Vale, lo ha dicho Ted Sarandos, uno de los peces gordos de Netflix: los cines están muertos. Así, sin paños calientes. Y lo peor es que lo dice como quien comenta el tiempo, convencido de que ya no hay vuelta atrás para la experiencia de ir al cine. Pero claro, quienes todavía vamos semana tras semana, quienes seguimos sacando tiempo para el combo palomitas-pantalla gigante, no podemos evitar pensar: ¿Perdona, muerto quién?
Porque sí, las cifras no mienten: la taquilla está de capa caída, las salas no llenan como antes, y la pandemia aceleró un cambio que ya venía cocinándose a fuego lento. Pero ojo, eso no significa que el cine esté acabado, al menos no para todos. Algunos seguimos creyendo en el ritual de apagar el móvil, sentarse en una butaca cómoda (o no tanto) y dejarse envolver por una historia en pantalla grande. No es solo ver una peli, es vivirla con todo el cuerpo, con gente que reacciona a lo mismo que tú, con sonido atronador y esa atmósfera que ningún salón puede replicar al 100%.
Pero claro, no todos piensan igual. Y menos aún en el mundo del streaming, donde lo importante es que te quedes en casa, pegado a la plataforma. Y ahí es donde entra Ted Sarandos con su sentencia. El tipo no está especulando ni tirando indirectas: está diciendo, de frente, que el cine ya no es lo que era… y que no volverá a serlo.
Una sentencia con números: lo que dijo Sarandos y por qué cree que el cine ya fue
Durante una entrevista en el Paley Center, Sarandos se despachó con un análisis bastante directo. Según él, casi todos los eventos en vivo han regresado con fuerza después del covid: Broadway, conciertos, partidos… Pero el cine no. La taquilla está entre un 40% y 50% por debajo de lo que era antes del covid, y este año ya va un 8% más abajo, dijo. Y remató con una pregunta retórica que casi suena a provocación: ¿Qué está tratando de decirte el consumidor?
Y bueno, si miramos fríamente, tiene un punto. La gente volvió a muchas cosas, pero las salas de cine no terminan de llenarse como antes. La comodidad del streaming ha calado hondo, y para muchos, ver una película en casa ya es suficiente. Y claro, Netflix ha sido clave en ese cambio, ofreciendo pelis de gran presupuesto que no pisan ni un solo cine. No es solo una opción, es su estrategia principal.
Ahora bien, hay matices. Sarandos habló del estreno de la nueva versión de Las crónicas de Narnia, que sí llegará a algunas salas IMAX, pero solo por dos semanas. Y según él, no es un cambio de rumbo, es una jugada táctica. ¿Por qué? Porque ayuda a generar expectación, cumplir con requisitos de festivales y, de paso, posicionarse para los premios. Narnia es un evento especial, no es la nueva normalidad, dejó claro. Y añadió algo que, aunque tenga lógica, a algunos nos pica: Dudo que alguien tenga una pantalla como una IMAX en casa. Pues no, Ted, pero eso no quita que nos guste pagar por esa experiencia de vez en cuando, ¿no?
Otros estudios como Disney o Warner también coquetearon con el streaming durante la pandemia, pero han ido volviendo al cine, aunque con ventanas de estreno más cortas. Y para 2025 hay puestas muchas esperanzas en estrenos potentes como Avatar: Fuego y ceniza, prevista para diciembre, o Misión imposible: Sentencia final, que llega a salas en mayo. Dos peliculones llamados a reactivar las taquillas… aunque, de momento, el arranque del año ha sido más bien flojo.
Según el informe de la Digital Entertainment Group, el año pasado la venta de entradas cayó un 15,8%, y este primer trimestre no parece que haya cambiado la dinámica. La gran duda es si estos estrenos conseguirán reavivar la chispa en las salas, o si será otro empujón hacia el streaming.
Mientras tanto, el entretenimiento en casa está en plena explosión. Hoy el mercado doméstico es siete veces más grande que el de las salas. Con teles 4K, sonido envolvente, sofás más cómodos que nunca y plataformas que no paran de soltar contenido nuevo, la competencia para las salas ya no es otra película: es el salón de tu casa.
Así que sí, puede que Ted Sarandos tenga razón desde su perspectiva de datos, cifras y estrategia empresarial. Pero desde este lado de la pantalla, desde los que seguimos yendo al cine, hay algo que todavía se resiste a morir: la magia de vivir una peli como se debe, en una sala, con otros desconocidos y sin pausa para ir al baño. ¿Que el cine cambia? Sí. ¿Que está muerto? Depende de a quién le preguntes.
Y si tú también vas al cine cada semana como quien va a misa, ya sabes: que no nos lo quiten sin pelear un poquito.
Via: Semafor