A la hora de elegir un altavoz debemos de tener una serie de factores en cuenta. Y uno de los más desconocidos es la impedancia. Un elemento que no todo el mundo conoce y que cobra un peso más importante de lo que imaginas en tu equipo de sonido.
Como bien sabrás, el sector del sonido no es precisamente barato, aunque a cambio vas a poder disfrutar de un paisaje acústico a la altura de las expectativas de los usuarios más melómanos. Eso sí, debes tener en cuenta diferentes factores, como la impedancia, si quieres vivir la mejor experiencia.
Igual que te hemos contado si vale la pena comprar una barra de sonido Dolby Atmos, hoy te queremos contar todos los secretos del a impedancia.Sobre el papel, la impedancia es la resistencia aparente de un circuito dotado de capacidad y autoinducción al flujo de una corriente eléctrica alterna, equivalente a la resistencia efectiva cuando la corriente es continua según el diccionario Oxford. Te has quedado igual, ¿verdad? Vamos a intentar simplificarlo explicándote todo lo que debes saber para sacarle más partido a tu equipo de sonido.
Qué es la impedancia
Si queremos que nuestros altavoces expriman su potencial, hay que conocer este término. Y la impedancia en el sector del sonido se encarga de indicar cómo se comporta tu sistema ante el paso de corriente eléctrica. Este valor fluctúa en función de la frecuencia de paso de corriente eléctrica, por lo que la impedancia no se mantiene constante. De ahí, que los fabricantes de altavoces establezcan un valor nominal a la impedancia de sus equipos, con valores de 4, 6 u 8 ohmios (Ω) a una frecuencia de 1 kHz.
Para empezar, tienes que fijarte que el amplificador que vas a utilizar sea capaz de trabajar con las variaciones de impedancia de los altavoces. ¿El motivo? Cuando la frecuencia caiga, el amplificador será el encargado de entregar más corriente y potencia a los altavoces para que sigan funcionando en perfectas condiciones.
¿Y qué pasa si esto no sucede?
Pues que la presión sonora, que es el movimiento en el aire provocado por las ondas sonoras, no se mantendrá estable, provocando que el sonido no sea el adecuado. Con ello, verás muy limitado el paisaje acústico, con variaciones que lastrarán la experiencia sonora.
Si tu amplificador no puede trabajar con los valores de impedancia del altavoz, por un lado trabajará en exceso, haciendo que su vida útil se reduzca, además de poder acabar por dañar a tus altavoces, especialmente el tweeter ya que es el elemento más sensible a la impedancia.
A día de hoy cualquier amplificador de calidad tiene que tener una fuente de alimentación lo suficientemente potente para poder trabajar con cualquier altavoz independientemente de su impedancia, soportando caídas sin problema alguno. Pero si te vas a comprar un amplificador o receptor AV, especialmente si es de segunda mano, te recomendamos mirar bien las especificaciones para compensar sus variaciones en la impedancia.
Para ello, el amplificador que uses debe ser capaz de poder aumentar la entrega de corriente y duplicar la potencia cuando la impedancia cae. Así que, igual que es importante saber qué es la impedancia nominal de tu caja o altavoz, también debes saber si tu amplificador será capaz de trabajar en condiciones con este equipo.
Como habrás podido comprobar, la impedancia tiene mucha más importancia de la que te imaginas a la hora de elegir un altavoz para tu sistema de sonido. Así que, antes de lanzarte a por uno u otro modelo, confirma en primer lugar que tu amplificador tenga potencia suficiente para poder gestionar sin problema las posibles fluctuaciones de tu altavoz.