Como es costumbre en AVPasión, solemos lanzar nuestros análisis escritos un mes o mes y medio más tarde que los vídeos (sobre la Q95T, podéis verlo pulsando el siguiente link), ya que nos gusta analizar hasta el último detalle de los mismos, obtener lecturas, gráficas e impresiones con el máximo uso posible del mismo, para poder hacer así un análisis pormenorizado. Y efectivamente, ha pasado ya un mes y unos días y por fin podemos publicar este extenso análisis. ¡Esperamos que os guste tanto como a servidor escribirlo!
Aunque estemos en el año que todos recordaremos por el dichoso virus, lo cierto es que las mejoras de los fabricantes en este año son bastante escasas, principalmente porque los modelos de 2019 ya eran tremendamente buenos y competitivos. Además, en el caso de Samsung, su apuesta a todo o nada por el 8K ha tenido una repercusión en forma de «recorte» en sus modelos 4K de este año respecto a las de 2019. Aún así, ha habido pequeños avances en términos de sistema operativo, escalado, mejoras en el local dimming y su gestión del blooming, etc. Veremos si esos avances son suficientes para compensar los recortes en algunas características de la gama 4K, como es esta Q95T.
OLED vs LED vs MicroLED: ¿Qué ventajas e inconvenientes tiene cada una?
Esta Q95T de Samsung se presenta en hasta 3 diagonales diferentes: 55 (este es el modelo cedido por Samsung España, a la que le agradecemos muchísimo su colaboración con nosotros en la cesión de productos para análisis), 65 y 75 pulgadas, a unos precios de 1999, 2499 y 3999 euros respectivamente. El modelo de 75″ se antoja extremadamente atractivo por su precio de lanzamiento, un punto a favor respecto a sus competidores OLED más cercanos.
Samsung Q95T: especificaciones técnicas
Samsung Q95T | Características |
---|---|
Panel | LCD LED (QLED, Panel 2020) |
Diagonal | 55 pulgadas |
Resolución | 4K UHD (3.840 x 2.160 puntos) |
Alto rango dinámico | HDR10, HLG y HDR10+ |
Montaje | Fijo o en pared (VESA 400 x 200) |
Medidas | 122,6 x 70,5 x 3,8 cm (sin el pie) 122,7 x 79,4 x 23,5 cm (con el pie) |
Peso | 19,8,/24,1 Kg (sin/con pie) |
Conectividad (Vídeo) | 3x HDMI 2.0 + HDMI 2.1 (40 Gbps) 2x USB 1x Ethernet 1x CI+ |
Conectividad (Audio) | 1 x Salida Óptica 1 x HDMI eARC |
Sonido | 2 woofers de 10W + 2 de 5W |
Compatibilidad/Estándares | ARC/eARC Sintonizador DVB-T2 + DVB-S2 WiFi (AC) Bluetooth 4.2 Apple AirPlay 2 & HomeKit |
Capacidad de reproducción | MPEG4 HEVC VP9 Perfil 2 |
Sistema Operativo | Tizen OS 5.5 |
Control | Mando a distancia App |
Diseño
El diseño de esta Samsung Q95T no ha dejado indiferente a nadie, aunque sigue las líneas maestras trazadas ya desde la Q9FN, esto es, un diseño con un pie metálico estéticamente precioso y no demasiado ancho -lo cual favorece su instalación en casi cualquier mueble o escritorio– y dejando un hueco lo suficientemente alto como para poder instalar una buena barra de sonido (la Q60T por ejemplo encaja como un guante, la analizamos también en nuestro canal de Youtube) lo cual crea un espacio estético idóneo, sin que ocupe más de lo estrictamente necesario. El diseño del pie es insuperable y sus materiales de construcción en aluminio cepillado, a su altura. En cuanto al diseño acústico del televisor, éste consta de un sistema de 4.2.2 de 60W y con una tecnología llamada Object Tracking Sound, que más adelante veremos en su sección qué tal rinde.
Como en todas las unidades de casi todos los fabricantes de hoy en día, el contenido del interior del paquete así como su montaje no entrañan ningún misterio. Encontramos lo típico: manual de instrucciones en varios idiomas, guía rápida, garantía europea, un paquete de pilas, tornillería varia y, por supuesto, el soporte del montaje. Tampoco es necesario más para el montaje de la unidad. Si tenéis dudas sobre el montaje o cualquier problema (ya que a veces, incluso con el manual, se puede perder uno), siempre podéis pasaros por nuestro vídeo de unboxing y montaje que os despejará cualquier duda de forma visual, además de un primer repaso por menús y otras funcionalidades interesantes:
Con la llegada del sistema FALD a los flaships de Samsung QLED desde el año 2018 en adelante (podéis ver qué es eso de FALD y sus diferencias en el link que os hemos dejado más arriba), el panel engordó considerablemente ya que debe albergar todo el sistema de LEDs y zonas independientes que se encienden y apagan (120). Todo eso ocupa espacio. Para compensar, Samsung alberga toda la electrónica en un equipo externo: el famoso One Connect, del cual más adelante os hablaremos.
Aunque el sonido tiene su sección propia, de momento os podemos adelantar que éste se encuentra en la media para contar con unos altavoces integrados. Además, Samsung incorpora un DSP llamado Object Tracking Sound, que básicamente intenta emular un sistema de posicionamiento de canales y objetos, intentando que el televisor emita sonido desde diferentes partes de éste. Aún así, aunque mejora a un sistema sin dicho DSP, sigue lejos del que consideramos el mejor sistema de audio integrado en un televisor (Acoustic Surface de Sony). Aún así, Samsung ofrece diferentes perfiles y tipos de sonido, así como opciones para mejorar los diálogos, efectos, varios tipos de DRC y compresores dinámicos, etc. Y además este año han añadido un modo de ecualización automático usando el micrófono del propio mando, sumándose así a otras marcas que ya lo tenían como LG, Panasonic o Sony, otro punto a favor más a tener en cuenta.
Pasando a la conectividad, este 2020 por fin encontramos un puerto HDMI 2.1 (etiquetado como Game, puerto 4, en el One Connect), contando con un ancho de banda efectivo de 40 Gbps. Por supuesto, con dicho puerto obtenemos todo el abanico de posibilidades que nos brinda el nuevo puerto: ALLM (cambio a Modo Juego de forma automática), 4K@120 Hz, croma 444 completo y a 10 bits, con soporte para Freesync Premium, VRR HDMI y también soporte completo para eARC (con el que podremos enviar audios HD desde reproductores externos usando el televisor como «puente» haciendo passtrough a una barra o amplificador que soporte audios HD).
HDMI ARC vs HDMI eARC, ¿para qué sirven y qué diferencias tienen?
A diferencia del resto de modelos de la competencia, Samsung ofrece aquí su primer gran punto diferenciador: One Connect. Se trata de un ingenioso sistema donde toda la electrónica del televisor va integrado en una «caja» aparte, desde los puertos HDMI, de sonido, antenas hasta la propia alimentación tanto del One Connect como del televisor. Tan solo necesitamos conectar un diminuto cable -además transparente, o casi- desde éste hasta el televisor y listo. Ya podemos conectar todo lo que queramos al One Connect. Es el sistema perfecto para los usuarios que cuelguen el televisor en la pared, muy superior a cualquier otra solución presentada hasta el momento.
Dentro del apartado de conectividad y cables, no podíamos olvidarnos de uno de los aspectos más cuidados por el fabricante coreano: el cable managment. Gracias a la altura que le confiere el soporte metálico y muy especialmente, el sistema de electrónica concentrado en el One Connect, hace que el televisor solo tenga que gestionar un solo cable. Por ello, Samsung ya ha diseñado una pequeña hendidura en la carcasa del televisor por donde podemos pasar el cable que va entre la TV y el One Connect, dejando la parte trasera del televisor extremadamente limpia y sin el más mínimo cable a la vista si miramos el televisor de frente (y lo veremos todo recogido si lo miramos desde atrás, por el motivo que sea).
Tizen, el corazón de la QLED
Es, junto con WebOS de LG, uno de los mejores sistemas propietarios que podemos encontrar. Mientras que los demás fabricantes no hacen más abrirse cada vez más a Android TV, las dos grandes marcas Coreanas -Samsung y LG- siguen apostando por tener el control total sobre su sistema operativo. Y la jugada no podía salirles mejor: el sistema operativo roza la perfección en cuanto a estabilidad y además tiene otras ventajas añadidas, como la posibilidad de instalar casi cualquier app Bajo Demanda (sin necesidad de esperar a que sea lanzada, como ocurre en Android TV) y personalizar casi al detalle cualquier opción del televisor (al estar hecho el sistema a medida). Esta unión entre software y hardware no hace solamente que el sistema vaya como un tiro, si no que permite un alto grado de personalización como por ejemplo el sistema Ambient Mode, un innovador sistema en el que podemos poner un fondo personalizado al televisor y que éste quede como un cuadro, por ejemplo.
En cuanto a hardware interno, a diferencia de los dispositivos con Android, no podemos saber exactamente que tipo de SOC (System On Chip, es decir, el procesador y gráfica del televisor) monta. Lo que si sabemos es que en términos de calidad de imagen –el coprocesador encargado del procesamiento- es el Quantum Processor 4K con AI (Inteligencia Artificial), que puede ir aprendiendo a través de una base de datos de Samsung, modificando así los parámetros más importantes de la imagen. Más adelante entraremos en este campo y veremos que resultados da.
En cuanto al uso general del sistema, como so comentábamos, es una auténtica roca. No se ha reiniciado, colgado o apagado (ni si quiera hemos visto que haya ido lenta con alguna app) en un mes de uso, lo que convierte a Tizen en una bestia para quien quiera un sistema estable, robusto, aunque no es el más rápido -alguna que otra vez hemos notado que no va tan rápido como, por ejemplo, webOS-. Además Samsung no instala nada de bloatware (salvo un par de apps) ni recarga el sistema de forma innecesaria.
Lo que si hemos encontrado algo más lioso es el sistema de imagen, parámetros y opciones, ya que no hay que hacer demasiados «clicks» para llegar hasta los parámetros; además que aún así muchas de las opciones solo aparecen entrando directamente desde el icono del apartado de imagen (como el modo Automotion Plus, para juegos, o el Ecualizador de Negros); lo he encontrado algo confuso respecto a otros sistemas. Lo positivo es que una vez nos hemos acostumbrado al «orden» de Samsung, ya podremos cambiar casi instantáneamente entre modos de imagen y demás opciones, sin tener que entrar de nuevo al apartado «padre».
Llegando al apartado de apps, como os decíamos, Tizen es una plataforma donde no nos va a faltar de nada. En éste vamos a encontrar absolutamente todas: desde la reciente Disney+, la nueva app de HBO Max (aún no disponible), Vodafone TV, Spotify, M+, Orange TV, Netflix, Amazon Prime y un larguísimo etétera. Además todas ellas cuentan con soporte HDR/HDR10+ (si el servicio lo soporta, caso de Disney+, Netflix o Amazon Prime) y Dolby Atmos (vía ARC a un amplificador o barra, hablaremos de ello más adelante) y continúa ofreciendo soporte HDR a apps como Youtube Además, el acceso a reproducción de archivos por USB o por red (NAS/DAS) sigue mejorando y cada vez es más estable -aunque limitados a los 100 Mbits de la tarjeta de red integrada, algo que se repite en todos los fabricantes-, de ahí nuestra recomendación de que uséis el Wifi en este modelo) y por segundo año consecutivo tenemos que lamentar la ausencia del codec DTS (tanto passtrough como decodificación a LPCM) y DTS-HD MA y DTS:X, sumándose así al resto de marcas han eliminado el soporte. Ya solo queda Sony como único baluarte del DTS.
Tizen es cada vez más inteligente
Antes os comentábamos que lejos han quedado ya los tiempos de carga interminables entre canales de TDT o una EPG del pleistoceno sin apenas información. Con Tizen todo aparece de forma prácticamente instantánea, los canales aparecen en un estilo visual muy llamativo con sus logos, información, botón dedicado de grabación, timeshift (siempre y cuando contemos con un disco duro externo), etc. Además, podemos también habilitar el PiP (Picture in Picture) si el modelo lo soprota, etc. Todo ello hace que el sistema se mueva como pez en el agua aunque si que encontramos que a veces puede relantizarse e ir algo más lento, en general, que webOS (o incluso que una buena implementación de Android TV como es la apuesta de Sony).
En cuanto a funciones de IoT y domótica, el año pasado ya Samsung se asoció con Apple para llevar AirPlay 2 a sus televisores. Y lógicamente este año no iba a ser menos. Con Airplay 2 podemos transmitir videos, música, fotos y otros contenidos multimedia de forma inalámbrica a la pantalla del televisor. Eso si, necesitamos tener el televisor encendido -no permite lanzar contenido con él apagdo y que se encienda automáticamente-, aunque podemos automatizar ciertos procesos de encendido desde la aplicación SmartThings de Samsung. Las películas de iTunes se pueden visualizar desde un dispositivo iOS lanzándose desde Airplay. Y si, es capaz de hacerlo a 4K HDR.
Antes os hablábamos de la capacidad multimedia tan estable y rápida que presenta el reproductor nativo de Samsung. Pero nos ha sorprendido que también es capaz de decodificar el recién formato AV1 de forma nativa. Digo que sorprendió ya que Samsung solo había confirmado la compatibilidad con el codec AV1 para su línea de televisores 8K en este 2020 (necesario para perfiles de Streaming como Youtube). Es probable que este soporte venga dado de que ambos televisores (el Q95T y el 950TS) comparten GPU/CPU e incluso placa base.
Para acabar este apartado, la Q95T cuenta con soporte total para Google Assistant y también para Alexa y también el oficial de Samsung: Bixby. Así que sea cual sea nuestro asistente personal y de domótica en casa, estaremos cubierto.
Mando a distancia: la mínima expresión
El mando a distancia de Samsung se presenta, como todo en esta gama, de forma minimalista y cuidando al máximo el diseño. Está fabricado en aluminio cepillado de muy buena calidad y, como decimos, es extremadamente moderno y futurista. Además, cuenta con tres botones de acceso directo a apps Bajo demanda: Netflix, Amazon Prime y Rakuten TV. De una forma muy cómoda podemos acceder a esas apps desde el mando, aunque la verdad es podrían ser personalizables.
Por otra parte, veréis que al conectar un dispositivo HDMI el televisor se pone a identificarlo y nos permitirá manejarlo…incluso aunque no disponga de CEC, lo cual es una auténtica maravilla. Al igual que ocurre con webOS, los dispositivos se pueden renombrar a mano desde el panel de ajustes para identificarlos más rápidamente.
Otra forma de controlar el televisor la mar de interesante es la app SmartThings, que nos permite controlar varios ajustes de la QLED, como cambiar de entradas o incluso el Ambient Mode y, por supuesto, lanzar aplicaciones directamente -aunque con ciertas limitaciones-.
Antes os hablábamos de Alexa y Google Assistant. El problema es que al no ser un dispositivo con Android TV (de Google) las funciones de control del televisor están muy limitadas y no podremos encenderlas con nuestra voz. Y Bixby, por otra parte, solo funciona para controles sencillos como cambiar de entrada o de canal.
Object Tracking Sound: si pero no
Ya llevamos unos cuantos televisores analizados de forma pormenorizada y el oído -y la vista, por supuesto- se hace rápidamente a los cambios, tanto a mejor como a peor.. Cuando probamos la tecnología de Acoustic Surface en nuestras primeras impresiones de la Sony AF9, nos quedamos todos impresionados con su calidad. Esto, lamentablemente, solo lo he sentido con esa tecnología, con ninguna más. El Object Tracking Sound es un DSP (un sistema que «emula» posiciones de altavoces virtuales) que funciona bien, pero se nota que el sonido es el de un televisor integrado. Físicamente cuenta con 4.2.2 canales -según Samsung- y el Object Tracking Sound ayuda un poco a hacer el sonido más espacial y tridimensional, pero como decimos es bastante limitado y al fin y al cabo suena a sonido de televisor plano. Eso si, ligeramente superior a lo que ofrece LG o modelos más baratos de Panasonic y Philips, pero sigue claramente por detrás de Sony en este aspecto. Como todos ellos, se nota la ausencia de un subwoofer en el extremo bajo y una distorsión cuando empezamos a darle caña.
Sobre la compatibilidad de formatos, la Q95T sigue la estela de su predecesora en cuanto a soporte de codecs de audio, es decir, es capaz de decodificar Dolby Atmos (comprimido), es decir, el perfil basado en DD+ que usan todos los servicios bajo demanda (Netflix, Prime, Disney+, etc.). El televisor también puede hacer passtrough de Dolby Digital y Dolby TrueHD (pero no de DTS, DTS HD MA ni DTS:X) pero siempre y cuando se use un reproductor externo conectado al puerto HDMI eARC de la Q95T y ésta, a su vez, a una barra de sonido o amplificador compatibles. Si por contra, queremos usar una app interna de la TV como reproductor, no nos sacará ningún tipo de audio más allá de DD o PCM, algo que se repite en otras marcas y televisores de la competencia.
El incorporar una toma de sonido eARC está muy bien pero será especialmente útil para aquellos que tengan una barra de sonido -compatible- con una sola toma HDMI, ya que si tuviera dos (o un amplificador, por ejemplo), podemos conectarlo todo a éste y de ahí a la TV, usando el amplificador para el sonido y la TV para la imagen, no teniendo ningún sentido usar la TV como «puente» entre ambos dispositivos. Es decir: es una funcionalidad que solo podrá aprovechar un tipo de perfil de gente muy concreta. ¿El problema? que no dejará pasar el codec DTS ni el DTS HD MA ni DTS:X, por lo que al final habrá que usar barras con dos entradas HDMI o el uso, como decíamos, de un splitter.
Calidad de imagen: una bestia del brillo
Llegamos por fin al punto dulce de la review: la calidad de imagen. ¿Cuántos nits tiene? ¿la imagen en HDR es realmente tan brillante? ¿qué tal la colometría?. Vamos por partes. La QLED Q95T, como todos los televisores que no sean OLED, monta un panel LCD y en este caso VA. Los paneles VA son tradicionalmente mejores en términos de contraste. Además de eso, el panel es FALD -o Full Array Local Dimming-, una tecnología de iluminación de píxeles por zonas. Es decir, cada conjunto de píxeles se enciende y apagara de forma autónoma en función de las necesidades, imitando así al funcionamiento de la tecnología OLED y consiguiendo unos negros perfectos (y contraste) cuando una zona de apaga. ¿El problema? que un televisor 4K cuenta con más de 8 millones 300 mil píxeles y la Q95T solo cuenta con 120 zonas, dándonos un ratio de 1 zona para cada 69000 píxeles. Lógicamente, en escenas complicadas veremos algo de blooming o perderemos algo de detalle en sombra/negros, aunque Samsung ha mejorado el algoritmo este año…pero ha reducido 4 veces el número de zonas (la Q90R tenía 480). En cualquier caso, es infinitamente mejor un sistema Full Array que uno Edge Led (una única tira de leds en uno de los bordes del televisor, que se encarga de encender o apagar toda la TV a la vez).
El sistema FALD además, es caro de fabricar y también de gestionar, necesitando siempre un equilibrio entre nivel de negro y detalle en las sombras, ya que muchísimas imágenes no son oscuras al 100% si no que están en penumbra, por lo que la zona no puede apagarse completamente y tiene que iluminarse -tenuemente-. Encontramos que Samsung en este aspecto prima más conseguir un negro lo más profundo posible, que encontrar un buen equilibrio entre detalle y negro. Hemos hecho varias pruebas y en más de una ocasión el panel tiene algún que otro problema de fluctuaciones de negro-al detectar un elemento brillante atenúa más de la cuenta y al desaparecer el objeto, vuelve a subir el brillo- o aplasta algún que otro nivel de brillo.
Por otra parte, la Q95T cuenta con una capa adicional para mejorar los pobres ángulos de visión de los paneles VA, lo que Samsung denomina Ultra Viewing Angle. El sistema funciona como una guía óptica para los píxeles, dispersando la luz de forma más uniforme radiando hacia los lados, no solo de frente, consiguiendo así no lavar el nivel de negro o los colores hasta pasado bastante ángulo de visualización. Por otro lado, cuenta sin lugar a dudas con el mejor filtro antirreflejos del mercado sin ninguna duda, un auténtico agujero negro que se traga toda la luz, haciendo que este panel se pueda disfrutar plenamente en una habitación extremadamente iluminada sin que se refleje prácticamente nada en el panel. Una auténtica pasada en este aspecto.
En cuanto al pico de nits en HDR, nuestra Q95T ronda los 1700 nits en ventana al 10% y calibrada profesionalmente con sonda (D65), lo cual es sorprendente alto y la verdad es que hace que se pueda disfrutar del efecto HDR incluso de día. Si medimos el 100% de ventana, arroja un sorprendente valor de más de 700 nits, una auténtica pasada. Además, gestionar esa cantidad de brillo con tan solo 120 zonas es muy loable, no habiendo encontrado exceso de blooming de forma generalizada (solo en escenas muy complicadas y casi que ni así, ya que el televisor siempre primará el nivel de negro sobre el detalle, evitando así muchas veces el blooming), mejorando ligeramente la gestión con respecto al año pasado pero empeorando notablemente el resultado peor al contar con cuatro veces menos zonas. Un sinsentido para hacer que el usuario opte por la gama 8K, más cara y que no aporta nada actualmente al no haber material de esa resolución. El brillo tan elevado hace que las escenas en HDR brillen y tengan un «punch» único. Lo único que nos preguntamos es, ¿que habría conseguido Samsung si hubiera optado por aún más zonas que el año pasado, MiniLED y además con este algoritmo nuevo? probablemente la respuesta la tengamos a lo largo de 2021 o 2022.
El seguimiento de la curva PQ EOTF (una curva absoluta que mide el seguimiento que hace el televisor del HDR) es francamente mejorable. El problema lo encontramos en que Samsung sigue empeñada en hace run seguimiento incorrecto de la curva (gris) por encima de la amarilla (referencia) haciendo que todo sea mucho más brillante de lo que debería. Entendemos que en algunos modos de imagen venga así…pero es que incluso en el supuestamente modo de image cinéfilo FILMMAKER -compatible con este televisor– presenta ese mismo problema. La solución, por suerte, es muy sencilla: bajar 4 puntos el nivel de contraste, consiguiendo así un seguimiento perfecto.
Como veréis en la foto inferior, ambas curvas deberían superponerse, haciendo del seguimiento una auténtica maravilla fiel 100% a la visión del director, sin embargo la amarilla está muy claramente por encima de la gris -de serie-. Por otra parte, la Q95T cuenta con un tone-mapping, algo que parece ser nuevo en este modelo. El tonemapping no se puede desactivar y entrará en funcionamiento cuando detecte escenas que excedan el nivel de brillo nativo del panel, bajando un poco el APL (Brillo General de la Escena) para que los detalles de las altas luces no se quemen.
Otro aspecto muy impactante en este televisor es su riqueza cromática. Por dos motivos: uno es que al contar con Quantum Dots en lugar de un filtro RGB convencional, se gana pureza y amplitud en la cobertura. Y en segundo lugar que al no tener subpíxeles blancos -como si tienen los televisores OLED-, todo el haz de luz del HDR se muestra en los tres colores primarios RGB (en las OLED hasta 350 nits también, a partir de ahí es solo luz blanca, lavando los colores). No son pocas escenas donde podemos notar esa mejoría.
Hablando de color, al igual que ocurre con otros televisores como el Panasonic GZ2000, el tener tantísimos nits puede ser contraproducente en algunas escenas con alto rango dinámico, ya que en las luces hemos observado posterización y/o un ligero banding. Este último podría corregirse con un filtro de Gradación Suave, pero lamentablemente la Q95T no cuenta con uno.
Otro tema candente en las comunidades de aficionados y que nosotros también echamos muy en falta es la ausencia un formato de metadatos dinámico con el que tengamos contenido: Dolby Vision. Si, la Q95T cuenta con soporte de HDR10+, pero el contenido disponible en este formato es realmente anecdótico y muy difícil de encontrar reproductores o aplicaciones bajo demanda compatibles con éste. Y aún contando con todo, el formato presentado por Dolby es sencillamente superior en prácticamente todos los aspectos.
Por otra parte, la limitación del número de zonas hace que, al elevar tanto el nivel de nits necesario para el HDR, la imagen se lave un poco ya que 1 sola zona controla más de 69 mil píxeles a la vez. Si quiere mostrar mucho brillo será a costa de lavar la imagen, ya que debe iluinar toda una zona entera. No es un problema tanto de la tecnología FALD si no como del limitado número de zonas que monta esta unidad -algo que no se entiende teniendo en cuenta que los modelos de 2018 y 2019 tenían 480 zonas y no solo 120-.
Antes os hablábamos del Ultra Viewing Angle. No hemos notado ni rastro de pérdida alguna de contraste, nivel de negro o que el ángulo mejore poco, todo lo contrario. Podemos ver la TV de lado perfectamente y el nivel de negro, contraste y colometría apenas se ve afectado, más o menos manteniendo el tipo como si fuera un panel IPS. Aún así, lógicamente, en este punto tampoco puede rivalizar con los casi perfectos ángulos de visión de otras tecnologías como la OLED, pero consideramos que es más que suficiente para acabar con aquello de que «para ver un televisor VA hay que sentarse justo en el centro«, desde luego.
Donde si que peca algo el Ultra Viewing Angle es en escenas muy muy brillantes, en modo HDR y viéndola de lado, ya que ahí el televisor nos entregará toda su capacidad lumínica y al verlo de lado podremos ver algunos defectos de la tecnología FALD, tales como blooming, halos, floración y demás defectos en objetivos brillantes, además de un contraste regular que hace que la imagen pierda mucho contraste. Es algo normal teniendo en cuenta, de nuevo, que estamos hablando de un modelo con solo 120 zonas de atenuación, siendo este problema mucho menor en su hermana del año pasado, la Q90R.
En resumen: aunque el pico de nits es extremadamente impactante y el nivel de negro realmente bueno, en nuestra opinión, es más impactante incluso en HDR ver un televisor OLED con un nivel de negro perfecto y menos brillo que al revés. El nivel de impacto y tridimensionalidad del píxel autoemisivo es muy complicado de conseguir, incluso con muchas más zonas.
El televisor paradójicamente trabaja mejor en el formato SDR, ya que este tiene una gamma relativa (podemos subirla o bajarla, estando normalmente toda la imagen a 120 nits -en norma- o a 200 como mucho si queremos darle más luz) y al exigir mucha menos luz a las zonas, éstas no tienen que encenderse a su máxima capacidad, siendo así muchísimo más fácil controlar los halos o el blooming.
Para acabar el apartado, vamos a hablar de la colorometría de serie. En los modos más cercanos a la norma (Cine y FILMMAKER), en SDR encontramos que el balance de blancos viene realmente bien, aunque con un ligero exceso de azul a partir del 70-80 IRE (extremo blanco). En cuanto a colometría, viene extremadamente precisa, con unos ligeros errores por encima de 3 casi todos relacionados con el amarillo o el rojo, pero es algo que varía de panel a panel y se puede calibrar. Eso si, nosotros la calibramos de forma profesional con Calman y la dejamos de absoluta referencia (gamma 2.35, balance de blancos con AE de 0.3 y colometría con AE de 0.6), entregando una imagen absolutamente espectacular, neutra y cinéfila.
En cuanto a HDR, viene con una desviación muy grande del azul y un déficit importante de rojo, además del citado problema del incorrecto seguimiento de la curva PQ EOTF, corregible restándole 4 puntos de contraste al modo de imagen.
Quantum Processor: una grata sorpresa
Nunca habíamos analizado tan en profundidad un televisor de gama alta de Samsung y la verdad es que nos hemos llevado una grata sorpresa con su procesador. Aunque encontramos que sigue un poquito por debajo del X1 Ultimate de Sony, lo cierto es que trabaja mucho mejor de lo que pueda parecer…con un pero, que veremos más adelante.
El escalado es excepcionalmente bueno, a la par de LG y de Sony, estando los 3 modelos empatados…siempre y cuando estemos reproduciendo contenido 1080p. Con ese formato, el Quantum Processor aplica una máscara de enfoque perfecta, sacando detalle y nitidez pero sin parecer artificial. A su vez, la imagen es limpia y sin exceso de ruido y macrobloques pero sin quitar detalle fino de la imagen. ¿Entonces, cual es el problema? que por debajo de 1080p el procesador trabaja de una forma mucho peor: aparece ruido, macrobloques y la nitidez se resiente enormemente, quedando en este aspecto (cuando hablamos de resoluciones inferiores a 1080p) claramente por debajo de la competencia.
Otra gran ausencia es la del filtro Smooth Gradation (Gradación suave), una funcionalidad que ya tiene tanto Sony como LG como recientemente Philips en sus gamas de 2020. Se trata de un filtro de De-contorno. Esta interesante tecnología analiza los píxeles adyacentes en colores uniformes, si detecta que no son exactamente iguales, aplica una máscara de gradiente progresivo, viendo así un color en un lado que va poco a poco y de forma suave y progresiva, convirtiéndose en la otra tonalidad. Es espectacular ver como mejor la calidad del contenido comprimido y elimina el banding, algo que además le vendría de perlas a la Q95T también para eliminar el exceso de banding en algunas escenas HDR.
En cuanto al interpolador, Motion Plus en este caso que es como lo llama Samsung, nos quedamos con un notable. De nuevo, no llega a la perfección del sistema MotionFlow de Sony, pero lo cierto es que funciona realmente bien, al nivel de las LG de gama alta. Podemos encontrar ciertos problemas en escenas complicadas donde la imagen se «parte» o aparecen artefactos, pero no es lo normal -siempre y cuando tengamos el interpolador activado a niveles bajos-. El interpolador ayuda al movimiento sin destruir ese movimiento típico de cine.
La Q95T también cuenta con un modo de BFI (Black Frame Insertion) para mejorar aún más el movimiento. Se trata de un sistema de intercalado de un frame negro entre cada frame original, ganando suavidad pero perdiendo brillo. El problema es que funciona internamente a 60 Hz, produciendo una pérdida de brillo demasiado alta (un 5o%) y un molesto efecto de parpadeo. No obstante, no encontramos que sea un problema ya que el televisor tiene por defecto activado una especie de Scanning Backlight (un sistema de inserción de cuadros negros por zonas, no entero) por lo que no tendremos ningún problema con el BFI desactivado. Por otra parte, Samsung es la única marca que permite introducir un interpolador menos intenso para juegos, algo que ayudará mucho a la suavidad en juegos de 30 fps y no incrementará demasiado el input lag. Y justo con eso vamos a terminar este extenso análisis.
Gaming: una de cal y una de arena
Para acabar, aunque no somos muy de juegos, queríamos dedicarle un apartado al Gaming. Este año, en este campo nos encontramos con una pequeña mejora: el input lag de este televisor fue de 10 ms tanto en 4K como en 1080p, lo cual está fenomenalmente bien y supone un avance respecto a los modelos del año pasado y es el televisor con menor input lag del mercado…con un truco. En los modelos OLED o en otros modelos de LCD, al activar el modo juego no hay ninguna degradación de imagen al activar el modo Juego (incluso podemos activar el Gradación Suave sin apenas subir el input lag). Con este modelo se observa claramente una degradación del nivel del local dimming y con él, del contraste y nivel de negros del televisor. Todo para ganar en la carrera del input lag.
Por otra parte, como os decíamos anteriormente, podemos activar el Motion Plus en el modo juego, llegamos a unos fantásticos 23 ms y con una suavidad emulada de 60 fps en todos los juegos, un total acierto por parte de Samsung.
Para acabar este apartado, recordad que la Q95T es plenamente compatible con Freesync Premium y HDMI VRR y gracias a su puerto HDMI 2.1 completo podremos disfrutar de ellos a 4K@120 Hz de refresco y croma completo 4:4:4 con HDR activado.
Conclusiones
Nos encontramos ante un panel LCD VA tope de gama QLED de Samsung 2020 en su línea 4K que nos deja un sabor agridulce. Si bien es una TV de gama alta con todas las letras y su calidad de imagen es muy buena, no entendemos el por qué Samsung ha decidido reducir un 4 veces el número de zonas de retroiluminación, algo que provoca que la calidad de imagen final se resienta notablemente, especialmente en HDR. La parte positiva es que este año el televisor presenta un mejor control sobre el Full Array y esas 120 zonas, ligeras mejoras en el Smart TV, unos 250 nits más en HDR, una reducción del input lag de hasta llegar a unos asombrosos 10 ms, modo FILMMAKER, etc.
En términos de calidad de imagen, gracias a la mejora del sistema FALD hace que sea complicado encontrar escenas con blooming o floración, aunque si que las sigue habiendo, especialmente en escenas donde las zonas se quedan cortas. De nuevo, las comparaciones son odiosas y esas mismas escenas no presentan ese blooming en el modelo Q90R. Por otra parte, el nivel de negro puede fluctuar en escenas complicadas como por ejemplo cielos estrellados o escenas en el espacio, donde el algoritmo se hace un pequeño lío.
En cuando a su electrónica, aunque no llegue al nivel de Sony, lo cierto es que nos deja muy buen sabor de boca en cuanto a escalado y nitidez en fuentes 4K y 1080p, pero no por debajo de ésta, resintiéndose notablemente la calidad de imagen y más teniendo en cuenta que no cuenta con ningún filtro de Gradación Suave. En cuanto a HDR, las escenas diurnas son completamente espectaculares con sus 1700 nits, pero de nuevo en escenas en penumbra podemos tener algún problema con la fluctuación del nivel de negro; además de echar en falta el soporte de Dolby Vision. En el campo de color, viene realmente bien aunque mejorable (pero siempre podemos calibrar el televisor con Calman AutoCAL, ya que es plenamente compatible), también destacable es la posterización que se observa en objetos brillantes de algunas escenas.
Para acabar, el mando a distancia y Tizen 5.5 hacen una muy buena mezcla; todo se mueve perfectament y con buen rendimiento. Cuenta, además, con soporte para Google Assistant, soporte eARC, etc. La guinda al pastel es la incorporación de un puerto HDMI 2.1 completo y la llegada de HDMI VRR y Freesync Premium plenamente compatibles a 4K, 120 Hz, croma 4:4:4 y HDR, gracias al ancho de banda del puerto.
En definitiva, nos encontramos con una TV que recomendamos para aquellos usuarios que no quieran un TV OLED (por el motivo que fuere) pero quieran optar por lo más parecido posible -en 4K, ya que en 8K tenemos otras opciones-. De nuevo, no podemos más que lamentarnos por el retroceso sufrido en el número de zonas, ya que sin ellas estaríamos hablando de un más que digno competidor de las OLED.