No tenemos miedo a equivocarnos si afirmamos que «Juego de tronos«, y su precuela «La casa del dragón«, han pasado ya a la historia de la televisión como una de las sagas más grandes e importantes de todos los tiempos.
Grande, por el desembolso económico que su monumental producción requiere, pero también por la extensión en tiempo (nueve temporadas de entre ocho y doce horas cada una, emitidas a lo largo de más de trece años) y en espacio (un éxito mundial como pocos se han visto).
Importante, porque ha cambiado la concepción del público general en lo que a la fantasía se refiere: a «Juego de tronos» le debemos la expansión de las posibilidades que el género fantástico brinda, que ha pasado de ser considerado un medio infantil de elfos y magos (en verdadera herencia Tolkieniana) a plantearse como un éxito absoluto de tragedia clásica, drama político y tono adulto.
Así, «La casa del dragón» es una de las series en emisión más querida por los fans; y la llegada de su su nueva temporada ha supuesto una espera lenta y dolorosa para aquellos que ansían saber más. Ya hemos recopilado en el pasado todo lo que sabemos sobre esta segunda entrega: en este artículo os dejamos un resumen de los acontecimientos ocurridos a lo largo de la primera temporada, para refrescar la memoria y llegar al primer capítulo de la segunda más que preparados.
Antes de empezar con el relato, cabe mencionar que en el sitio web de la serie hay varios vídeos que nos recuerdan los puntos fuertes de la primera temporada, contado por los propios actores y por George R. R. Martin en persona. Sólo están en inglés, pero son bastante interesantes, y dan a entender las razones y motivaciones de los personajes en primera persona. También hay un índice de dragones (aunque han hecho un exhaustivo trabajo de diferenciación de las criaturas mediante el diseño, tamaño y color de cada uno, en ocasiones tanto lagarto alado es algo confuso) y un árbol genealógico, muy útil para refrescar los nombres y las caras que aquí mencionaremos.
¡Ojo! A partir de aquí, haremos spoiler de la primera temporada de «La casa del dragón»
El rey Viserys I Targaryen muere (en el octavo capítulo de la temporada, como ya es habitual), enfermo y demente, sin concluir el conflicto de su sucesión. Proclamó heredera a su hija, Rhaenyra, mucho antes de que Alicent Hightower, su segunda esposa, se quedara embarazada y le diera un hijo varón que lo sucediera en el trono (como es tradición en Poniente, y como marca el precedente seguido por el propio Viserys, que heredó el trono de Jaehaerys por encima de su prima mayor Rhaenys).
La salud de Viserys se deterioró mucho, muy rápidamente, y eso ha permitido que vuelva a tomar a su suegro, Otto Hightower, a su servicio como Mano y confidente. Otto ya había sido despedido años antes por intentar influir en Viserys para su propio beneficio, haciéndole dudar de la virtud de Rhaenyra y casando a su propia hija adolescente con el anciano rey.
La influencia de los Hightower (que tratan de escalar socialmente por encima de todo) sobre Viserys es innegable; Alicent trata de cumplir en todos los aspectos con su rol como esposa, mientras ve como Rhaenyra, la joven princesa con la que se ha criado en palacio y que tiene su misma edad, no responde a ninguna responsabilidad y pasa sus días ociosa y ajena al reino.
Así, donde hubo una tierna amistad entre ambas ahora sólo queda resentimiento y resquemor. Las duras experiencias de Alicent, y el rechazo hacia el liberal modo de vida que lleva Rhaenyra, la hacen inclinarse hacia el lado opuesto de la balanza: Alicent se convierte así en una fanática religiosa entregada a la tradición y al status quo.
Pasan los años y Rhaenyra cumple con todas sus obligaciones reales menos una: aunque ya está casada (con su primo, Laenor Velaryon), ninguno de sus tres hijos es fruto de su matrimonio y todo el que los ve, lo sabe (esto resulta evidente a plena vista, dado que los niños son morenos y no platinos como, en teoría, son sus dos padres). Esto pone en entredicho la legitimidad de la princesa para suceder a su padre, dado que en el momento de sucederla a ella, el futuro rey provendrá de un linaje bajo e incierto.
Mientras tanto, Alicent y su padre, tratan de influir en el veredicto final de Viserys, que duda de su hija pero que se mantiene firme en la decisión de que le suceda dado el profundo cariño que siente por ella. En su lecho de muerte, Viserys cita la profecía de Aegon el Conquistador ante Alicent, quién cree entender que las últimas palabras de su marido van dirigidas a su primogénito, Aegon, por deseo de que sea él quién lo suceda.
Paralelamente, Rhaneyra y Daemon, el díscolo, ambicioso y agresivo hermano de Viserys, se han casado en una ceremonia secreta después de que la princesa falseara el asesinato de Laenor para que éste pudiera escapar de la corte con su propio amante.
A raíz de lo que Alicent entendió como la última voluntad de Viserys, el Consejo Privado instala a Aegon como sucesor del rey. Esto pone en un problema a las casas nobles de Poniente, que deben cuestionar la decisión de la reina regente y de la Mano del Rey, o desobedecer el voto de lealtad que tomaron cuando Viserys les obligó a jurar ante Rhaenyra como heredera del Trono de Hierro. Las tensiones entre ambas facciones escalan hasta crear dos bandos.
Los «verdes», con Alicent y sus hijos (el pasota Aegon II, el vengativo Aemond y la profetisa Helaena), Otto y el poder ejecutivo del reino, y el apoyo del comandante de la mayor flota de los siete reinos, Vaemond Velaryon (quién considera una falta de respeto hacia su familia que el heredero del nombre y del señorío vaya a ser el bastardo de Rhaenyra) están instalados en la Fortaleza Roja de Desembarco del Rey.
Por la otra parte, están los errantes «negros», con sede en Rocadragón (por estar la capital ocupada por sus enemigos). Rhaenyra y sus seis hijos (los tres bastardos de Velaryon, los tres legítimos de Daemon; Jacaerys, Lucerys, Joffrey, Aegon «el joven», Viserys y la no-nata Visenya). Tienen también la lealtad de Rhaenys, la prima de Viserys, y de Lord Corlys Velaryon, su marido, padre del «difunto» Laenor y «abuelo» de los bastardos.
La «reina negra» tiene, además, a su lado a la que fue amante de Daemon; Mysaria, consejera de rumores (la equivalente a «Varys» en la serie original), además de al propio príncipe (su tío y marido), y a sus dos hijas, Rhaena y Baela, fruto de su matrimonio anterior con Laena, la difunta hermana de Laenor.
Ambos bandos llevan consigo a sus respectivos dragones, que montan todos los descendientes de Targaryen y Velaryon (es decir, todos los personajes de pelo platino, procedentes de la vieja Valyria).
Cuando el anuncio de la muerte de Viserys llega a Rocadragón, Rhaneyra sufre un aborto espontáneo que la compromete emocionalmente. El impulsivo Daemon proclama la guerra en contra de Aegon II el usurpador, pero Rhaenyra manda a sus dos hijos mayores, Jacaerys y Lucerys, a asegurar la lealtad de las casas nobles de Poniente en un intento pacífico de calmar el ansia de su marido.
Lucerys, encargado de convencer a los Baratheon, se encuentra en Bastión de Tormentas con el violento Aemond; ambos tuvieron una pelea de niños que acabó en el segundo perdiendo la vista de un ojo, algo por lo que el primero nunca sufrió represalías. Así, Aemond, ahora en posición de superioridad, hostiga a Lucerys y ambos terminan haciéndose a los aires, en una espectacular danza de dragones que termina con el monstruoso Vhagar (el dragón más grande y viejo de Poniente, montura de Aemond) devorando a Lucerys de un mordisco.
La temporada termina con una furiosa y devastada Rhaenyra, que ha perdido a dos hijos en pocos días y que se prepara, ahora sí, para la guerra.
El primer capítulo de la segunda temporada de «La casa del dragón» llegará a Max durante la madrugada del 17 de junio. Dado que se emite el domingo, a las 21 horas ET (Eastern Time) de los Estados Unidos, recomendamos no entrar en redes sociales durante la mañana del lunes para evitar los temidos spoilers.