El pasado 12 de octubre llegó a Netflix la última serie de Mike Flanagan, ‘La caída de la Casa Usher’. El director saltó a la fama en 2018 tras el estreno de su aclamada miniserie, ‘La maldición de Hill House’. El gran éxito de la serie estableció a Flanagan como un maestro del terror contemporáneo y le consiguió un contrato con Netflix para otros cuatro proyectos. Cinco años después, ‘La caída de la casa Usher’ marca el fin de ese contrato.
En una época como la que estamos atravesando de incertidumbre en la industria audiovisual —en la que las empresas eliminan series y películas de sus plataformas para ahorrarse gastos residuales—, ofrecemos aquí un repaso del catálogo de Flanagan en Netflix para que los usuarios del servicio de streaming puedan disfrutar de él mientras esté disponible.
La maldición de Hill House (2018)
Desde los comienzos de su carrera, Flanagan ha sido inequívocamente un director de terror. Tras una serie de películas independientes en este género, en 2018 hizo el gran salto al mundo de la televisión y de las grandes producciones con la ayuda de Netflix. Su propuesta parecía simple, una adaptación de la novela homónima de Shirley Jackson, una auténtica obra maestra de la literatura de terror.
La novela ya tuvo una aclamada adaptación cinematográfica en 1963 del director Robert Wise llamada ‘The Haunting’. La siguiente adaptación se llevó a cabo en 1999, pero los resultados fueron considerablemente peores y fue muy mal recibida por la crítica. Es por ello que, tras el anuncio de la serie, muchos dudaron de la necesidad de otra adaptación más. Sin embargo, la propuesta de Flanagan no es una simple adaptación a la pantalla de la novela.
Su miniserie de 10 episodios ofrece una visión modernizada de los temas ya presentes en la obra original. De la misma manera que lo hizo la novela en su momento, la serie utiliza magistralmente los elementos del terror para transmitir mensajes potentes y relevantes en la actualidad. La serie sigue la historia de la familia Crain —formada por el padre, la madre y sus cinco hijos— durante su estancia en Hill House y, años después, con cada uno gestionando a su manera el trauma de haber vivido en una casa encantada.
Con un episodio dedicado a contar el punto de vista de cada personaje, la serie es una reflexión sobre la descomposición de la familia tradicional americana en la sociedad contemporánea. Citada por directores de la talla de Quentin Tarantino como su favorita de Netflix, es una obra maestra del género que no solo ofrece los sustos y la emoción que cabe esperar de una obra de terror, sino que exprime al máximo el potencial narrativo del género y deja claro que Flanagan es un director con ideas grandilocuentes.
La maldición de Bly Manor
Con su siguiente proyecto tras el éxito de ‘Hill House’, Flanagan se mantuvo en territorio conocido con ‘La maldición de Bly Manor’. Aunque su título puede dar lugar a confusión, no se trata de una continuación de su primera serie, sino de otra historia auto-concluyente. Ambas historias forman una especie de serie antológica conocida como ‘The Haunting’, pero, aunque varios de los actores de la primera temporada vuelven a aparecer, no cabe duda de que son dos proyectos separados.
En este caso, Flanagan se fue más atrás en el tiempo para buscar inspiración, adaptando —de nuevo, libremente— el relato decimonónico del autor inglés Henry James, ‘Otra vuelta de tuerca’. A pesar de los parecidos entre las dos temporadas de la antología —ambas tienen el elemento de la casa encantada como núcleo narrativo— Flanagan utiliza esta vez el material original para construir un relato gótico moderno, ambientado a finales de los años 80.
Al igual que la novela, la serie de Flanagan cuenta la historia de una joven americana que acepta un puesto de au pair para cuidar de dos niños en una mansión en un pequeño pueblo inglés. Una vez más, Flanagan recontextualiza el material original, utilizándolo esta vez para crear una curiosa mezcla entre un relato gótico y una inesperada historia de amor. La serie cuenta con más de una cara conocida; actores que ya vimos en Hill House como Victoria Pedretti, Kate Siegel, Carla Gugino o Oliver Jackson Cohen tienen la oportunidad de demostrar su rango y vuelven a sorprender con interpretaciones matizadas y emotivas.
Misa de medianoche
La tercera serie de Flanagan con Netflix es la primera que se distancia de la fórmula de ‘The Haunting’. Después de ‘Hill House’ y ‘Bly Manor’, Netflix le dio la oportunidad de llevar a cabo un verdadero proyecto de pasión, uno que llevaba mucho tiempo queriendo realizar. Concibió la idea de ‘Misa de medianoche’ primero como una novela, luego como un guion cinematográfico y, finalmente, como una serie de televisión que intentó —sin éxito— vender a los estudios.
Esta vez, Flanagan se aleja de las casas encantadas y los fantasmas para explotar en su lugar el potencial narrativo de un tema que ha atravesado toda su vida: el cristianismo. La inspiración no viene de novelas o relatos góticos, sino de su propia experiencia personal con la Iglesia Católica y el alcoholismo.
La serie no es para todo el mundo. Las marcas de estilo que sus detractores ya criticaban en proyectos anteriores —el ritmo pausado y los diálogos extensos y literarios— están más presentes que nunca en ‘Misa de medianoche’, pero solo hacen que sea un regalo para los fans del estilo de Flanagan. La profundidad y la complejidad de los sentimientos de Flanagan acerca de la religión —con la que tiene una relación de amor-odio— quedan perfectamente retratados en largos monólogos que los actores llevan a cabo con maestría.
La historia sigue a Riley en su retorno a su pequeña y aislada isla natal de Crockett Island tras pasar unos años en la cárcel por haber matado a una persona mientras conducía bajo la influencia del alcohol. Al mismo tiempo que él, llega a la isla un joven y carismático cura que revitaliza la vida religiosa del pueblo. Durante la serie se va desenvolviendo un misterio a medida que Riley y el resto de habitantes de Crockett Island van siendo testigos de una serie de extraños sucesos que ponen en cuestión la relación de todos con su propia fe.
El club de la medianoche
Para su cuarta serie con Netflix, Flanagan cambia de rumbo y se inspira en una literatura mucho más juvenil, basando su guion en la novela homónima de Christopher Pike de 1994. La historia sigue a un grupo de jóvenes residentes en un hospicio para pacientes terminales que se reúnen cada medianoche para contarse historias de terror. Enfrentados a su propia mortalidad, hacen un pacto por el cual el primero en morir deberá contactar a los demás desde el más allá.
‘El club de la medianoche’ es probablemente el más flojo de todos los trabajos de Flanagan para Netflix. Es el primero de estos proyectos que no estaba planteado como una miniserie, sino como una serie limitada de dos temporadas, pero fue cancelada tras la primera. Los temas que trata son, como siempre, interesantes, y la atmósfera de terror que crea Flanagan es tan brillante como es habitual en él —el primer capítulo tiene el récord Guinness por el mayor número de “jumpscares” en un solo episodio de televisión (21). Sin embargo, el estilo propio de Flanagan no termina de casar con la ambientación juvenil.
La trama principal de los personajes intercalada con las historias antológicas que relatan en cada episodio da lugar a una serie algo recargada, pero la temporada resultante sigue mereciendo la pena por ver a Flanagan en acción de nuevo, esta vez con un joven y renovado elenco de actores.
Última serie de Mike Flanagan: La caída de la Casa Usher
La quinta y última serie de Flanagan es también la más ambiciosa hasta la fecha. El director trabaja con un elenco más grande que nunca, formado tanto por las caras ya conocidas de series anteriores como por muchas otras nuevas. Flanagan vuelve a inspirarse en un relato decimonónico, esta vez del aclamado Edgar Allan Poe. De nuevo, adapta un cuento clásico a su manera, recontextualizándolo en la actualidad, con personajes originales y partiendo la historia en distintas líneas temporales.
Como casi todas sus series, en el corazón de ‘La caída de la Casa Usher’ reside un gran misterio cuyas capas Flanagan va retirando poco a poco con cada episodio. Roderick Usher, el patriarca de una gran familia adinerada, pierde a sus siete hijos en unos pocos días en una serie de extraños accidentes. Usher invita a un abogado que lleva tiempo siguiéndole la pista a su antigua casa y le ofrece una confesión. La serie se articula a través de esta confesión, que nos va llevando a distintos flashbacks en los que vamos entendiendo todas las piezas que componen el complejo puzle de la familia Usher.
Flanagan vuelve a indagar en el tema de las familias disfuncionales —esta vez con un tono más irreverente que en ‘Hill House’— y explora otros conceptos tan grandes como la corrupción o la inmortalidad en una conclusión a su contrato con Netflix que está en el mismo nivel de brillantez al que nos tiene acostumbrados.
El fin de este acuerdo no ha frenado los pies a Flanagan. Por el momento, ha anunciado ya una adaptación cinematográfica de ‘The Life of Chuck’ de Stephen King. Pero solo podemos esperar que alguna otra plataforma le dé el espacio para seguir creando miniseries de terror de calidad en el formato que ha demostrado dominar por completo.