Es común pensar que la mayoría de los usuarios no aprovechan todo el potencial del procesador de un móvil avanzado. Pero, en realidad, ¿es un desperdicio comprar un smartphone de gama alta? ¡Para nada! Estos son algunos de los motivos por los cuales esa potencia extra vale cada euro que se paga por ella.
Preparado para las aplicaciones del futuro
Con el paso del tiempo, tanto las apps como las páginas web requieren más recursos. Los desarrolladores asumen que los dispositivos tendrán más RAM y procesadores más rápidos. Por eso, es importante que no compres un móvil pensando solo en los desarrollos actuales, sino también en los que saldrán mañana. Por ejemplo, hace unos años, las suites ofimáticas móviles eran bastante limitadas, pero ahora permiten hacer prácticamente lo mismo que en un ordenador. Ya sea que necesites trabajar con documentos de Word o manipular hojas de cálculo, tener un móvil potente te asegura que podrás hacerlo sin problemas.
Además, tener un procesador de última generación permite disfrutar plenamente de estas aplicaciones. Otro punto clave son las funciones que aún no podemos imaginar, como las que utilizan inteligencia artificial (IA). Estas requieren mucha más potencia y RAM. Si no tiene suficiente, te perderás esas características.
Más potencia en el móvil para accesorios
Hace un par de años, ni pensaba en tener gafas de realidad aumentada (AR), pero esto ha cambiado. Y no es más que una muestra de lo que avanzan los tiempos, algo que es simplemente imparable. Lo mismo ocurre con los accesorios para juegos. Si quieres disfrutar al máximo de dispositivos que convierten tu móvil en algo similar a una consola, necesitas un móvil potente.
Un smartphone dura más tiempo
Si piensas usar tu móvil durante varios años, te conviene invertir en uno potente. Estos móviles mantienen su rendimiento con el tiempo. Aunque solo uses el terminal para redes sociales, seguramente quieras que las aplicaciones se abran al instante, la navegación sea fluida y, también, que no haya retrasos al hacer zoom o cambiar entre aplicaciones.
Un equipo potente te asegura una experiencia suave no solo cuando sacas el terminal de la caja, sino también años después. Será un dispositivo que seguirá funcionando como nuevo mucho después de haberlo comprado.
Modos de escritorio
Uno de mis aspectos favoritos de los móviles Samsung es DeX, que adapta Android para que funcione como un escritorio. Con este desarrollo, puedes convertir tu móvil en un ordenador. Las aplicaciones se abren en ventanas, como en un Chromebook o un PC con Windows.
Sin embargo, DeX -y otros desarrollos similares- son exigentes en sus requisitos mínimos, ya que a menudo ejecutar más aplicaciones de las que usarías en la pantalla integrada del móvil. Si además conectas el móvil a un monitor de alta resolución, las necesidades aumentan. Por lo tanto, lo ideal es hacerse con un terminal que cumpla con lo necesario para que todo funcione como un reloj.
Y no solo el modo escritorio demanda potencia. Mientras herramientas como las que hablamos están activas, el dispositivo sigue funcionando normalmente… por lo que el hardware integrado en el móvil debe ser potente, sí o sí.
Mejor experiencia en juegos y multimedia
Si eres fanático de los juegos, sabes lo importante que es tener un dispositivo potente. Los títulos actuales demandan muchos recursos de procesamiento. Un móvil con un buen SoC (y la correspondiente GPU) te garantiza una experiencia de juego fluida, sin retrasos ni interrupciones.
No solo se trata de jugar o trabajar; la edición de fotos y vídeos también requiere potencia. Las aplicaciones de edición avanzadas permiten aprovechar al máximo la cámara de un smartphone, y solo un equipo potente te permitirá realizar ediciones rápidas y precisas directamente desde el dispositivo.
En resumen, aunque no utilices toda la potencia de un móvil de gama alta a diario, tener uno -con un procesador de última generación- asegura que estés preparado para el futuro, sea compatible con las últimas aplicaciones y funciones, y te ofrezca una experiencia de usuario mucho más fluida y duradera.