Lo primero que vemos al darle al play en el primer episodio de la última apuesta televisiva de la franquicia de Star Wars —y en todos los episodios que vienen después— es el logotipo de la saga, y después el de el renombrado estudio al que pertenece, Lucasfilm. No es hasta que ya hemos visto una escena completa de la serie que vemos en pantalla su nombre propio: ‘The Acolyte’. ¿Será esto un presagio del destino que le espera a la serie?¿Caerá en la trampa en la que han caído sus predecesoras, la de ser una pequeña parte de un todo en lugar de un proyecto que se mantenga en pie por sí mismo?
Los cuatro primeros episodios de ‘The Acolyte’ parecen indicar lo contrario. Para quien no esté enterado del lugar de este nuevo proyecto en el inmenso universo multimedia de Star Wars, ‘The Acolyte’ sucede hacia el final del período de la Alta República. Es decir, se trata de una precuela de las precuelas, y transcurre años antes de los sucesos de la saga Skywalker, antes de Luke, de Leia, de Darth Vader y de todos los demás personajes icónicos con los que ya estamos familiarizados.
¡Ojo! A partir de aquí haremos spoilers de todo lo ocurrido en ‘The Acolyte’
La serie no da tregua y empieza con una escena impactante: nos encontramos con un personaje desconocido, una chica con la mitad de la cara tapada, que entra en una cantina y asesina a una maestra Jedi. Lo más interesante de todo, sin embargo, es la forma en la que pelea. Y es que la misteriosa chica no es una Jedi como su oponente; ella pelea tan solo con unos pequeños cuchillos como armas, pero también es capaz de utilizar la Fuerza. Su razón para querer matar a la Jedi se mantiene como una incógnita por el momento.
Esta primera escena es una carta de presentación potente para ‘The Acolyte’. Narrativamente, nos enseña a un personaje nuevo que nos pica la curiosidad y nos deja con incontables preguntas que articulan el misterio de esta primera temporada (principalmente, quién es esta chica y por qué querría matar a una Jedi).
Pero yendo un paso más allá de la historia en sí, la escena ofrece un argumento en contra de todos los que dicen que las series de grandes franquicias de Disney nunca están bien hechas. La pelea está bien filmada, con planos abiertos que permiten ver la acción en vez de tener que intuirla, y las actrices se mueven de forma fluida y coreografiada sin llegar a ser ridícula o inverosímil.
Acto seguido vemos a la misma chica trabajando como meknek (reparadora de naves espaciales) en algún lugar remoto de la galaxia. Un grupo de Jedis llega con el objetivo de arrestarla y llevarla a Coruscant (planeta sede de los caballeros de la Fuerza), y descubrimos que su nombre es Osha (interpretada por Amandla Stenberg), y que ella misma tiene un pasado con los Jedi— fue una pequeña padawan antes de abandonar la orden años atrás.
Pronto empezamos a entender lo que está pasando: Osha no es la culpable de la muerte de la Jedi. Su hermana gemela, a la que todos creían muerta, es la autora del crimen, y tiene pensado matar a otros tantos. Osha se une a un grupo de Jedis con la misión de encontrar a su hermana, Mae, y frenarla. Entre ellos se encuentran su antiguo maestro, Sol (Lee Jung-jae), su padawan Jecki (Dafne Keen) y Yord (Charlie Barnett), un antiguo compañero de Osha.
Osha y su gemela, Mae, crecieron juntas en el planeta Brendok, y formaban parte de un aquelarre de brujas, donde su madre, la líder, les enseña sobre la Fuerza, a la que las brujas llaman el Hilo. El tercer episodio (dirigido por el cineasta Kogonada) entero transcurre en el pasado, donde vemos los orígenes de Osha y Mae, y esto nos permite ver algo poco común en el universo de Star Wars. Como sucede en nuestra propia sociedad con la religión, en la galaxia de esta franquicia naturalmente debe haber distintas facciones de la fe.
Más allá de los Jedi y los Sith, existen otras formas de entender la Fuerza, esa energía mística que se encuentra en todos los rincones del universo y une todas las cosas. ‘The Acolyte’ nos acerca a una de estas formas alternativas y pone en cuestión la hegemonía de los Jedi, que obligan a las brujas a vivir como refugiadas.
Cuando los Jedi descubren la existencia de las gemelas, preocupados de que estén siendo adoctrinadas por el aquelarre, intentan llevárselas. Mae se niega, pero Osha, que siempre ha soñado con la vida más allá de Brendok, pide hacer la prueba que determina si podría ser una Jedi y se marcha con ellos para ser una padawan y aprender las maneras de la Fuerza. Su hermana, incapaz de aceptarlo, incendia su casa, matando a todas las brujas en el proceso. Osha consigue escapar y abandona el planeta con los Jedis.
En el presente, resulta que Mae está yendo, uno por uno, a por los cuatro Jedis que se encontraban estacionados en Brendok en el momento del trágico incendio: Indara (a la que ya ha asesinado), Sol, Torbin (padawan de Sol), y Kelnacca (un Jedi wookie). Mae está claramente motivada por la venganza, pero, ¿cuál es el supuesto crimen de los Jedi?¿Qué sucedió realmente aquella noche en Brendok? Por si fuera poco, Mae actúa también bajo las órdenes de un Maestro desconocido (posiblemente un Sith, si nos basamos en su espada láser de color rojo).
Todas estas incógnitas quedan todavía en el aire, a falta de cuatro episodios más que concluirán la temporada. Por lo pronto, el camino por el que nos está llevando ‘The Acolyte’ es uno atractivo. El misterio es emocionante, y la serie se beneficia enormemente de su desconexión con las películas originales.
Hay cierta cantidad del llamado ‘fan service’ que se ha convertido en algo imposible de esquivar en la franquicia de Star Wars (cualquier wookie nos recuerda inevitablemente a Chewbacca, y cualquier droide a R2D2), pero ‘The Acolyte’ no se apoya excesivamente en ello. No hay, en principio, ningún personaje conocido que tenga nada que ver con la historia que vemos, lo cuál dirige la atención exclusivamente a estos nuevos personajes con los que estamos intentando conectar.
En esta tarea es también de gran ayuda la protagonista de la serie Amandla Stenberg, que se desdobla para interpretar a la vez a Osha y a Mae. Su actuación en cada uno de los dos papeles es sutil y matizada, haciendo a las gemelas claramente discernibles. Está apoyada por un potente elenco de secundarios; Dafne Keen (de origen madrileño), clava el humor seco que la serie necesita, y otros como Jung-jae o Manny Jacinto —que interpreta al contrabandista y amigo de Mae, Qimir— aportan solemnidad y comedia ligera, respectivamente.
Una de las críticas que se ha lanzado con frecuencia contra los últimos proyectos de Star Wars, es su “disneyficación”. Según fans y críticos asimismo, otras series como ‘The Mandalorian’ tienen un tono excesivamente infantilizado que impide tomarse con seriedad lo que ocurre. Lo cierto es que, si echamos la vista atrás y nos fijamos en la trilogía original de Star Wars, nos encontramos ante algo bastante parecido a películas para niños.
El tono de ciencia ficción tonta siempre ha sido parte del ADN de la franquicia, pero no siempre se traduce bien a un proyecto moderno. ‘The Acolyte’ encuentra un equilibrio entre lo “Disney” y los elementos más serios que también están presentes en las películas de George Lucas.
Aunque se agradece una historia independiente al margen de las peripecias de los Skywalker y los Solo, hay ciertos detalles de estilo que cualquier fan puede reconocer y que le dan a ‘The Acolyte’ una sensación de familiaridad. Como no podía ser de otra manera, las transiciones entre escenas ocurren a la Star Wars, con barridos de pantalla en todas las direcciones, fundidos en círculo y demás.
Las escenas tienen esa tendencia tan peculiar de Star Wars de acabar de forma repentina, con las conversaciones entre los personajes llegando a finales abruptos. Lo que en otra serie indicaría un trabajo pobre de guion, en este caso demuestra un dominio del material con el que se trabaja.
Aunque todavía queda la mitad de la temporada por ver, es indudable que ‘The Acolyte’ ha empezado con muy buen pie. Mantiene todos los mejores y más reconocibles rasgos de la franquicia sin sacrificar su propia originalidad. Si no tuviera el logotipo de la saga al principio y cambiara a unos aliens por otros, ‘The Acolyte’ no dejaría de ser una serie de televisión entretenida y bien construida. Veremos si es capaz de aterrizar correctamente durante las próximas cuatro semanas.