Soy amante de los milagros. De aquellos que encuentras en los momentos más inesperados y en los lugares más comunes. Como en el milagro de la luz, por ejemplo, que transforma partículas invisibles en imágenes en movimiento, un milagro cotidiano que nos rodea y que conocemos como televisión.
Los orígenes del televisor
Todo milagro tiene su origen y el de la televisión es una historia de genialidad y perseverancia. En la década de 1920, dos visionarios – el inventor ruso Vladimir Zworykin, que trabajaba para Westinghouse, y el joven americano Philo Farnsworth – estaban inmersos en una peculiar competencia para desarrollar un dispositivo que podría capturar y transmitir imágenes en movimiento.
Fue un desafío que exigía un equilibrio entre la ciencia, la tecnología y la imaginación. Finalmente, ambos lograron el milagro, pero fue la empresa de Zworykin, la RCA, la que popularizó la televisión. En aquellos días, el primer receptor de televisión comercializado por RCA costaba $600, una fortuna para la época.
Lo fascinante de este duelo es que Farnsworth, un genio de la física autodidacta que creció en una granja en Utah, concibió la idea de la televisión electrónica a la temprana edad de 14 años. Zworykin, por otro lado, contaba con el apoyo de una de las compañías más poderosas de la época, pero fue el joven granjero quien ganó la batalla de las patentes. Aquí, queridos lectores, comenzamos a entender que la televisión, como los sueños, puede nacer en los lugares más inesperados.
La era dorada de la televisión: Los años 50
La verdadera popularización de la televisión en los hogares no comenzó hasta los años 50. Aquel fue un período dorado de expansión, cuando las grandes compañías de electrónica, como Philips, Sony y RCA, comenzaron a producir televisores a gran escala.
Fue la era de la televisión en blanco y negro, con su encanto especial, su inocencia y la magia de lo nuevo. Era como ver el mundo a través de una ventana en miniatura, un mundo en el que podíamos sumergirnos sin salir de casa. Un mundo que llegaba hasta nosotros a través de la señal de televisión, viajando por el éter a la velocidad de la luz.
En 1950, sólo el 9% de los hogares estadounidenses tenían un televisor; en 1960, la cifra había aumentado a un asombroso 90%. Este fue también el período en que surgieron los primeros géneros televisivos. Las comedias de situación, los dramas de crímenes y las series de vaqueros se convirtieron en los favoritos de los hogares de todo el mundo.
El salto al televisor en color fue un desafío tecnológico considerable. En los años 50, la CBS desarrolló el primer sistema de televisión en color, pero este sistema era incompatible con los televisores en blanco y negro existentes. Fue la NBC, de nuevo, la que en 1954 introdujo un sistema de televisión en color compatible con los televisores en blanco y negro. Esta innovación transformó la experiencia visual de la televisión, dando a las imágenes una vitalidad y una riqueza de detalle que la televisión en blanco y negro simplemente no podía igualar.
La adopción de la televisión en color, sin embargo, no fue inmediata. Al principio, la mayoría de los programas se seguían emitiendo en blanco y negro, simplemente porque la producción en color era demasiado cara. No fue hasta los años 60 cuando la televisión en color empezó a ser la norma, dando paso a la era dorada de las sitcoms y las series de aventuras.
Consolidación y crecimiento: Los años 70 y 80
Las décadas de los 70 y 80 fueron tiempos de consolidación y crecimiento para la televisión. Los televisores se hicieron más grandes, más sofisticados. Se introdujo la televisión por cable, lo que significó un aumento en el número de canales disponibles y una mayor diversidad de programación.
Esta también fue la época en que la televisión comenzó a abordar temas más complejos y a mostrar una mayor diversidad en sus representaciones. Las comedias de situación y los dramas comenzaron a tratar cuestiones de raza, género y política de manera más directa, reflejando y a veces desafiando las actitudes y creencias culturales de la época.
Es curioso recordar que en esos años, antes de la llegada del mando a distancia, cambiar de canal era una actividad que requería levantarse del sofá y girar un dial en el televisor. Y por supuesto, en aquellos días sólo había unos pocos canales para elegir, no como hoy, cuando tenemos literalmente cientos de opciones a nuestro alcance.
La llegada de la televisión de alta definición (HD) a principios de la década de 2000 marcó otro hito tecnológico. Con una resolución cuatro veces mayor que la de la televisión estándar, la HD proporcionaba una imagen mucho más detallada y nítida. Este avance fue seguido por la introducción de la televisión 4K y luego la 8K, cada una ofreciendo un nivel de detalle y realismo aún mayor.
Pero estos avances no se limitaron a la calidad de la imagen. También hubo mejoras significativas en la calidad del sonido, con la introducción del sonido estéreo en la década de 1980 y luego el sonido envolvente en los años 2000. La televisión se estaba convirtiendo cada vez más en una experiencia inmersiva, capaz de capturar la atención y la imaginación de los espectadores como nunca antes.
La era del streaming
Pero la innovación más transformadora en la historia reciente de la televisión ha sido la llegada de Internet y la era del streaming. Las plataformas de streaming como Netflix, Amazon Prime y Disney+ han cambiado la forma en que consumimos televisión, permitiéndonos ver lo que queramos, cuando queramos. Estas plataformas han democratizado el acceso a una amplia variedad de contenidos, desde series de televisión y películas hasta documentales y programas infantiles. Esto también ha cambiado la forma en que se producen los programas de televisión, ya que estas plataformas han comenzado a producir su propio contenido original, compitiendo con los canales de televisión tradicionales.
La llegada del streaming ha significado no sólo una revolución en términos de cómo y cuándo vemos la televisión, sino también en términos de lo que vemos. Las plataformas de streaming han desafiado las convenciones de la programación tradicional, ofreciendo series y películas de todo el mundo, ampliando nuestras perspectivas y rompiendo las barreras del idioma y la cultura.
Es en esta era del streaming donde encontramos algunas de las historias más curiosas y fascinantes. Por ejemplo, ¿sabías que el episodio más visto en Netflix en 2021 fue «La Casa de Papel», una serie española que ha tenido un éxito mundial? O que «The Crown», una serie británica sobre la reina Isabel II, ha ganado más premios Emmy que cualquier otro drama en la historia de la televisión?
La televisión ha pasado de ser una simple caja en la sala de estar a ser un fenómeno omnipresente que nos acompaña en todo momento, en nuestros teléfonos, tablets y ordenadores. Se ha convertido en un reflejo de nuestras vidas, un medio a través del cual experimentamos el mundo y nos conectamos con los demás. En un sentido muy real, la historia de la televisión es la historia de la sociedad moderna.
A lo largo de su historia, la televisión ha sido un medio de entretenimiento, un vehículo para la educación, una herramienta para la comunicación y un reflejo de la sociedad. A pesar de todas las transformaciones que ha experimentado, sigue siendo esencialmente un medio de contar historias, de conectar a las personas y de abrir ventanas a nuevas experiencias y perspectivas.
Así que la próxima vez que te sientes frente a tu televisor, no olvides apreciar el milagro que tienes delante. Porque en cada pixel, en cada fotograma, en cada emisión, hay una historia que contar. Una historia de pasión y persistencia, de locura y milagros, de luz y sombras. La historia de la televisión.