabo fue con el mueblecito del recibidor: éste tiene dos puertas que casualmente están perforadas y en su interior no se usaba para nada relevante. Así que pensé en hacer lo mismo que en el caso anterior: se rellenó de lana de roca (o similar: fibra de vidrio, guata, copopren, geopannel, etc.) y ésta se cubrió con una tela microperforad para evitar que las fibras salieran. Se cerraron las puertas y ya tenemos un estupendo punto de absorción más en el salón.
Por último, considerad hacer vuestros propios cuadros acústicos siguiendo la misma regla: lana de roca de baja densidad en su interior, un bastidor de madera de al menos 5-6 cm de grosor (ideal 10 o más) y tapado con una tela acústica; hay empresas que incluso os las pueden mandar impresas con fotos o imágenes que os gusten. Si las colocáis en los puntos de primeras reflexiones, tendréis una mejora muy notable en el sonido. Las primeras reflexiones pueden calcularse poniendo un espejo y otra persona desde el sofá os dirá donde aparecen.
5. Un buen sonido y un buen diseño, no tienen por qué ser enemigos
El último de los trucos que se nos ha ocurrido es usar el muy popular actualmente revestimiento de madera. Se venden en la mayoría de superficies y son bastante económicos, además de no necesitar obra: suelen pegarse o atornillarse a la pared existente mediante clavos.
Hay de dos tipos: los que tienen esa especie de neopreno detrás de la madera y otras que están o bien huecas o con una tela negra que deja pasar el aire. El primero sirve como el caso de la librería, como una especie de difusor de ondas para mejorar la acústica, mientras que los segundos nos podrían servir si detrás de esas planchas de madera hacemos un hueco y lo llenamos con lana de roca: actuarían como el caso del cuadro absorbente pero de mayor tamaño.