«Furiosa: A Mad Max Saga» decepcionó en su debut en el cine, recaudando solo 25.6 millones de dólares en Estados Unidos entre el viernes y el domingo, y se estima que alcanzó 31 millones durante el fin de semana largo del Memorial Day. Lejos de dominar la taquilla como se esperaba, está en una reñida competencia por el primer lugar con ‘Garfield: la película’ de Sony, que recaudó 24.8 millones en el mismo periodo. Ninguna de las dos películas logró salvar el fin de semana festivo, que ha sido el peor en casi tres décadas.
La situación no es mejor en el ámbito internacional. La quinta entrega de la serie post-apocalíptica de George Miller, protagonizada por Anya Taylor-Joy y Chris Hemsworth, ha recaudado solo 33.3 millones en 75 territorios de los cuales 785.000 euros han sido en España según GQ, llevando su total mundial a $58.9 millones. Un comienzo complicado, especialmente considerando que la película costó 168 millones de dólares en producción, sin incluir una costosa gira de prensa global que incluyó una parada en el Festival de Cannes.
Estos números, y el de otras superproducciones que se han estrenado recientemente, nos llevan a preguntarnos, ¿qué está pasando con el cine?
¿Por qué fallan las superproducciones?
Parte del problema puede estar en que las precuelas rara vez tienen el mismo éxito que las secuelas directas, especialmente cuando no cuentan con las estrellas originales. Un ejemplo claro es «Han Solo: Una historia de Star Wars». Incluso «Los juegos del hambre: Balada de pájaros cantores y serpientes», que logró ser un éxito con 337 millones de dólares contra un presupuesto de 100 millones, no se acercó al éxito de la saga original sin Jennifer Lawrence como protagonista.
En el caso de «Furiosa», Warner Bros. no parece haber considerado esto al no reducir los costes. Según Shawn Robbin, fundador de Box Office Theory, «‘Furiosa’ es incluso más dirigida a los fanáticos de lo que las proyecciones indicaban». Esto reafirma que las precuelas con personajes recasteados son difíciles de vender a las audiencias casuales».
La situación del cine actual
Aunque «Mad Max: Furia en la carretera» de 2015, protagonizada por Tom Hardy y Charlize Theron, es conocida como una de las mejores películas de acción, no fue exactamente un éxito de taquilla. Esa película debutó con 45 millones de dólares y se convirtió en un éxito modesto con 380 millones, pero no estuvo entre las 20 películas más taquilleras de 2015.
«Mad Max», una franquicia de 45 años, es querida por los cinéfilos, pero no ha resonado completamente con el público masivo.
Según Paul Dergarabedian, analista senior de Comscore, «con elementos de acción que podrían atraer a los espectadores más jóvenes, será interesante ver si ‘Furiosa’ puede atraer a una audiencia más amplia después de que el polvo se asiente un poco».
Un verano sin Marvel
Este año es el primero en muchos sin una película de Marvel para dar inicio al verano, y ninguno de los posibles éxitos de mayo, incluyendo la comedia de acción ‘El especialista’ con Ryan Gosling y Emily Blunt, ‘Amigos imaginarios‘ del director John Krasinski y ‘El reino del planeta de los simios’, pudo compensar la ausencia de «Los Vengadores«.
Las audiencias han mostrado indiferencia hacia la mayoría de estas nuevas películas, aunque muchas han recibido buenas críticas. Así que parece que ninguna de las superproducciones actuales son capaces de levantar la taquilla. Solo eventos prácticamente sociales como el Barbenheimer han sido capaces de llevar a la gente al cine.
Sin embargo, no está todo perdido. Aún hay muchas películas en el calendario hasta agosto que podrían atraer a las masas, incluyendo secuelas de franquicias como ‘Deadpool y Lobezno‘, ‘Gru 4, mi villano favorito‘ y ‘Del Revés 2‘, así como spin-offs y nuevas historias como ‘Twisters‘, ‘Un lugar tranquilo: día uno‘ y ‘Horizon: An America Saga – Capítulo 1‘ de Kevin Costner.
La industria del cine debe adaptarse a los cambios en las preferencias del público y ofrecer contenido que realmente resuene. Si logra hacerlo, es posible que veamos un resurgimiento en la asistencia al cine y, con ello, una recuperación en la taquilla. ¿O puede que las películas no sean el problema? ¿Es posible que las plataformas de streaming están «acabando con el cine»? ¿O quizás el alto precio de las entradas tenga parte de culpa? Esto último lo veremos la próxima semana, cuando se celebre la fiesta del cine.
Sea cual sea el motivo, el futuro de las superproducciones de Hollywood y del cine en general sigue siendo incierto. Pero, como se suele decir, la esperanza es lo último que se pierde. Esperemos que las productoras sigan apostando por el cine.