Tras casi un mes de pruebas por fin he podido sacar algo de tiempo para este análisis (no me gusta escribir artículos de análisis superficiales o sin haber probado bien a fondo el televisor), que para seguir la costumbre, será algo largo y técnico, pero también divertido, lleno de información y pausado. Eso algo que no se puede llegar a alcanzar con un vídeo de Youtube, donde el tiempo es mucho más corto y hay que hacer malabarismos para cuadrar una duración más o menos larga pero sin pasarse para que el consumidor de contenido no se aburra. Aquí, como digo, no ocurre, tenemos todo el tiempo del mundo y si a alguien no le interesa un apartado, puede hacer scroll y seguir leyendo el siguiente. Tras esta breve introducción que nada tiene que ver con la Philips 854, ahora si, comencemos. Como suelo decir: preparos una buena taza da café humeante…¡y a leer!
La Philips 854 es, como viene siendo costumbre en la gama alta de los últimos años, un modelo con panel OLED de última generación (2019), caracterizado por tener un 30% más grande el subpíxel rojo, algo vital para que no pierda demasiados nits al usar un modo de imagen correcto (6500º Kelvin). Cuenta con un renovado procesador de imagen (P5 Pro), 4 puertos HDMI 2.0 completos, un mando a distancia con teclado trasero, un nuevo y muy sorprendente diseño estilizado y con una peana que permite mover el televisor 35 grados a los lados. Como siempre, cuenta con la conectividad típica de las últimas generaciones: varios puertos USB 3.0, toma de red megabit, etc., algo que desgranaremos en el apartado siguiente.
OLED vs LED vs MicroLED: ¿Qué ventajas e inconvenientes tiene cada una?
Actualmente, a fecha de febrero de 2019, este modelo se fabrica en dos tamaños: 55 y 65 pulgadas, a un PVPR de 1999e y de 2999€, aunque en tiendas no oficiales se encuentra por un precio muchísimo menor. Este análisis se basa en el modelo de 65 pulgadas.
Philips OLED 854: Especificaciones técnicas
Philips OLED854 | Características |
---|---|
Panel | Panel OLED 2019 con procesador P5 Pro |
Diagonal | 65 pulgadas |
Resolución | 4K UHD (3.840 x 2.160 puntos) |
Alto rango dinámico | HDR10, HDR10+, HLG y Dolby Vision |
Montaje | Fijo o en pared (VESA 300 x 300) |
Medidas | 144.8 x 85.7 x 24.3 cm con el pie |
Peso | 30 Kg (con el pie) y 22.5 (sin el pie). |
Conectividad (Vídeo) | 4x HDMI 2.0 (Completos, HDCP 2.2) 2x USB 1x Ethernet 1x CI+ |
Conectividad (Audio) | 1 x Salida Óptica 1 x HDMI ARC |
Sonido | 2 woofers de 10W + subwoofer integrado de 30W |
Compatibilidad/Estándares | DVB T/T2/C/S2 WiFi (AC) Bluetooth 4.2 Chromecast Integrado Ambilight 3 lados |
Capacidad de reproducción | MPEG4 HEVC VP9 Perfil 2 |
Sistema Operativo | Android TV 8.0 Oreo |
Control | Mando a distancia App |
Diseño
Una de las cosas que más sorprenden al recibir la caja es que es bastante más pequeña que la del resto de la competencia, aún siendo un modelo de 65 pulgadas. Aún así, el fabricante holandés ha puesto todo su empeño en protegerla, así que no deberíamos llevarnos ningún susto al abrirla. Además de los tradicionales corchos de polispan, encontraremos también dos corchos protectores del panel, la pieza que sirve de unión entre la pantalla y el pie y, por supuesto, el propio pie. Un pie que pesa entorno a 8-9 Kg y que será el encargado de aguantar los 22 kilos de peso de la TV, además de permitirnos mover el televisor 35 grados a un lado o a otro -mediante la pieza que hace de unión, que comentábamos un poco más atrás-. Además de eso, encontramos lo típico en cualquier televisor de hoy en día: manual, mando a distancia, dos pilas AA, manual de instrucciones/soporte, folleto con la garantía europea y poco más. Tampoco es necesario mucho más, ya que cualquier otra duda o problema lo podréis solucionar a través de los manuales electrónicos de la propia Philips y que aparecen en la pantalla principal del Smart TV, teniendo una «app» para casi cada cuestión: una para el uso del Ambilight, otro para Android TV, configuración de sonido, etc. Muy completo.
En cuanto a diseño, como decíamos antes, es un televisor extremadamente elegante. Philips ha apostado este año por una doble variante: por un lado el modelo 804, siguiendo la tradición de dos patas de perfil ultra bajo, que hace parecer que la TV se sostiende sin ningún tipo de soporte; por otro lado el modelo que estamos analizando, el 854, que se diferencia de que su peana es algo más alta, sobresale por la parte delantera y además, como hemos indicado, nos permitirá mover la TV ligeramente a un lado y hacia el otro. En la parte trasera encontramos los dos woofers y el mini-subwoofer, firmado por Bower&Wilkins -que por cierto, suena francamente bien viendo lo pequeño que es- en una única pieza incrustada en el propio chásis de la TV. Eso si, que nadie se espere un sonido similar al de una barra de sonido dedicada de gama alta o de un equipo 5.1, pero suena mejor que la media de televisores con su típico audio enlatado.
Siguiendo con el diseño y conectividad, otro aspecto destacable es que, si bien otros fabricante siguen empeñados en poner algunos conectores mirando hacia atrás, ese problema no ocurre con la Philips. La marca holandesa no quiere ningún problema para los usuarios que vayan a colgar su flamante Smart TV y por eso ha orientado absolutamente todos los conectores de su OLED854 hacia abajo o hacia el lateral. Orientados hacia la parte inferior encontramos el conector de antena -que además suele ser de los más gordos-, puerto de red, componentes, un HDMI y la salida óptica. Todos los demás (los tres HDMI restantes, dos USB, el puerto CI+ y el jack para auriculares) se han colocado en la parte lateral, algo muy útil si somos usuarios que tienden a usar discos duros USB o auriculares de forma habitual. De entre todos los conectores, el punto negativo es que los HDMI siguen siendo HDMI 2.0 y no 2.1, además que ninguno soporta ninguna funcionalidad del 2.1, ni eARC, ni ALLM ni VRR. La parte positiva es que este año, a diferencia del anterior, si que soportan Dolby Vision y HDR10+ tanto de forma interna -con el uso de apps del Smart TV-, como a través de los puertos HDMI. Más adelante veremos que tal en calidad de imagen.
Smart TV y funcionalidades: un gran paso hacia delante
Si hace años la gente criticaba y se decantaba por otros modelos, era precisamente por la lentitud de Android TV en la mayoría de televisores que lo incorporaban. Philips este año ha dado un buen acelerón (aunque aún sigue algo por detrás respecto a Sony y sus nuevos SoC de 2019 por ejemplo), pudiéndose usar el Smart TV de forma completamente precisa y sin retraso ni lag de ningún tipo, aunque alguna que otra vez hemos notado que va un pelín más lento de lo que nos hubiera gustado. En cuanto a hardware, la Philips 854 monta un nuevo SoC (System On Chip, vamos el procesador y gráfica de la TV) MediaTek MT5597 a 1500 Mhz y 3GB de memoria RAM, algo que como decimos se nota mucho en el uso del Smart (aunque inferior a Sony con sus nuevos y más potente Mediatek MT5893 y 4GB de memoria). Todo eso, unido a Android TV 9 Pie (que bien poco se diferencia de la versión 8), se traslada en una muy buena experiencia de uso, navegación y estabilidad. Sin embargo, también hemos encontrado una cantidad bastante elevada de bloatware (software que viene de serie y no se puede eliminar): desde 5-6 apps de Philips, manuales electrónicos, filas de recomendaciones, software de asistencia, etc. Aunque, por norma general, es algo habitual en la mayoría de fabricantes, Philips podría limpiar un poquito más el sistema o al menos hacerlo opcional para que sea el usuario el que decida.
En cuando al uso, hemos utilizado intensivamente durante un mes todas las apps de Android TV más generalizadas: desde Netflix, Youtube, Amazon Prime, HBO, etc. y en ningún momento se nos reinició el sistema, bloqueó o colgó. Además ahora las tres apps soportan todos los tipos de HDR (HDR10+ en Prime que es como suelen emitir algún contenido) y Dolby Vision en Netflix. Además de HDR10 en Youtube y HLG -mediante algunas pruebas con nuestro reproductor Oppo 203-. Todo funcionando de maravilla y sin problemas. Podéis ver más sobre el sistema operativo y los diferentes modos de imagen y settings en nuestro vídeo de AVPasión:
Siguiendo nuestro análisis del Smart, las apps que vienen de fábrica están realmente bien y son bastante útiles (salvo el bloatware anteriormente mencionado, aunque también es menos intrusivo que el año anterior). Si alguna app no existe para Android TV -algo bastante raro ya que están el 99% de ellas-, siempre podremos usar el Chromecast que integra la 854, pese a que no tiene ningún tipo de cambio de Hz y no sea lo más ideal…pero menos da una pierda. Eso si, al igual que comentamos en su día en nuestro análisis de la Sony XG9505, el Chromecast integrado en las Smart TV suele ser más lento y con más fallos de conexión que el pincho oficial de Google. Y hablando de protocolos de transmisión de vídeo…la Philips no es compatible con Airplay 2, ni tampoco con la app de Apple TV, así que si alguien es un fan de la manzana que sea previsor al respecto y que sepa que tendrá que comprar un dispositivo externo que lo soporte.
2019 ha sido también la explosión de los asistentes personales y la Philips 854 (y más siendo un dispositivo con Android TV, oficial de Google) no iba a ser la excepción. Soporta Google Assistant y entiende diversas órdenes (apagar/encender, subir volumen, etc.), además este modelo cuenta con el fabuloso sistema Ambilight, así que podremos usar nuestro asistente de Google para integrar las bombillas Hue de Philips y manejarlo todo tanto desde la app móvil como con nuestra voz.
Un punto negativo más, es que el reproductor de Philips interno es bastante regular: se suele colgar, falla y algunas veces no reproduce la imagen. Es algo bastante común en Android TV, ya que los fabricantes no ponen especial ilusión en desarrollar reproductores de sonido muy avanzados (cosa lógica, por otra parte). Nada que no podamos solucionar instalando Kodi o VLC, que reproducirán casi cualquier contenido sin protestar. Eso si, en cuanto a sonido, nos tendremos que conformar solo con DD o DD+, ya que el televisor no hace passtrough de DTS ni mucho menos de audios HD o Atmos sin comprimir.
En cuanto a los menús y opciones de imagen, son prácticamente idénticas a las del año pasado y además podéis repasarlas con el vídeo que os hemos dejado más arriba. Lógicamente tenemos nuevas opciones en el apartado de Dolby Vision y poco más (el del HLG y el del HDR10+ se comparten con los modos HDR10 normal). No os preocupéis, que de imagen hablaremos largo y tendido en su sección correspondiente.
Mando a distancia y Ambilight
El mando de Philips (llamado Easy Remote por el propio fabricante) no ha cambiado prácticamente en nada con respecto al año pasado (en cuanto a diseño se refiere). Fabricado enteramente en plástico, este mando es bastante curioso por el hecho de tener dos caras: en la cara normal tenemos el mando tradicional, con sus controles, números, cruceta, botón de Netflix y Rakuten (una pequeña novedad respecto al año anterior), etc; por la otra cara tenemos un teclado QWERTY completo con la distribución española. Algo que en principio es muy buena idea, se ve lastrado por una mala implementación: el teclado solo funciona si no «tapamos» con la mano izquierda el emisor, algo casi imposible si queremos escribir con él; además solo se activará si tenemos la «cara» del teclado mirando hacia arriba, si no no funcionará. Al igual que el año pasado, el mando tiene un micrófono incorporado para usar con los comandos de voz de Google. Ahí también se da otra paradoja: si el asistente de voz fuera suficientemente inteligente no tendríamos que usar el teclado, pero es que ni lo es ni el teclado está bien implementado…así que al final no usaremos ni uno ni otro. Además, la calidad de construcción del mando es bastante justa, los botones se notan plasticosos y poco duraderos y no es la primera vez que notamos como chirrían los botones o se desgastan prematuramente con el uso.
El Easy Remote también llama la atención por tener botones para casi todo (algo bueno o malo según el perfil de usuario) y como novedad, como comentábamos al principio de este apartado, han añadido un botón dedicado a Rakuten. El problema es, como ocurre con Panasonic, que la distribución no es muy acertada, siendo bastante fácil equivocarse o pulsar un botón cuando querías pulsar otro, dado el pequeño desorden y la cantidad tan grande de botones que tiene el mando. Estaría ahí ahí con el mando de Panasonic en cuanto a «desorden», siendo el de LG y Sony los que mejor diseño tienen. ¡Ah! al igual que en el renovado mando de Sony, Philips ha mejorado muchísimo su rango de uso del mando a distancia, siendo posible usarlo sin tener que apuntar al receptor IR. Un alcance tan grande que a veces parece que es Bluetooth, pero no lo es. En definitiva, el mando cumple, justo pero cumple.
Por otro lado tenemos el fantástico sistema Ambilight de Philips. Para quien no lo conozca, el sistema Ambilight de Philips (en este modelo, de tres lados, no contando con la parte inferior) se basa en unos díodos LED que van adheridos a la parte trasera (y protegidos con un metacrilato) y van cambiando de color en función de la imagen que de el televisor. Es un sistema que llama muchísimo la atención y que, según el propio fabricante, ayuda a reducir la fatiga ocular que se produce al ver el televisor de noche y sin luces. Además, es plenamente compatible con todos los modos HDR (al ir «incluido» en la propia TV, a diferencia de los kits que venden sueltos en internet) y es plenamente configurable, desde la intensidad de la luz que emite, poner un color fijo, la saturación, diversos modos aparte de seguir el vídeo (música, modo bandera, etc.) y la verdad es que crea una sensación única. De hecho, podríamos decir que este OLED es distinto por este motivo -y algún que otro que veremos más adelante- y que hará que mucha gente se decante por la 854 solo por su Ambilight. Un sistema que te enamoras o lo odias. Blanco o negro. Personalmente, me encanta para determinado tipo de contenido (películas de acción, deporte, animación, etc.) y lo suelo apagar cuando quiero tener una sesión cinéfila a la antigua usanza o para géneros como ciencia ficción, thriller, suspense, etc.
Con Android 9, por cierto, llega también la posibilidad de controlar mediante Google Assistant todo el sistema Ambilight, que se puede usar de varias maneras, incluso sirve también para controlar las bombillas Philips Hue que a su vez también se integran con Ambilight. Es decir, podemos hacer que toda una habitación vaya cambiando de luces al ritmo de la música o de la película de turno, como si fuera una discoteca. Pero también podemos poner una luz blanca cálida de poca intensidad o, simplemente, crear varios ambientes. Todo esto controlándolo con la voz o con el móvil. Es decir, el televisor te permite expandir el efecto Ambilight a toda la sala de estar haciendo que sus lámparas Hue se sincronicen con Android TV. También puede configurar Ambilight para que se use como iluminación de sesgo oficialmente certificada por la ISF (cuenta con un modo para ello con su logo correspondiente).
Calidad de sonido: mejor que la media
En el año 2018 ya Philips se alió con Bower&Wilkins para ofrecer un sistema de sonido de calidad en sus televisores. Ya en la 803 el sonido era realmente sorprendente para el tamaño de la instalación y este año repite de nuevo. El sistema de altavoces es compatible con Dolby Atmos, pero el efecto, como ocurre con el sonido de todas las TV (excepto, quizá, la Panasonic GZ2000) sigue siendo igual de plano, con 0 efecto envolvente y 0 efecto de altura. Es normal, es físicamente imposible. Aún así, el sonido es mejor que el de la media de su competencia (LG C9, Panasonic GZ950-1500) pero un paso atrás respecto a la GZ2000 de Panasonic o la AG9 con su Acustic Surface.
El sonido en este tipo de televisores de gama alta, en mi opinión, debería ser opcional. No integrar más que un sonido básico y que sea la propia marca la que desarrolle varias barras de sonido integrables en el televisor y que sea el usuario el que decida, ya que muchos -me incluyo- tenemos equipos de gama alta dedicados que son mejores que cualquier barra de sonido del mercado. Aún así, como decíamos, el sonido de la Philips 854 cumple con creces, una decente separación de canales y sensación estéreo. Quizá el punto más flojo del sistema es su poca contundencia en el extremo grave (algo, como digo, extrapolable a casi todas las TV). Usando un micrófono Umik-1 calibrado y con el software REW, hemos podido ver que es capaz de bajar hasta los 80 Hz, no está mal teniendo en cuenta que no tiene subwoofer dedicado, aunque la distorsión (THD) es un pelín más alta de lo que nos gustaría.
Dentro de este apartado tenemos que mencionar también la extraña incompatibilidad que existe entre este modelo y algunas barras de sonido (como la Q90 de Samsung), algo que no sabemos si es culpa del televisor o de la barra. Además de perder la imagen y el sonido durante algunos segundos, también puede dar como una especie de crujidos extraños. Se puede optar por intentar quitar el HDMI-CEC, pero seguramente seguirá con ese problema. Podéis consultar más en nuestro foro.
En cuanto a compatibilidad de formatos y como os decíamos antes, la nueva Philips 854 también es capaz de decodificar Dolby Atmos (comprimido), esto es, que es capaz de reproducir el perfil Atmos usado en la mayoría de apps de streaming y vídeo bajo demanda del mercado: Netflix, Amazon Prime, etc. En cuanto a la posibilidad de hacer passtrough, ésta queda relegada solo al codec DD y DD+ (no DTS ni tampoco los audios HD), así que si queremos conectar un reproductor que sí soporte todos los codecs a una barra de sonido, por ejemplo, os recomendaríamos que lo hagáis a la barra por el HDMI IN y del HDMI OUT de ésta a la TV, de esa forma la barra decodificará el audio y solo mandará imagen al televisor. Por otra parte, la Philips 854 como os comentábamos al inicio de la review, no cuenta con eARC por lo que aunque la TV tuviera soporte para hacer passtrough de audios HD, el chip no tiene suficiente ancho de banda para ello. Insistimos: ese «problema» solo ocurre con pistas sin compresión y las DTS, reproduciéndose las pistas Atmos con pérdida sin ningún problema (Netflix por ejemplo) tanto a nuestro Denon X3500H como usando los propios altavoces internos de la TV.
Calidad de imagen: altísima, pero…
Llegamos al punto fuerte de la review, el apartado que todo potencial comprador de este modelo quiere leer. ¿Merce la pena? ¿qué tal la calidad de imagen? Vamos allá. Lo que debe entender el potencial comprador de una Philips, es que esta marca apuesta siempre por la diferenciación o el el toque Philips. ¿Qué quiere decir esto? Que suelen entregar una calidad de imagen muy particular, que algunos acusan de artificial y con algunos filtros que no pueden desactivarse. Por ejemplo el filtro de nitidez aunque lo pongamos a 0 sigue estando activado en segundo plano, realzando mucho la imagen -algo que suele gustar, pero no le dan al usuario la posibilidad de elegir- incluso en los modos Cine o ISF. Si ya nos vamos al modo Estándar, veremos un procesamiento bastante acentuado en casi todos los apartados de imagen: efecto HDR, reductores de ruido activados, nitidez muy alta, etc. Aunque todo eso suele ser normal también en otras marcas, en Philips suele acentuarse un poco más. Por cierto, una de las pequeñas particularidades del fabricante holandés es que no tiene una opción de copiar a todas las entradas. Así que si configuramos el modo Cine en el HDMI 1, tendremos que volver a hacerlo -manualmente- en el HDMI2, en Netlfix, etc.
Los modos más correctos de imagen (sonda en mano) serían los ISF/Cine, como suele ser habitual en casi cualquier televisor. Otra de esas particularidades de Philips es que, incluso en el modo ISF, la luz OLED está muy alta (imagino que para crear más impacto) algo que, como es tónica habitual, no es muy correcto pero si suele gustar más que la norma. En cualquier caso es algo fácil de modificar por el propio usuario. Hablando de brillo, por cierto, en modo SDR es el OLED -junto a los AG8 y AG9 de Sony- que más ABL (o restricción de brillo cuando pasa de un 70% de cantidad de blanco en pantalla completa) tienen, notándose más apagado que en la competencia, como podéis ver aquí respecto a una LG C9:
A diferencia de otros fabricantes de televisores, Philips no admite la calibración automática a través de CalMAN AutoCAL, así que quien quiera calibrarla tendrá que hacerlo manualmente. El modo más cercano a norma es el ISF día, que no viene tan mal como el año pasado, con desviaciones más o menos aceptables (en este sentido la competencia viene un mejor de serie) de entorno a 5-6 AE de media. En nuestra unidad venía con una falta de verde en el extremo final de la gamma (y un ligero exceso de rojo), algo que se puede retocar fácilmente con el balance de blancos que este año, por fin, estrena su capacidad de modificarse a 20 puntos. Por otro lado, la colometría si que venía algo mejor, aunque también hizo falta retocar algún que otro punto (aunque tras calibrar el balance de blancos los colores prácticamente cayeron en su sitio, además que no suele ser muy recomendable tocar el CMS ya que suele introducir errores y posterización en los colores).
Pasando ya al nuevo mundo HDR, la EOTF (Función de Transferencia Electro-Óptica) que es la que se usa en el contenido 4K UHD y para variar, en Philips es diferente al resto de marcas. Cuanto más cerca siga la TV (curva gris) a la curva de EOTF de referencia (amarilla) mejor implementado estará el HDR. Panasonic, por ejemplo, opta por seguir la referencia HDR perfectamente (con un clipeo en la zona alta donde el panel no da ya más de si, aplicando luego un tonemapping que solo afecta a las altas luces), LG y Sony usan una opción que «genera» metadatos dinámicos en función del análisis de cada frame, haciendo un trabajo similar al de Dolby Vision. ¿Y Philips? Diametralmente opuesto. Aquí encontramos un rolloff muy largo y gradual que afecta las imágenes HDR entorno al 50% de luminancia en adelante. Eso se traduce en que la parte «media» de la escena, es decir, el APL (brillo medio) será algo inferior al resto de competidores, sin embargo como veremos más adelante en la parte alta brilla algo más. Seguramente decisión de la marca holandesa para crear una sensación mayor de rango dinámico.
El color en los modos HDR ya no viene tan aceptablemente bien (es más complicado que venga bien de fábrica) teniendo errores algo mayores en los amarillos y verdes y un déficit del cian y el magenta. Si lo ponemos en perspectiva con respecto al año pasado, la diferencia es muy notable para bien. Los colores son mucho más naturales, los tonos de piel son realistas y no hay ese exceso de saturación que si encontramos el año pasado. La cobertura del espacio de color DCI-P3 es del 98%, como el resto de las marcas, algo que viene marcado por el panel OLED de LG.
El valor de nits que ha arrojado ha sido de 735 nits al 10% de ventana, más o menos en la media del resto de OLED. Curiosamente, sube hasta casi los 900 nits si analizamos un 2% del patrón HDR, lo que hará que en áreas muy muy pequeñas brille algo más que la competencia. Sin embargo ese «algo» tiene un precio: al igual que le ocurría a la 803 y le ocurre a la GZ2000, elevar tanto el nivel de nits se traducirá en posterización alrededor de imágenes muy brillantes como llamas, el sol, fuego, etc. Lo podéis apreciar en el siguiente vídeo comparativo que hicimos hace unas semanas:
Este pequeño defecto es común en otros televisores, el mismo GZ2000 que os comentábamos más atrás. Se puede apreciar tanto en el vídeo anterior como usando patrones de degradados de color en HDR (no confundir con el banding que se ve en cierto material SDR debido a la compresión, del cual hablaremos más adelante), aunque es complicado verlo en contenido real y solo se podrá apreciar si sabemos que está ahí y en algunas escenas concretas. Aunque sea un defecto que se vea poco, lo cierto es que las pocas veces que lo veamos será bastante molesto.
Antes de pasar al contenido HDR10+ y DV, comentar que el HDR10 se ve perfectamente este año, por fin distinguiéndose todos los tonos de negro y de detalle en sombra y sin rastro del aplastamiento de detalle que plagó las Philips del 2018. Este año, además, se le añade Dolby Vision y HDR10+. Los televisores OLED son los que más se benefician de los formatos HDR dinámicos basados en metadatos, gracias al control de luminancia a nivel de píxel. Los HDR dinámicos crean una escena mucho más equilibrada y natural, ya que los metadatos se pueden establecer escena por escena para evitar que las escenas sean demasiado brillantes o demasiado oscuras…sin embargo, Houston tenemos un problema.
Nada más reproducir contenido en HDR10+ ya nos dimos cuenta de que algo no iba bien, la imagen era demasiado oscura, no se distinguía nada en las sombras y ver contenido que originalmente ya de por si es oscuro era un suplicio. Ocurre tanto con contenido HDR10+ emitido desde el Oppo 203 por HDMI como con las apps de Streaming (Amazon Prime). Cambiamos a Dolby Vision y…lo mismo, mismo problema. Lo podéis ver vosotros mismos en el vídeo que os hemos puesto unos párrafos más atrás. Hay escenas en Altered Carbon donde la diferencia entre otros modelos de OLED y la 854 es más que evidente. Este último modo (Dolby Vision) parece ser que no siempre se vio tan oscuro y falto de detalle en sombra, si no que con firmwares anteriores la diferencia no era tal. En nuestro foro de debate encontraréis como bajar la versión de firmware para medio solucionar este problema, ya que según informa Philips, no está trabajando en ningún firmware para solucionar este defecto. Y si, podemos subir el brillo, pero las curvas PQ EOTF en HDR son absolutas: su subimos el brillo mandamos al traste a la curva PQ EOTF entera, subiéndola o bajándola toda, no por partes. Por lo tanto no es una solución. Podéis apreciarlo aquí:
Procesamiento de imagen, marca de la casa
En la línea de la calidad de imagen, vamos a intentar resumir aquí que tal se comporta el nuevo P5 Pro de Philips. Como hemos comentado, de fábrica, la TV presenta una colometría en SDR realmente buena en sus modos de fábrica más cercanos a norma (ISF Día). En cuanto a la gamma, el televisor ofrece nuevamente un seguimiento en SDR regular, más bien tirando a un 2.2 con mezcla de 2.3 en la parte media. Por ese motivo, os recomendaríamos que subiérais dos puntitos la gamma para estar en un 2.4 real. El seguimiento en HDR lo hemos comentado antes: en HDR10 realmente bueno, en DV y HDR10+ demasiado oscuro, así que dado que no hay solución real posible, os recomendaríamos subir unos cuantos puntos del control de Brillo.
En cuanto al HDR Perfect, Philips con esta opción le da la oportunidad al usuario de establecer como quiere llevar su panel en el mundo HDR: en off, por defecto la TV aplicará un tonemapping (que por cierto, no es dinámico, si no estático, así que habrá escenas que lo haga bien y otras donde haya demasiado brillo o sean demasiado oscuras), en Mínimo hará un poco más de clipping y se saldrá más de la referencia EOTF, en medio más y en Alto aún más, haciendo prácticamente clipping en 700 nits. En Automático además de ser igual que en Alto, se desvía enormemente de la curva EOTF en la parte media, así que nuestro consejo sería dejarlo en Off o en Mínimo.
Nitidez. Si tuviera que describir con un adjetivo a Philips, sería nitidez. El panel es extremadamente nítido, tanto que algunas veces realza demasiado los objetos o personas, aunque como digo anteriormente, suele gustar bastante. El problema es que incluso con el valor en 0 el televisor está aplicando una ligera máscara de nitidez, que la verdad es que le queda fenomenal a casi todo tipo de contenido, pero que puede acentúar demasiado el ruido de material comprimido o películas/series que tengan mucho grano. Nuestro consejo es que lo dejéis en 0 o como máximo en 1.
Otra pequeña decepción, al igual que ocurría con Panasonic, es la ausencia de un un Smooth Gradation, una funcionalidad que aplica un filtro de De-contorno. Esta interesante tecnología analiza los píxeles adyacentes en colores uniformes, si detecta que no son exactamente iguales, aplica una máscara de gradiente progresivo, viendo así un color en un lado que va poco a poco y de forma suave y progresiva, convirtiéndose en la otra tonalidad. Este filtro ha aparecido también este año en las LG 2019, siendo unos de los grandes atractivos tanto de Sony (pionero en aplicar esta técnica en el sector consumer) como del coreano. Realmente se nota, especialmente en contenido comprimido. Según nos ha confirmado Philips, en la gama de 2020 lo van a implementar ellos también, pero no lo añadirán por firmware a la 2019 (una pena):
Casi para terminar esta sección, no podíamos olvidarnos del interpolador de movimiento, aquí conocido como Perfect Natural Motion. El sistema de interpolación de Philips es realmente bueno en la concepción que tiene la marca de interpolar: el movimiento es extremadamente suave tanto en Mínimo, Medio como en Máximo, no habiendo apenas diferencia entre ellos. Todo lo interpola a 60/120 fps, sin posibilidad de que el usuario pueda graduarlo a su gusto. O todo o nada. Es decir, un sistema que le gustará a los que soporten el efecto telenovela y odiará todos aquellos a los que no les guste (o como es mi caso, me gusta a valores mínimos), sin embargo todo eso no puede aplicarse aquí ya que la TV decide por nosotros y no hay forma de poder establecer un valor mínimo de verdad.
Una de las grandes sorpresas es el conversor SDR a HDR de Philips (Realidad Natural Perfecta), la mejor del mercado sin ningún tipo de duda. Este conversor, unido a la extrema nitidez del panel, hace que muchas veces el contenido 1080p parezca 4K HDR. ¿El truco? una gamma inversa al resto de convertidores del mundo. Esto es, en lugar de potenciar los blancos hasta quemarlos y aplastar los negros hasta no ver detalle (para crear la falsa sensación de rango dinámico), Philips apuesta por lo contrario: atenuar los blancos y subir los negros, de esa forma también se crea una falsa sensación de contraste pero no quemamos los detalles en las altas luces ni el detalle en la sombras. Chapó por Philips en este apartado.
Por supuesto no podíamos terminar esta sección sin hablar de la calidad del escalado del P5 Pro.Hemos notado que es un escalado realmente excepcional, unido a ese punto de nitidez de Philips hace que el contenido 1080p a veces parezca 4K. Consigue sacar un poquito más de detalle donde el resto de marcas no lo consiguen. Como todo en la vida, tiene un coste: tanta nitidez se traduce, a veces, en la aparición de ringing, esto es, que los perfiles de los objetos o personas veremos como unos pequeños dientes de sierra, aunque no es algo demasiado habitual, la verdad. Podría corregirse al 100% si el fabricante nos dejara establecer la nitidez realmente a 0.
Para acabar, aunque no somos muy de juegos, queríamos dedicarle un apartado al Gaming. El input lag de este televisor fue de 33 ms tanto en 4K como en 1080p, lo cual no está mal, pero está claramente por encima de toda su competencia (27 ms Sony, 12 ms LG, 20 ms Panasonic). Además, al contrario también que su competencia, no acepta VRR ni Nvidia G-Sync, así que en este apartado estaría un poco por detrás, especialmente de LG.
Conclusiones
Si llegaste hasta aquí…¡enhorabuena! La review es -y tenía en mente ser- extensa y detallada, por lo que te doy las gracias por aguantar hasta el final. En cuanto a las conclusiones, vamos allá, para no hacer más larga la review, intentaré no enrollarme demasiado.
Nos encontramos ante un magnífico televisor OLED, con un exquisito diseño que llamará la atención de cualquiera que entre en nuestro salón. A eso, unidle LA característica diferencial de Philips: su sistema Ambilight. Ponemos ambos ingredientes en una coctelera y…¡bingo! un pedazo de televisor. Al margen de la estética, Philips ha presentado este año un gran modelo, con mejoras claras en imagen: implementación de Dolby Vision (vía hardware además) y HDR10+. Una pequeña mejora aquí y allá en su sistema de escalado y en el tratamiento de escenas complicadas y comprimidas, con la eliminación -al menos en nuestra unidad- del famoso problema de los macrobloques que se iluminan que plagaron las OLED el año pasado. Cuenta también con una gran implementación del HDR10, algo más de nits en zonas pequeñas, el mejor convertidor de SDR a HDR y un precio realmente agresivo, lo que la convierte en una opción muy competitiva.
Por contra, tenemos un televisor sin HDMI 2.1 completo en 2019/2020 (en esto pecan casi todas las marcas) pero tampoco tiene eARC, ALLM ni VRR, un fallo imperdonable en cuanto al aplastamiento de detalle en sombra en Dolby Vision y HDR10+, la ausencia de un filtro de Gradación Suave, un interpolador muy agresivo y que no puede regularse y un ABL más restrictivo que la competencia. Además, tampoco cuenta con la posibilidad de calibrarse mediante Calman AutoCAL. En el apartado de gaming, por su parte, se queda un poco atrás respecto a la competencia con un input lag más alto (33 ms) y la no compatibilidad con VRR o G-Sync.