Vivimos en una era digital, sin embargo, nuestro mundo sigue siendo realmente analógico. Hablando de audio o vídeo lo que percibimos al final por la vista y el oído es analógico aunque provenga de fuentes digitales. El sonido digital debe ser convertido en electricidad para que los altavoces lo traduzcan en ondas. Entonces. ¿Qué sentido tiene el sonido digital? La realidad es que son numerosas las ventajas que ofrece el sonido digital como para que sea el estándar de nuestros días, entre las que se encuentran el transporte de datos (streaming), almacenamiento (CD, tarjetas de almacenamiento, etc), y por supuesto durabilidad y conservación.
De esta forma todo sonido digital debe ser transformado en analógico (electricidad) que permita al altavoz emitir ondas sonoras, aquí entra en escena el DAC o Digital to Analogue Converter, el DAC es el encargado de convertir el audio digital en audio analógico, pero no todos los DAC son iguales ni ofrecen el mismo rendimiento.
Es un proceso curioso, ya que antes de ser digital todo audio es analógico, ese sonido previamente debe ser convertido en digital (Analogue to Digital Converter) con un micrófono, por ejemplo, después el DAC transforma de nuevo toda esa información digital en sonido analógico que nuestro oído pueda percibir. Todo este proceso tiene sentido si tenemos en cuenta algunas de las ventajas que anteriormente hemos señalado sobre los soportes digitales.
¿Dónde podemos encontrar un DAC?
Pues hablando de audio en casi todos los dispositivos actuales que emitan sonido alguno, quitando tecnologías anteriores (y no por ello menos válidas) como vinilos, cassettes,… Todos los móviles llevan un DAC que permiten que en una llamada oigamos y podamos oír, pero además permiten que la música que almacenemos pueda ser escuchada por el altavoz o por los auriculares, aunque por tamaño del dispositivo podemos entender que no sea un DAC de altas prestaciones.
Cualquier dispositivo portátil de audio lleva un DAC. Desde reproductores de música, tablets, o PCs portátiles en estos casos podemos contar con DACs que hacen su función pero que no son de gran calidad por lo general.
En el entorno HI-FI los reproductores de CDs, SACDs, DVD-Audio, Blu-rays, dispositivos de streaming, AVRs, suelen incorporar DACs de mejor calidad que cualquier PC portátil o móvil.
¿Puede marcar la diferencia un DACs externo o interno en el sonido?
Si, definitivamente, el encargado de transformar el audio digital en analógico tiene en su mano ofrecernos mejor sonido si éste es de calidad, existen multitud de DACs externos que nos pueden ayudar a mejorar el sonido de nuestro móvil, portátil o dispositivo de reproducción.
FiiO K3 (E30) - Convertidor digital analógico y amplificador para auriculares con salida de auriculares de 3,5 mm y 2,5 mm
Hay grandes marcas muy conocidas que se dedican a la fabricación de DACs. ESS Technology con sus Sabre DACs, Cirrus Logic y sus Wofstone, Analog Devices, Asahi Kasei Microdevices Corporation (AKM)…
Vemos un montón de marcas dedicadas a este cometido. Y es que es un mercado muy jugoso, dada la alta demanda que hay de estos componentes. Y sigue «in crescendo» porque el audio y vídeo doméstico o profesional (tanto de estudio como para conciertos) es solo parte del mercado. Esto se extiende a todo: medicina, investigación, seguridad, industria militar, aeronáutica, agricultura, suministros, automoción… todo está lleno de DACs.
Hablando del audio, ¿qué diferencia unos DACs de otros?
Un DAC no es más que un intérprete que entiende el idioma digital y es capaz de traducirlo a nuestro lenguaje analógico. Y como todo en el mundo, hay intérpretes mejores y peores. Ahí estriba la diferencia entre unos DACs y otros.
¿Cuáles son las características más importantes a la hora de elegir un DAC?
Cambridge Audio DacMagic Plus – Digital-Analog-Wandler und Vorverstärker mit Upsampling, Optional auch mit Bluetooth kompatibel
1- Frecuencia de muestreo
Tomemos como punto de partida la frecuencia de un CD que es 44,1 khz. A mayor frecuencia de muestreo o número de veces que tomamos una muestra de sonido, la onda original será representada de manera más fiel. Aquí es donde aparecen la música Hi-Res o en alta resolución, bien sea SACD, DVD-Audio, Blu-ray Pure Audio o archivos de audio. Aquí ya hablamos de 88,2 khz, 96 khz, 176,4 khz, 192 khz e incluso 352,8 khz y 384 khz. Es decir, a mayor frecuencia que pueda reproducir el DAC mejor.
2 – Bits
A mayores tasas de bits, mayor es la dinámica o separación entre valores. Pensemos que en el mundo analógico pasar de 20 db (decibelios) a 25 db es un paso que puede dividirse en infinitas porciones. Cada decibelio podría particionarse en infinitos fragmentos. Esto no ocurre en el mundo digital. Los bits son los que dan la dinámica o profundidad de un sonido, son el tamaño de estos fragmentos. Por lo tanto, a mayor tasa de bits mayor capacidad para poder mostrar las diferencias entre volúmenes altos y bajos.
3- Conexiones
Tener variedad en las conexiones de un DAC es útil ya bien sea éste para nuestro salón o portátil, entre las más habituales encontraremos la Óptica o Toslink, la coaxial, USB, o AES/EBU (también conocida como AES3).
4 – Errores
Como he comentado antes el DAC no es más que un «traductor» de la señal digital a analógica. Y en esta traducción siempre hay errores, cómo pueda gestionar ese tipo de errores nuestro DAC puede ser clave para el audio que percibimos. Entre los tipos de errores más habituales se encuentran:
- SNR
Relación señal/ruido, se mide en decibelios (dBs). Define la proporción existente entre la potencia de la señal que se transmite y la potencia del ruido que la corrompe. A mayor SNR mejor señal. - THD
Distorsión armónica total – medida con un código digital que representa una onda sinusoidal, aplicada a la entrada DAC de forma continúa. - Jitter
Es un error de muestreo debido a los fallos del reloj de muestreo de los DACs. Se produce cuando las señales digitales no están bien sincronizadas. Esto hace que la forma de onda original se vea deformada. Es un defecto realmente audible, resultando en el peor de los casos en clics muy perceptibles para el oído.
Habría mucho campo para hablar de todo esto, impregnado de muchísimos datos, etc… pero, como siempre, lo ideal no es sólo tener un equipo con buenas especificaciones. Los equipos hay que OÍRLOS, y sobre todo, hay que construirlos de manera equilibrada. Igual que nadie metería un motor de un Ferrari en un Seiscientos, tampoco tiene sentido tener un componente que esté muy por encima o por debajo del nivel del resto.
Disfrutad de la música. Y que Beethoven cuide vuestro oídos.