Tras unas semanas con la Sony Bravia 8 ya podemos traeros nuestro análisis; un modelo con panel OLED que ofrece algunas mejoras en imagen, aunque en contrapartida tiene algunos puntos algo inferiores al año anterior, como iremos viendo en esta review. Aunque eso si, el pack de experiencia que ofrece Sony sigue siendo de lo mejor del mercado: ningún aspecto baja del notable, ya que tenemos un sistema operativo de primer nivel, un chip de imagen de primera división, un panel con mucho brillo, un sonido integrado de lo mejor que hay, buen mando a distancia retroiluminado y un largo etcétera.
Esta Sony Bravia 8 (o XR80 como veréis en algunos sitios) se presenta en 3 diagonales disponibles: 55 (este es el modelo que nos ha cedido Sony España para el análisis), 65 y 77 a unos precios oficiales de 1899, 2299, 3799 y euros respectivamente, lo que supone unos precios de salida mucho más económicos que en el modelo del año pasado (luego veremos que esto tiene una explicación).
Sony Bravia 8: Especificaciones técnicas
Sony Bravia 8 | Características |
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Panel | OLED EX (panel de 2024) |
Diagonal | 55 pulgadas |
Resolución | 4K UHD (3.840 x 2.160 puntos) |
Alto rango dinámico | HDR10, HLG y Dolby Vision |
Montaje | Fijo o en pared (VESA 300 x 300) |
Medidas | 122,3 x 70,6 x 3,7 cm (sin el pie) 122,3 x 73,2 x 24,8 cm (sin el pie) |
Peso | 17,1/18 Kg (sin/con pie) |
Conectividad (Vídeo) | 2x HDMI 2.0 y 2 x 2.1 (Completos, HDCP 2.3) 2x USB 1x Ethernet 1x CI+ |
Conectividad (Audio) | 1 x Salida Óptica 1 x HDMI eARC |
Sonido | 3 woofers de 10W + 2 SW (Acoustic Surface+) |
Compatibilidad/Estándares | ARC/eARC Sintonizador DVB-T2 + 2 x DVB-S2 WiFi 6 Bluetooth 5.3 Chromecast Integrado Apple AirPlay 2 & HomeKit |
Capacidad de reproducción | MPEG4 HEVC VP9 Perfil 2 |
Sistema Operativo | Google TV |
Control | Mando a distancia (con retroiluminación) App |
Diseño elegante y versátil: varias posiciones para las patas y varias alturas
Sobre el diseño, seguimos con un modelo clásico en Sony basado en unas patas de aluminio que destilan calidad por los cuatro costados y que este año han conseguido maximizar su versatilidad, pues pueden instalarse en dos sitios -en el extremo o, como en nuestro caso, centradas- y además en dos posiciones: alto y bajo, para poder colocar una barra de sonido debajo de la misma, nosotros hemos optado por la posición más baja y estrecha que le da un look minimalista precioso.
El sistema de patas proporciona la estabilidad suficiente y hace que además el televisor quede totalmente recto si lo miramos de lado, algo que otros años no era así. Además, ahora el panel es más fino que nunca, ya que podemos decirle adiós al tener una especie de barriga que hacía que fuera más gorda por la parte inferior. Este año es casi igual de delgada desde abajo hasta arriba:
Por la parte trasera Sony cuida mucho todos los detalles, por lo que además de una estética muy cuidada, también encontramos el típico sistema de tapas en las que podemos cubrir toda la conectividad y cables para dejar un diseño completamente limpio. Y si, ello incluye las propias patas, que tienen un embellecedor para que no se vean los tornillos:
Conectividad mejorada y un sonido integrado de auténtico cine
Sobre el sonido, cabe destacar que Sony es uno de los fabricantes con mejor calidad de sonido integrado del mercado, para ello recurren a la tecnología conocida como Acoustic Surface+, que se basan en una serie de pequeños motores que están distribuidos en el propio panel del televisor. Éstos vibran, haciendo que de facto todo el panel se convierta en un altavoz gigante. Y además mejora mucho la localización ya que contamos con 5 motores para tener bien posicionado cada canal.
Además, podemos complementarlo con varias opciones para mejorar el sonido, como el ecualizador integrado o el modo de ecualización automático usando el micrófono del propio mando, que analizará la acústica de nuestra sala para cambiar la respuesta en frecuencia y poder tener una calidad de sonido mejorada.
Por cierto, Sony continúa ofreciendo soporte completo para eARC (con el que podremos enviar audios HD desde reproductores externos usando el televisor como «puente» haciendo passtrough a una barra o amplificador que soporte audios HD). De momento, el fabricante nipón es el único del mercado que sigue apostando por dar soporte al codec DTS, incluido en el catálogo de su plataforma Bravia Core.
En cuanto a la conectividad, lo cierto es que seguimos anclado en los mismos puertos que estrenó la A90J del 2021, es decir que el televisor incluye dos puertos HDMI 2.1 completos (que como veremos incluye soporte para VRR y 120 Hz) y otros dos HDMI 2.0. Por supuesto, los puertos HDMI son plenamente compatibles con otros estándares como ALLM (cambio a Modo Juego de forma automática, lo que Sony llama «Modo de Imagen Automático«) o eARC y además una latencia extremadamente baja.
Google TV sigue mejorando año tras año y lo hace con un mando retroiluminado
Google sigue teniendo el mejor sistema operativo del mercado -al menos en mi opinión- (aunque se empeña en empañarlo cada vez más con publicidad y anuncios), un sistema casi perfecto donde todo cae en su sitio como debería: es rápido, es flexible, es personalizable y es tremendamente intuitivo. Y, quizá su punto más fuerte: es Android, por lo que podremos instalar absolutamente cualquier app que exista en el mercado.
En cuanto a hardware interno, como podéis ver más abajo en la foto adjunta, el fabricante continúa apostando por un SOC (System On Chip, es decir, el procesador y gráfica del televisor) principal Mediatek MT5897, es decir, el famoso Pentonic 1000. Como veis en pantalla, cuenta con un procesador de cuatro núcleos ARM Cortex A73 a 2000 Mhz y 6 GB de memoria RAM y de 16 GB de memoria interna, así como una GPU Mali-G57:
Como os decíamos, con estas especificaciones el sistema operativo es extremadamente rápido, sin cuelgues ni relentizaciones. Eso si, Google TV pese a estar basado en Android TV (versión 12, por cierto), está enfocado totalmente a las recomendaciones de contenido bajo demanda de las apps que le nutren contenido, como Netflix, Amazon Prime, etc..
Los menús han sido renovados ligeramente, con una especie de menú lateral flotante previo a entrar en cada categoría, aunque personalmente me parece que añadir una capa más lo hace innecesariamente más lento y algo más lioso, aunque continúa siendo bastante intuitivo.
Por otra parte, Sony continúa con su extraordinario mando a distancia. Si ya el año pasado hubo una renovación bastante grande, este año se mantiene igual con los botones cruchyroll y Bravia Core, como el año anterior y un curioso moteado azul para el mando. Y lo mejor, es que por fin está retroiluminado para una gama 8 de Sony:
El micrófono sigue estando integrado en el propio mando, aunque el televisor tiene un selector donde podemos activarlo también en la propia TV. Además de hacer la función de asistente de voz para Google Assistant, también actuará como micrófono para ecualizar el sonido integrado y la verdad es que el resultado mejora bastante el sonido que viene por defecto configurado en la Bravia 8, adaptando las frecuencias de la acústica a las particularidades de nuestra sala.
Y para acabar con el mando a distancia, también incorpora la nueva funcionalidad estrenada el año pasado: si somos de los que perdemos el mando a distancia en el sofá o lo dejamos en alguna habitación, podemos pedirle a Google Assistant (usando el micrófono incorporado en el propio televisor) que lo busque: el mando comenzará a emitir una sonido para localizarlo, ya que lleva un pequeño altavoz incorporado.
Calidad de imagen SDR: cumple con nota
Empezamos a meter las manos en la parte más importante de un televisor: su calidad de imagen. Y empezamos como siempre con contenido SDR -todo aquello que no sea ni HDR ni Dolby Vision-. Aquí tradicionalmente los televisores han ido sobrados ya que la norma establece 120 nits, algo que casi cualquier televisor consigue sobradamente y la Bravia 8 no es la excepción.
Aunque Sony tiene fama de venir muy bien de fábrica, lo cierto es que esta unidad viene pasada de azul en el balance de blancos. Esto es debido a que Sony continúa usando las coordenadas incorrectas (Judd-Voss) dando lugar a una temperatura de color más fría de 7000ºK en lugar de utilizar las del blanco del cine (6500ºK). Esto es algo que se ve sin problemas en la gráfica de calibración, aunque en nuestra unidad lo que realmente le faltaba era rojo al mix de azul y verde:
Por suerte se puede solucionar si realizáis una calibración profesional con sonda, quedando todo el balance perfectamente en su sitio, así como las saturaciones de color. Una cosa curiosa de este modelo es que solo cuenta 10 puntos de corrección del balance y no podemos ajustar el color al no contar con un CMS; algo que como veremos en la sección del chip, es particular de este modelo ya que Sony ha recortado varias funcionalidades de imagen del procesador XR de esta Bravia 8.
Curiosamente, la Bravia 8 -al menos nuestra unidad- viene con un problema de aplastamiento de negros bastante evidente, tanto en SDR como en HDR (en esta última la curva EOTF está claramente por debajo de la referencia), en un intento de enmascarar problemas como macrobloques que se iluminan (overshoot), algo que en este modelo hemos detectado en diferente tipo de contenido debido a que su procesamiento de imagen, aunque bueno, es inferior al de la Bravia 9 y los XR del año anterior.
Calidad de imagen HDR: ¡por fin vemos un aumento de nits en la gama 8 de Sony!
Pasamos ya al mundo HDR, donde nuestra Bravia 8 sorprende con un aumento de nits bastante grande, pasando de los 597 nits de la A80L a unos 775 nits en esta Bravia 8, aunque seguimos anclados en 140 nits a pantalla completa, es decir, con un ABL bastante restrictivo. Este aumento de brillo máximo le permite a la Bravia 8 desempeñar una mejor implementación en contenido HDR10 y Dolby Vision…en teoría.
Antes de entrar en materia, cabe mencionar que una de los problemas de este televisor es que cuenta con un ABL (Limitador de Brillo Automático) es bastante más agresivo que en los modelos de la competencia. Ello se traduce en una imagen menos impactante, ya que muestra áreas grandes de blanco con con menos brillo del que debería.
Aún así, gracias al combinar un panel OLED de última generación junto a los 770 nits hace que el contenido HDR tenga un gran impacto, especialmente gracias al buen mapeo de tonos que hace Sony. Sin embargo, hemos encontrado dos problemas que echan por tierra la experiencia de una gama alta como esta: el aplastamiento de negro que también ocurre en contenido SDR y un problema evidente con la curva EOTF.
Sobre el primer problema, se nota en cualquier escena con detalle en sombra como cuevas, escenas en penumbra, etc. Nosotros hemos elegido este trozo del film Expediente Warren: Obligado por el demonio, donde podemos ver que el nivel de negro se come el detalle que debería mostrar el televisor.
Como nos gusta verificar y medir todo lo que nuestros ojos perciben, la sonda confirma lo que veíamos y es que la curva EOTF del HDR es absoluta, eso quiere decir que la TV debería seguir la curva amarilla de forma clavada, si queda por debajo de ésta quiere decir que la imagen es demasiado oscura (lo que le ocurre a nuestra Bravia 8 y lo hace justo en la zona del detalle en sombra); si queda por encima es que la imagen es demasiado brillante:
Por otra parte, como es costumbre en Sony, su sistema de de mapeo tonal funciona perfectamente bien en la opción Gradación preferida. El mapeo tonal lo que hace es comprimir todo aquel detalle brillante que exceda de los 770 nits que tiene este modelo para que no aparezca quemado y podamos ver detalle. Sony sigue una filosofía mixta reteniendo todo el detalle posible hasta más o menos unos 2000 nits y a partir de ahí apuesta por el clipping (descartar o quemar detalles en las altas luces) para evitar bajar el brillo general de la escena. El resultado es prácticamente perfecto, el punto exacto de equilibrio.
Al margen de esos problemas (que tienen que ver con el capado del chip XR de este modelo este año), la imagen HDR tiene un impacto realmente bueno, acentuado además por el aumento de brillo hasta los 770 nits, que sumado al panel OLED consiguen una imagen realmente impactante.
Cabe recordar que este modelo no cuenta con tecnología QD-OLED (de Sony solo la A95L, del año pasado, cuenta con paneles de segunda generación con este tipo de matriz). Eso quiere decir que este panel solo puede emitir una luz con color hasta los 350-400 nits, siendo a partir de ahí hasta su tope (775) solo blanco puro, lavando los colores en las altas luces respecto a otras solucione y aunque en la práctica pocas películas usen el color extendido BT2020, cada vez se animan más.
Por otro lado, la Bravia 8 también es compatible con Dolby Vision y HLG. En el caso del primer formato, Sony hace tiempo que ya usa la implementación completa basada en el chip -hardware- de la propia TV, conocido como perfil TV-LED, dando lugar a una imagen más precisa, aunque sigue siendo más oscura que HDR10, ya que este formato es tremendamente difícil de implementar correctamente, así que encontramos superior al formato HDR10 con el mapeo tonal que ofrece el televisor. El formato HLG funciona sin problemas con diferentes emisiones deportivas que hemos probado.
Un procesador XR…algo recortado. Aún así, sigue con un procesamiento de imagen de primera
Si, ha habido tijeretazo en este modelo. Y es que ya nos olíamos algo al ver como solo disponíamos de 10 puntos de calibración de balance de blancos o como no hay CMS…ni tampoco tenemos el famoso filtro de Gradación suave, por lo que efectivamente, el XR de la Bravia 8 es inferior al del año pasado. Al menos en procesamiento de imagen puro y duro: en términos de movimiento y escalado (nitidez) no ha habido cambios respecto al año anterior.
Sin embargo, como os comentábamos, si que este año el televisor no tiene los co-procesadores de imagen de Sony, por lo que podemos ver más overshoot en algunas escenas comprimidas, acentuado todo por no llevar el famoso filtro de Gradación suave, lo que parece que han intentado camuflar aplastando el detalle en sombra. No obstante, tras la calibración éste queda en su sitio y ahí viene la sorpresa con este tipo de defectos visibles.
Por otro lado, el escalado del televisor sigue siendo es excepcionalmente bueno, con una nitidez especialmente increíble y un marcado efecto de profundidad 3D. A veces sorprende ver una imagen tan limpia y nítida en fuentes de tan mala calidad, como en los ejemplos que solemos usar para pasar los test de los televisores:
Tampoco podemos olvidarnos del MotionFlow, el sistema de movimiento de Sony. Aquí de nuevo Sony saca un sobresaliente, aunque como punto negativo podríamos ponerle que los saltos de fluidez son demasiado grandes: tenemos desactivado, 1, 2 y Máx. Nos gustaría tener unos controles algo más amplios, pero por lo demás, un motor de movimiento prácticamente perfecto.
Gaming: el televisor de Sony con chip XR más rápido del mercado
Para el apartado gaming si que tenemos una sorpresa agradable, bueno en realidad dos: esta gama 8 por fin es totalmente compatible con Dolby Vision Juego (aunque preferimos usar el modo HDR10 también para gaming por los mismos motivos que explicamos en el apartado de cine) y lo es a 4K y 120 Hz, además de incluir soporte para VRR y compatibilidad Freesync y G-Sync a través todo de sus 2 puertos HDMI 2.1 completos.
La otra gran novedad es el input lag extremadamente bajo que tiene. Seguramente sea fruto de prescindir de los co-procesadores de imagen en el path lo que provoca que hayan podido bajar la respuesta e inmediatez del input lag hasta unos increíbles 12.8 ms a 60 Hz y unos 5 ms en señales 120 Hz, siendo con diferencia el televisor Bravia con chip XR más rápido de la historia para videojuegos. También repite este año con una gamebar que nos sigue pareciendo de lo mejorcito, minimalista pero con todo al alcance de la vista.
Eso si, sigue pecando de los mismos puntos débiles que el año anterior: solo tiene dos puertos HDMI 2.1 en lugar de los 4 que debería llevar ya hoy en día un televisor de gama alta y, al no contar con un disipador térmico, el ASBL es más agresivo de lo normal. Este mecanismo de protección, al detectar un logo, va bajando gradualmente la luz OLED hasta niveles mínimos sin que el usuario pueda hacer nada para evitarlo. Y justamente de logos estáticos están lleno los videojuegos.
Conclusiones
Como conclusiones, podríamos resumirlo en que Sony este año nos ha dado un televisor con una calidad de imagen totalmente brutal, como nos tiene acostumbrados, pero a la vez nos ofrece una de cal y otra de arena ya que inexplicablemente ha recortado funciones en su chip XR, tales como el filtro de gradación suave, una peor calibración de fábrica, aplastamiento de negro y una curva EOTF demasiado oscura. Sin embargo, tenemos un panel casi 200 nits más brillante que la A80L del año pasado.
Que nadie malinterprete el párrafo anterior; el televisor ofrece más brillo pero a la vez pierde esa serie de features tan queridas por la comunidad, en un intento -imagino- de ser más competitivos en precio y tener un menor input lag en videojuegos, así que imagino que es cuestión de poner en una balanza y cuestión de gustos. Aún con todo, el chip XR sigue siendo superior al resto, especialmente en nitidez, escalado y movimiento.
Puntos positivos sigue teniendo muchos: fruto de ese recorte del XR, estamos ante la Bravia OLED más económica lanzada nunca, el sistema operativo Google TV va como un tiro gracias al chip Pentonic incluido en la TV, el mando a distancia ahora es retroiluminado, se ha mejorado la gamebar y es compatible con Dolby Vision Juego a 120 Hz y además es el televisor con chip XR más rápido de la historia con unos impresionantes 5 ms de input lag a 120 Hz.
En definitiva, nos encontramos con una TV de gama alta muy buena. Supone un paso más respecto a la A80L del año anterior en brillo (200 nits más), input lag (la mitad) y un precio mucho más competitivo. A la vez, supone un paso atrás en ausencia de filtros como gradación suave, solo 10 puntos de balance de blancos y ausencia de CMS en los ajustes de calibración y una curva EOTF más oscura de lo debido. Aún así, un televisor altamente recomendable si te gusta el cine y quieres la mejor experiencia en videojuegos.