La época dorada del streaming está llegando a su fin. Los últimos movimientos de las grandes plataformas están dejando muy claro que la sombra de la crisis planea cada vez más cerca. Por un lado, tenemos a Netflix y su idea de prohibir compartir cuenta, Disney+ anunciando una subida desmesurada de precios en Estados Unidos y Amazon Prime siguiendo los pasos de Disney, pero en España.
Ya son muchos los avisos de que la época dorada del streaming ha llegado a su fin, y mucho nos tememos que es una realidad. Aunque realmente acabó hace unos años, con la llegada de los grandes rivales de Netflix.
Netflix antes tenía un catálogo impresionante
Cuando Netflix llegó a España en 2015, contaba con 10.000 títulos entre películas y series, mientras que sus principales rivales, Wuaky (5.000 películas y series) y Filmin (7.220 títulos) poco podían hacer contra el coloso.
Así que en 2015, fecha en la que Netflix anunció su llegada a España, fui de las primeras en darme de alta en el servicio, más viendo que podía compartir cuenta con amigos para ahorrarnos un dinero. Y, para qué negarlo, fueron unos cuantos años en los que disfruté como nunca viendo todo tipo de contenidos. Netflix no tenía rival más allá de HBO, por lo que podíamos encontrar casi todas las películas y series en la plataforma.
Por no hablar de las series de producción propia, con Stranger Things como gran exponente, y que ayudaron a que más de 200 millones de usuarios decidieran suscribirse a Netflix. Al igual que pasó con Spotify, que provocó que las descargas ilegales de música cayeran en picado, con Netflix pasó algo parecido: tenía tanto catálogo disponible, y de calidad, que no valía la pena volver a los malos hábitos. Hasta que llegó la fragmentación.
Netflix, Amazon Prime Video, Disney+, HBO Max… El mercado se satura
Los gigantes del entretenimiento querían su trozo del pastel de un mercado cada vez más lucrativo pero con un único protagonista. Sí que es cierto que HBO era el gran rival, pero no podía competir con Netflix en absoluto ya que la gran N tenía las principales producciones.
Pero, a medida que fueron caducando las licencias, las productoras no las renovaban y el catálogo de Netflix iba mermando a medida que aparecían nuevos servicios como Disney+ o Amazon Prime Video. Este hecho, sumado a las constantes subidas de precio y caída de calidad provocó que finalmente me diera de baja de la plataforma.
Y no soy un caso aislado, a la vista están las últimas cifras de Netflix, que ha perdido más de un millón de suscriptores solo en el segundo trimestre del año. Sencillamente la competencia es feroz y ya no me valía la pena continuar. Además, cuando quiera ver la última temporada de Stranger Things, siempre puedo volver a contratar el servicio por un mes.
El problema de esto es que, mientras antes podías ver toda clase de contenidos en una misma plataforma, a día de hoy has de estar suscrita a varias para tener un catálogo en condiciones. En mi caso, tenía Netflix, Disney+ y Amazon Prime Video.
Ahora, tras la subida del servicio de Amazon también me he dado de baja de Prime, por lo que mi única suscripción actual es Disney+. En mi caso, aunque hagan una subida tan alta como en Estados Unidos mantendré mi suscripción sencillamente porque desde que tengo todo el catálogo de películas Disney a mano soy más feliz, y aceptaré de mala gana ver publicidad a cambio de no pagar más.
Pero esa época en la que con una única plataforma tenías un catálogo muy completo se ha acabado. Y el problema es que estamos comenzando a pagar las consecuencias de la guerra encarnizada entre plataformas. Principalmente porque, tras un tiempo ofreciendo precios muy agresivos, que han provocado que nos suscribamos a varias plataformas, los gigantes del streaming han empezado a hacer números y ver que no les salen las cuentas. De ahí la subida de Disney+, que ha tenido pérdidas de 1000 millones, cuando las estimaciones apuntaban a 300 millones de dólares.
Así que ahora, si quieres disfrutar de un catálogo completo, debes gastar unos 25-30 euros al mes en suscripciones, cuando antes con 4 euros (cuenta Netflix compartida con tres amigos más) tenías todo lo que necesitabas.
Esto ha provocado un gran daño al usuario final, que ha visto cómo su plataforma de streaming era desguazada de series y películas que saltaban a sus rivales. Hemos pasado de catálogos inabarcables con precios contenidos a una limitación más que notable y pagando más.
El streaming es cada vez menos rentable
Posiblemente te preguntes cómo puede ser que Disney+ haya perdido 1000 millones de dólares si es la plataforma que más suscriptores ha ganado en el último año.
La razón es tan sencilla como que las cuentas no cuadran. O lo que es lo mismo: el coste en marketing, producciones y mantenimiento de los servidores para que Disney+ funcione correctamente aunque tenga 221 millones de suscripciones a nivel global en todas sus plataformas, incluyendo Disney+, ESPN, Hulu, Hotstar y Star+. Y claro, mantener todo esto es inasumible.
Podemos ver otras plataformas que están en una situación semejante. En este artículo de Deadline podemos ver que HBO Max espera unas pérdidas de 518 millones de dólares. Y podemos ver que Paramount+, que aterrizará en Italia el próximo 15 de septiembre, calcula pérdidas de 1.800 millones de dólares según The Hollywood Reporter.
¿Y quién será el gran perjudicado? El usuario final, que tiene que pagar más por disfrutar del mismo servicio, además de tener que contratar más plataformas para tener el mismo catálogo que hace unos años. El problema es que esto va a provocar una sangría de clientes que, por muy mal que esté, no dudarán en volver surcar los mares de Internet en busca de sitios web que permitan descargar películas y series. Una pena, porque ha quedado demostrado que no es lo que queremos, pero si las plataformas siguen con esta política de subida de precios, no habrá más opción para millones de suscriptores que no podrán permitirse dichas subidas. Más, con los contantes avisos sobre una próxima crisis económica…